Pesadilla ígnea

Capítulo 11: Prodigiosa conversación

Mi curiosidad me rebasaba y esta fue la mejor manera de ver si conseguía respuestas. Por suerte esta especie de trato funcionó a la perfección, Ninochka me preguntó cosas sobre la cultura en esta parte del mundo. Era algo realmente fascinante que las cosas más normales para mí no lo fueran para ella. Su turno terminó y era ahora de mi interrogatorio, comencé por un "¿De dónde eres?"

—Bueno... soy de Moscú.
―¿Y tus padres, saben qué estás aquí?
―Papá, no tengo idea, mamá no puede...
―No te entiendo...
―Papá me abandono y mamá murió. Por eso.
―Oh‚ lo siento... ¿y nunca fueron a buscarlo?
―Mamá dijo que no necesitábamos nada de ese hombre‚ por los siguientes años me mantuvo sola y no me hizo faltar nada.

Note un semblante triste en su mirada, a través de los ojos marrones claro que tenía. Me explicó luego que su madre murió cuando tenía ocho años en un accidente de tránsito y que luego fue cuidada por su tío.

—Resulta que mi tío era un miembro del PAG‚ como él no podía pagar todos los gastos de mis estudios recurrió a sus "colegas".
―¿Y eso en qué ayudó?
—Le propusieron un trato‚ el PAG utilizaría sus fondos para pagar mi carrera y a cambio...
―¿Carrera?... espera... ¿en qué momento terminaste la escuela?
―Ay... a los siete años. Es el momento en el que te sorprendes.
―Eres... increíble... ―Y sí, estaba muy sorprendido.
―Si tuviera un rublo cada vez que me lo dicen...

La promesa que hizo el tío de Ninochka a sus camaradas era que a cambio de pagar sus estudios de Farmacología ella se uniría a su grupo de científicos para desarrollar medicinas que aumenten las capacidades de los miembros del PAG.

—Lo que nunca me dijeron es que el PAG era una organización delictiva, pero una promesa es una promesa‚ yo también lo prometí. La Doctora Ninochka Pimenova no incumple sus promesas.

—Es demasiado para procesarlo. ¿Tienes tu título, verdad?
—Doctorado en Farmacología. Lo dejé en Rusia.
―Nunca se me dio bien la química, sabes...

Luego de todo ese intercambio de preguntas parece que los dos nos dimos cuenta que quizá no estábamos de lados opuestos, esto era de un hermoso gris, no era blanco, y tampoco era negro.

―Oye‚ tal vez empezamos mal‚ no eres mal sujeto, Thomas.
—Es una respuesta muy madura para alguien de tu edad... ¿amigos?
—Supongo que estar con gente madura causa madurez. ¿Amigos?... jamás dije eso, tengo que volver a mi investigación.
―No tienes que ir a ningún lado, no le debes nada a nadie, Ninochka.
―No sé, desde que mi tío desapareció se puede decir que esos otros doctores son mi única familia, ¿a dónde iría?

Por muy inteligente que fuera parecía estar encerrada en una burbuja mental, quise romper aquella burbuja hablándole sobre las criaturas, los policías asesinos y el estado de la ciudad. La gran sorpresa estaba por venir, la niña no sabía nada de esto; y los otros investigadores, tampoco.

―Estás en el peor lugar del mundo en el peor momento y esos idiotas no se molestaron en decirte, Ninochka.
―Yo... no tengo otro lugar a dónde ir.
―Ven con nosotros, nos iremos de este lugar cuando rescatemos a mis compañeros. Vas a estar bien.
―¿Cómo sé que puedo confiar en ti?
―Te doy mi palabra...
―Lo pensaré, solo... dame un minuto.

La dejé un momento a que terminara de procesar todo eso, salí de la habitación a ver qué pasaba con Kimberly y Jerkov. Estaban muy concentrados en lo que decían‚ parece que la conversación era interesante.

—Ah‚ hola‚ Taylor —dijo Jerkov—. Mientras tú hablabas con la niña de la vida‚ Hermosa y yo ideamos un plan para rescatar a sus compañeros.
—¿Qué es eso de "Hermosa"? —pregunté.
—Se le ocurrió llamarme así —dijo Kimberly.
—¿Cuál es el plan? —pregunté.
—Te lo explicaré. Primero, tenemos más o menos dos horas antes de que llegue el jefe y los maten.
—Si es que no lo han hecho ya, luego de nuestro escape —añadió Kimberly— pero no hay que ser pesimistas.
―Ya te dije, Taylor, los del PAG suelen seguir el protocolo, estoy seguro de que están vivos.