Sergio Larraín alcanzó la reja con dificultad y se apoyó en ella como si estuviera a punto de desmayarse o, lo que considero mucho peor, de vomitar. Debido a que la única Vinculante que tenemos en la APA es Luisa, no he tenido la oportunidad de ver los efectos que uno o más Intrusos provocan en un Vinculante. Me los imagino, eso sí. No me cuesta mucho visualizar a un Sergio Larraín pálido, tambaleante, con la cámara colgando de su cuello y balanceándose de un lado a otro debido al movimiento errático de su portador. Según Emilia, Alonso y ella fueron los únicos que lo siguieron con el fin de ayudarlo, mientras Felicia y Arsenio se quedaban atrás. Si a Emilia le llamó la atención esto, no lo dijo, pero en su rostro se asomaba esa expresión que ya había aprendido a relacionar con el Conjurador: un mohín en la boca que se parecía al desprecio, pero que no lo era, y una fijeza en la mirada inusitada incluso para ella.
Debido a sus propias características, Alonso se mantuvo a unos pasos de distancia de Larraín cuando llegaron junto a él, dándole espacio a Emilia para que se hiciera cargo de la situación. Esta, por su parte, hizo lo que siempre hace en situaciones de emergencia en mayor o menor grado: habló con voz fuerte y clara, casi agresiva, y dio una solución pragmática.
—Larraín, sería recomendable que comiera algo. —Al ver que el joven no respondía y que de hecho se estremecía ligeramente, se atrevió a poner una mano sobre su hombro—. Pronto.
Larraín asintió con suavidad.
—Sergio —dijo Alonso con voz amable—, vaya con Emilia. Coma algo y recupérese. Nos pondremos en contacto con usted para que nos dé un informe de lo ocurrido.
—Sí.
Emilia, que se había girado por instinto hacia Catalán, vio que este le hacía un pequeño gesto para que se acercara. De pronto, la joven fue consciente de la cantidad de gente que los rodeaba, para quienes Alonso era invisible. Porque lo era, ¿verdad?
Estuve tentado a preguntárselo pero no me dio tiempo.
—¿Emilia, vio o sintió algo que quiera decirnos? —le preguntó el Intruso, con una leve ansiedad pintada en el rostro.
—Hay muchos rastros, como puede suponer. Algunos más fuertes que otros. Los Intrusos que le hablaron... —Se giró un segundo para mirar a Larraín, quien ya parecía algo recuperado—. Ellos eran los rastros más fuertes que logré ver.
—¿Nada más?
—No.
—¿Algún Médium?
—Aparte de nosotros, no.
Alonso asintió, pero no parecía conforme en absoluto.
—No es un gran avance.
—Tenemos el dato de la niña. Si quiere puedo intentar averiguar más sobre el tema.
—¿Cómo?
—Tengo un contacto. —Alonso alzó una ceja con curiosidad—. Es la misma persona que me dio información sobre ustedes.
—Ah...
El Intruso miró hacia los andenes y vio las siluetas de Arsenio y Felicia acercándose.
—Es mejor que se vayan ahora. No queremos de Marín comience su interrogatorio. Gracias por ofrecerse a acompañar a Larraín, Emilia. Hablaremos pronto y dé el paso que considere necesario en la investigación.
Emilia quiso decir algo más, como por ejemplo que ella no se había ofrecido a acompañar a nadie a ninguna parte, pero finalmente no dijo nada. Se acercó a Larraín y se lo llevó de allí.
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Figueroa & Asociado (Trilogía de la APA I)
ParanormalUna mujer sube las escaleras del edificio abandonado de calle Independencia con la mirada fija en el último piso, donde sabe que se encuentra la oficina de Figueroa & Asociado, la más extraña agencia de detectives privados de Santiago. Ellos tienen...