Ángela ni siquiera intento zafarse del agarre de Kris, el dolor de su brazo era más fuerte que la desconfianza que había generado esta última.
- Kris... - llamó un poco tímida - ¿en serio ese es tu nombre? - Lo último que Ángela quería era un ambiente incómodo entre las dos, acababa de salir de un infierno, lo mejor era intentar romper un poco el hielo.
- Si, bueno - soltó una pequeña risa
- mi nombre es Kristina, pero siempre preferí Kris - casi al llegar a su casa Kris liberó la cintura de Ángela de su agarre, sabiendo que esta ya no tenía lugar a donde escapar.- Gracias por... Por intentar ayudarme - Ángela nunca había recibido ayuda de nadie, y esto al ser nuevo para ella le generaba cierto temor e incluso un poco de incomodidad.
- No es un intento, pasa - abrió la puerta y se hecho a un lado para que su acompañante entrara - No hago esto muy seguido pero...- le ofreció una cálida sonrisa - hare más que solo un intento por ti -
Ángela se quedó mirando directamente a Kris por un momento, estaba sorprendida, analizó a la chica un momento y luego reaccionó.
- No tienes pinta de que ayudar sea precisamente tu campo - al ver que la cara de la otra pasaba de ser sonriente a seria se arrepintió de sus palabras - Lo... Lo siento, yo no... - intento disculparse.
- No importa - la interrumpió y volvió a sonreír - no es la primera vez que me lo dicen - Ángela sintió culpa, pero antes de que pudiera articular palabra volvió a ser interrumpida - demasiada charla sobre mi. Creo que hay algo más importante que atender - apuntó al brazo de la chica.
- Si bueno, no es para tanto - Ángela cubrió nuevamente el corte.
- Ven por aquí - dejó su mochila en el piso del pasillo y caminó hasta la cocina con Ángela detrás de ella.
Ya en la cocina le pidió que se sentará en una de las sillas de la barra y le dijo que esperara.
Ángela examinó la habitación. Era dos veces más grande que su cuarto; piso de madera de roble obscuro, paredes cubiertas de impecable baldosa blanca, detalles de la misma madera, todo estaba delicadamente ordenado. Incluso llegó a sentir envidia.
No fue mucho tiempo para que Kris volviera con un botiquín de primeros auxilios.
- Bien, tu brazo por favor - Ángela extendió el brazo en la barra en frente de Kris.
- Tu casa es realmente grande - recalcó la menor desviando la vista hacia el candelabro que colgaba casi sobre ella. - Auch - se quejó.
- No te muevas - tomó con más fuerza su brazo obligándola a quedarse quieta mientras frotaba el algodón sobre su herida.
- Duele - se quejó Ángela haciendo una mueca.
- Lo siento, es necesario, por favor quédate quieta ya - nuevamente Kris empezaba a perder la paciencia.
- Bien... - intento no retorcerse tanto - ¿Vives sola aquí? ¡AUCH! - volvió a intentar retirar el brazo, lo cual le fue imposible por el agarre de Kris, quien gruño irritada.
- Te dije que no te muevas - jalo su brazo con menos delicadeza.
- Pues no seas tan bruta - reclamo Ángela - Y no respondiste mi pregunta - mordió su labio inferior reteniendo el dolor.
- Por desgracia no, vivo con mis padres - soltó el brazo de Ángela - ya está princesa, termine con tu brazo -
- No me llames princesa - observo su brazo ya vendado y lo movió, el dolor había disminuido. - Gracias... -
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Mi vida a cambio de Ti |•|LGBT|•|
Romans¿Que es el amor? ¿Cuales son sus efectos? ¿De que eres capaz por amor? ¿Enserio una mujer puede hacer un cambio en su vida? ¿Una mujer le puede dar tantas respuestas como las que ningún hombre le a dado? Kristina siempre se sintió fuera de lugar...