FOUR

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She Used To be Mine - Sara Bareilles


Katie tomó el vuelo de su vestido con ambas manos para facilitar su necesidad de correr. Corría lo mejor que podía con tal extravagante atuendo, solo tenía que imponer toda la distancia que podía de ese endemoniado lugar.

Sin que ella fuera consciente, su figura parpadeaba ante ojos ajenos. Se veía a la vampiresa con los ojos rojos y piel blanca como el mármol que solo tenía una expresión afligida corriendo por el vacío pasillo de piedra. Al parpadeo se veía a una hermosa joven con la piel blanca besada por el sol y hermosos ojos avellana que tenía ríos de lágrimas corriendo por sus mejillas sonrosadas. Un parpadeo. La vampira seguía corriendo por el pasillos. Parpadeo. La humana volteaba un pasillo y comenzaba a bajar por unas escaleras de piedra. Parpadeo. La vampira se apoyaba contra el muro de piedra de una habitación casi olvidada del castillo de los Volturi y se deslizaba hasta el suelo con el hermosos vestido. Parpadeo. La humana se cubría el rostro con las manos.

Kat separó sus palmas de sus mejillas y frunció el ceño y calló sus sollozos al ver el rastro de lágrimas. Tocó sis mejillas con delicadeza y, en efecto, estaba llorando. Se quedó en shock con las mirada clavada en el fondo de la habitación. Dirigió sus ojos a sus brazos y pudo apreciar cómo su piel parecía cambiar como la de un camaleón, pasaba de ser de porcelana a tener las pequeñas pecas sobre el color bronceado. Su boca abierta del asombro, sus manos temblando por la conmoción.

Parecía que mientras más se alteraba, más rápido ocurría el cambio. No se vió capaz de hacer otra cosa que cubrir sus labios con el dorso de su mano para tratar de acallar sus incontrolables sollozos. Los meses de encierro, el dolor solo se había liberado de golpe y le hacía sentir que nunca pararía.

Cualquier que pudiera estar presentes diría que era la visión, más hermosamente caótica posible. Una chica de rasgos cambiantes, sollozando en una esquina en la oscuridad de una antigua y abandonada habitación. Que limpiaba con furia sus ojos cambiantes, que inclusive llegaban a ser uno rojo y otro avellana o una extraña mezcla de ambos dentro del mismo iris.

Cuando su llanto se detuvo, también el cambio, regresándola a su apariencia de vampiresa.
Y solo podía pensar en que lo daría todo por poder regresar, poder evitar unos cuantos errores y evitar caer en ese pozo interminable de desesperación y dolor.

EL recuerdo de sí misma le parecía lejano. Una Kat sin dolor, sin apuros, sin miedos. Dispuesta a tomar el mundo que estaba a sus pies. Dispuesta a dar todo de sí, a amar. Esa Kitty imperfecta y que cometía errores, pero que esta nueva Kat solía conocer. Esa Kitty había muerto hacía mucho.

Ahora tendría que enfrentarse a la realidad. "El retrato de una reina, Katerina." le había susurrado Aro cuando la invitó a bailar en el baile de honor a los Volturi. Aun se le erizaban los vellos de la nuca. Le anunció que partiría a la noche siguiente con Nik y Jane hacia Forks para supervisar el final de una operación que los Volturi tenían ahí, y eso solo podía significar malas noticias.

Jane se había ido un par de semanas y había vuelto días antes para ayudarla a con su vestido, ahora tenía sentido para Kate. La rubia, compañera de su amigo, había ido a supervisar la formación de un ejército de neófitos liderados por Riley Biers. Supuso que los Volturi no querrían dejar cabos sueltos como Isabella Swan y por eso mandaban a otros a hacer el trabajo sucio.

Una parte de Katie no podía con la emoción de ver de nuevo a todos aquellos a quienes amaba. A la manada, a los niños del orfanato, a Rosalie, a Jasper, a Charlie. Pero la parte que había ganado había sido el terror. El pavor a encontrarse con aquellos que le hicieron tanto daño, y miedo puro a la "sorpresa" que Aro había anunciado les esperaba a los tres ahí.

Iba a ser una pesadilla hecha realidad. Aún más ahora que descubría tenía un don como vampiresa.

*

*

*

Seth Clearwater se consideraba el chico más afortunado del planeta. Simplemente por el hecho de poder estar sentado en la arena de La Push, tomando la mano de Anna, su impronta.

Le parecía irreal por todo lo que su padre le había contado sobre las improntas, sobre la imprimación. Nunca pensó encontrarlo y menos a tan corta edad comparándose con los demás.

La hermosa chica de 16 años a su lado volteó a mirarlo y le sonrió, y Seth pensó que su corazón saldría de su pecho por el pensamiento que esa hermosa sonrisa reflejada en los penetrantes ojos azules iba dirigida a él.

- Seth? - preguntó Anna al notar que Seth había dejado de hablar.

- Ah? Sí, si ... - se aclaró la garganta. - Mañana necesito que te quedes con Emily todo el rato. Sin importar qué, de acuerdo, Annie?

- Por qué? - preguntó la chica.

- Solo, hazme caso. Confía en mí. Confía y te juro que te lo explicaré cuando todo haya pasado.

- Lo prometes? - ella alzó su dedo meñique con un brillo divertido en sus ojos.

- Lo prometo. - él enroscó su meñique con el de ella.

Ambos sonrieron y la chica le dió un tierno y casto beso en la mejilla. Seth sintió que la piel que había recibido el contacto quemaba, y deseaba grabar en su memoria la sensación.
Sobretodo cuando al día siguiente tendría que ayudar al enfrentamiento contra los licántropos.

*

*

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Querido lector,

Lamento anunciar que este es el último capítulo que voy a poder subir este fin de semana.

Pero anuncio que ya se viene el capítulo final de Eclipse y el epílogo.

Voten y comenten qué les pareció y qué creen que pasará ahora.

Love,

Elle.

Upside down - Twilight Saga fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora