Capítulo 5: Receso de flashbacks

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―Perdóname ¿sí?... tal vez hice algo que te molestó...
―No te preocupes‚ perdóname a mi‚ es que... en serio, a veces me comporto como una loca....
―Bueno, mientras solo lo seas un poco es lindo.

Involuntariamente estaba coqueteando con ella, eso no había sido muy bueno que digamos, pues acababa de recordar lo mucho que quería a Fiorella. Eso no quitaba el hecho de que me parecía atractiva, pero no era buena idea dejarse llevar por eso.

Luego de todo esto‚ era ya casi mediodía.

―¿Y ahora qué? ―le pregunte.
―¿Qué? ¿Qué de qué? ―respondió.
―¿Hacia dónde vamos?
―¿No podemos quedarnos aquí toda la vida?, jeje
―Eso no lo digas ni en broma
―Calma... creo que ya tengo un plan ―Buscó un mapa entre los cajones― Este es el mapa de Islas Ígneas, nosotros estam...
―¿Como supiste que habría un mapa ahí?
― ¿Qué? ah... no sé si en donde vives es así, pero aquí todos tienen un mapa en sus casas... o al menos la mayoría...
―¿Por? ―Me sorprendía mucho el tema.
―El alcalde... que a todo esto ¿dónde estará?, dijo que era necesario... para temas de evacuación y cosas de ese tipo... ¿vas a seguir de preguntón o vas a oírme?

Los peces gordos de la ciudad, serian los primeros en irse, recordar que eso pasa en todos lados me hace molestarme un poco, con la vida y un tanto con ellos.

―Lo siento‚ prosigue... ―Maldita curiosidad.
―Nosotros estamos en Saint Mark... ¿de dónde me dijiste que venías?
―No te lo dije, de Linken.
―Genial. Al este de la ciudad está Ciudad Central, ahí hay dos aeropuertos.
—Lo sé, ¿pero por qué no hay aeropuerto aquí, Kim?
—Saint Mark es una ciudad que vive del comercio marítimo. La mayoría creyó que no era necesario, además usaban el de Ciudad Central.
—Ahora no hay aeropuerto...
—Lo sé, desde que cerró iniciaron los planes para tratar de hacer que el aeropuerto clausurado pase a control nuestro, pero no llegaron a mucho. Ya deja de atormentarme con esas preguntas.
—Lo siento... entonces, ¿cuál es tu plan?
―Bueno‚ no es mi plan únicamente‚ también es de Bill.
―¿Y quién es Bill?
―Bill Cassidy‚ el que me provee de estos juguetes.
―¿Y dónde está el tipo ahora?
―En su "local" a unos minutos de aquí.
―No entiendo nada ―¿No sé supone que los sobrevivientes se unan?
―Déjame y te explico. Consigo recursos con Bill regularmente, me gusta coleccionar armas. Tenía un mini campo de tiro en mi casa.
―¿Qué clase de armas?

En eso me imaginé a la amante de las armas con sus "juguetes" en una posición sugerente, por fortuna ella no podía leer mi mente.

―Pistolas‚ sub-fusiles‚ fusiles de asalto‚ francotiradores; incluso quería un lanzacohetes, pero Bill no me lo vendió.
―¿Por qué? ―Ya me lo imagino.
―Me dijo: Esto no es para practicar tiro‚ desquiciada.
―Jajajaja... ―Hasta Bill sabe que está loca.

Trato de evitar reírme cuando la gente cuenta cosas como estas, pero a veces esas cosas molestas son demasiado graciosas, para los oyentes, claro.

―Deja de reírte ―Parecía un poco molesta.
―Lo siento, lo siento... pero en serio eres una fanática de las armas.
―Las armas son mi vida‚ se podría decir.
―Combinan muy bien contigo.
―Oye... no digas esas cosas... jiji...

Dentro de todos estos sucesos‚ aun había tiempo para jugar un poco‚ creo que la actitud de Kimberly me contagiaba.

―Ya, dime cuál es el plan.
―Me gustaría contarle, pero ahora es confidencial.
―Debe ser una broma‚ ¡vamos, Kimberly!
―Si me das un beso primero.
―Ya hablamos de eso‚ por favor ―No otra vez.
―Solo uno... ¿sí? ―Me miró a los ojos.

Pesadilla ígneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora