die Dunkelheit

Capítulo 12

Ancel llegó una hora más temprano de lo acordado, así que tuvo que esperarla, el recuerdo le causaba un ardiente deseo de verla, una ansiedad insoportable. La intensidad de sus ojos oscuros hacía honor a los escombros de la noche, a los rincones más escondidos que la oscuridad jamás podía poseer. Cerró los ojos y acudió a su mente el recuerdo, sintió su corazón palpitar en su mano, así que abrió los ojos y frente a él estaba Scarlett sentada, explicándole el plan, ambos estaban limpios y ella encendió el segundo cigarro de la noche (que él había visto).

- El plan es este, pero antes que nada, quisiera saber si estarías de acuerdo en romper la ley de vez en cuando.

Él se quedó contemplándola con los ojos completamente abiertos, notó de nuevo esa expresión de querer respuesta en ella, a pesar de eso, se tomó su tiempo para responder, miró sus manos callosas y ásperas e hizo puños con estas, la frente le sudaba y en su cabeza estaba el vívido recuerdo de la cara de su madre y su hermano juntos y por otro lado él, como un residuo, como si no importara. Para cuando volteó la cabeza hacia ella, sus pupilas eran tan solo un punto en medio del verde de sus ojos; la miró, una pierna posada encima de la otra y exhalando humo con aire de realeza. Su voz nunca fue tan clara y gruesa como entonces.

- Estoy de acuerdo.

Las cosas se habían vuelto diferentes a partir de ese momento, el plan consistía era más complejo de lo que sonaba. Un conocido de ella había muerto, dejándole fortuna en bruto: drogas y armas que ella tenía que vender. Otro conocido vendía muebles pero quería dejarlo y hacer otra vida, le consiguió contactos de distribuidoras y ahora el negocio se traspasaría a ella, ahora sólo era cuestión de lavar. Dos sujetos le acompañaban casi todo el tiempo, el papel que desarrollaba él era únicamente de contaduría de ambas cosas, ella se encargaba de los contactos y tratos importantes. A pesar de que Rick y Rod la acompañaran casi en todo momento, ella prefería llevar a Ancel con ella para este tipo de negociaciones, donde él admiraba su agudeza para los tratos, así alzó la empresa y su pequeño círculo de narcotráfico, escalando poco a poco por ella misma (y sus asociados) en los negocios hasta convertirse en la persona que hoy es, adquiriendo una casa propia.

Después recordaba esa vez donde no sabía de dónde le surgió la necesidad de ir a su casa a visitarla, ella lo invitó a pasar y platicaron, fue entonces cuando se dio cuenta de que regresaba ese sentimiento de anhelo que sólo había sentido con su maestra, pero ya no era tan puro, en vez de sentir flores y la primavera llegar con aplomo, sentía el invierno, sentía noviembre y las venas negras, la sangre le obstruía y podía bien vivir sin ella, tal vez incluso sin corazón, deseaba que hasta la última gota de color negro se colara en su cuerpo. La deseaba.

Ella lo sabía de antemano y también se sentía atraída por él, pero no de la misma forma, sabía que era una persona intelectual y de lo más seria y también algo sombrío, era su tipo, aquella vez lo sedujo sin fronteras y descubrió otras perspectivas. Ella también lo recordaba, recordaba cuando ella esta vez fue a su casa y una madrugada en vez de quedarse en cama como usualmente sucedía, lo encontró a oscuras en la planta baja, tocando el piano, inmerso, no recordaba cuando se sintió tan seducida como entonces, tan complacida, la melodía no era ningún clásico ni alguna melodía que se tocara por ese entonces y sintió que fue hecha para que ella acudiera a escucharla, para llamarla. Los ojos de Ancel brillaban de vacío, de maldad y era una sensación totalmente suya, había sido el mejor encuentro de su vida.