Capítulo 4: Vesania y recuerdos

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Me desperté intempestivamente‚ ella me dio una bofetada.

―Te dije que no trataras de propasarte conmigo —Me volvió a golpear.
―No tengo idea de lo que estás hablando ―respondí.

Me apuntó con su Desert Eagle‚ levanté la manos por impulso.

―¿Quieres que te dispare, verdad?
―¿Qué demonios te pasa ahora?
―¡Esto me pasa! ―Disparó al piso, me asusté en verdad.
―¿Acaso crees que soy fácil?, ¿Doug te dijo: "Kimberly es una chica fácil"? ¿Eh?
―Espera‚ cálmate‚ ¿qué se supone que hice mal?
―Bueno... te subiste a la cama‚ me abrazaste...y
―¿Hice alguna cosa que no me pidieras? —Me le acerqué lentamente.
―Bueno...yo...eh...
―Anda‚ dame eso...
―Tómala. Escucha‚ lo siento, no sé... a veces... yo
―Ahora hablaré yo. Estoy cansado de tus estupideces y de tus cambios repentinos de humor. Eres irritante.
― ¿En... serio?
―Sí‚ ahora me iré lo más lejos que pueda porque prefiero que me maten esas criaturas a que tú me dispares un día de estos.

Estaba furioso‚ esto último había pasado los limites‚ ya no me sentía seguro; pero algo me decía que debía quedarme. Si esto fuera una película cutre yo no le pondría la etiqueta de "Acción", "zombis" o "Ciencia ficción", le pondría un "comedia romántica" tampoco quería que esta pesadilla se pusiera más sangrienta, es solo que no estaba acostumbrado a estas situaciones.

―Lo siento‚ ya... en serio —dijo.
―¡No‚ ya basta!

No podía abandonarla, es cómo que "algo más que una coincidencia" me llevó hasta ella. Douglas sabía de ella, el señor Práxedes la conocía, «Quizá solo está algo conmocionada, ya se le pasará», pensé.

―De acuerdo‚ no llores ―La abracé.
―Tengo que controlarme más‚ ¿no? ―Por mí bien más que por el tuyo.
―No te preocupes....

Tenía algo en su mirada‚ esos cautivadores ojos eran una oferta que no podía rechazar.

―¿Y si olvidamos esto y buscamos algo de desayunar, Tommy?

Volvimos al primer piso y ella me pidió que me sentara. "Veré si encuentro alguna otra cosa en la cocina", me dijo. "¿Bromeas?, no eres mi sirvienta. Te acompaño, ¿sí?", respondí. Ese desayuno fue una escena divertida‚ ya que estuvimos, obviamente de broma, peleando por la caja de cereal que sacamos de la despensa.

―¿Me quieres? ―preguntó.
―Bueno... yo... eh..."algo"
―Me conformo con eso por ahora...
—Sabes, eres genial cuando te comportas, Kim.
—¿Qué?

Kimberly hacía que por momentos me sintiera un galán. Recuerdo que nunca me había sentido tan codiciado‚ era muy reservado cuando estaba en la escuela‚ mi círculo de amigos algo reducido‚ y el de amigas aún más. Me era muy difícil entablar conversación con alguien nuevo. Hasta podía recordar que Fiorella fue la que me abordo a mí...

―¿Eres Thomas‚ verdad?
―Sí ―La frialdad de mi voz camuflaba mi nerviosismo.
―¿Me podrías ayudar con esto?

Me mostró un ejercicio de literatura‚ esos donde tenías que ubicar las silabas métricas de un verso‚ y a veces todo un poema. Yo era muy bueno en la materia‚ me encanta‚ grandes historias escritas por autores variados‚ que te llevaban a diversos mundos. Ni que decir de la poesía‚ simples palabras ordenadas de maneras que te podían hacer reír y llorar a la vez. Mi dominio iba en ese campo‚ las humanidades estaban dentro de mi zona de confort. Ahora‚ las ciencias nunca me gustaron, de ahí mis malas notas por las que también llegué a discutir alguna vez con mis padres. No entendía‚ hacia un esfuerzo‚ sí. Llegué a apreciar‚ solo un poco‚ algunas como Biología o Física. Las demás‚ no sé cómo decirlo sin usar malas palabras. Ahora‚ volviendo a lo importante‚ le explique detalladamente cómo responder ese tipo de ejercicios‚ ella pareció comprender.

Pesadilla ígneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora