Un par de horas habían pasado desde el momento en que pudo recuperar a su bebé, sin embargo no había tenido tiempo para disfrutarlo. El pequeño seguía muy mal de salud y la tormenta cada vez parecía estar más cerca de la isla.
Uno de los típicos carritos de limpieza era arrastrado por el pasillo de aquel lugar y gracias a que era muy tarde en la noche, el sitio parecía estar solitario y silencioso, siendo únicamente perturbado por el sonido de las ruedas girando.
Entonces la puerta trasera se abrió.
— Hey... —cuestionó un hombre armado— ¿a donde demonios crees que vas?
Escuchó el sonido del arma cargándose.
— ¿Acaso no es obvio? —el hombre miró con seguridad hacia su colega— soy parte de los experimentos de este lugar, no tengo porqué darle explicaciones a un guardia... —gruñó fingiendo molestia— pero si tanto quieres saber, déjame decirte que lo que hay aquí es muy tóxico, creemos que incluso radioactivo.
El hombre frunció el ceño y lanzó una rápida mirada hacia el carrito.
— ¿Qué es? —cuestionó sin dejar de apuntarle a la cabeza.
El hombre suspiró nervioso y miró a su alrededor en señal de que lo iba a decir era muy delicado. Entonces se acercó al guardia con cautela.
— El cadáver de Chae Hyungwon y su bebé... —susurró provocandole un notable escalofríos al hombre que al parecer estaba enterado de la situación— no sabemos qué demonios usó en su propio cuerpo, pero parece estar radioactivo y enfermando a quien sea que se le acerque por demasiado tiempo, es por eso que debemos deshacernos de él ahora.
El asustado guardia miró al carrito y dio un paso atrás tan solo de pensar que podría enfermarse por una absurda charla.
— Entonces date prisa... —susurró haciendole una señal para que saliera rápido— vuelve en cuanto puedas, tengo prohibido abrir las puertas para que alguien salga o entre.
El hombre asintió fingiendo seriedad.
— Tranquilo, si ves que no regreso pronto es porque yo también me he enfermado o me encontré con algún infectado afuera, así que tú cierra en cuanto puedas... —suspiró fingiendo resignación y comenzó a arrastrar el carro hacia afuera.
El guardia lo miró con pena, pensando en que su colega estaba haciendo un enorme sacrificio por salvar sus vidas, pero en ese momento un fuerte ruido irrumpió en el tranquilo silencio de la noche.
El llanto del bebé se hizo notar desde dentro y el cuerpo del científico se paralizó por completo al escucharlo porque sabía que su farsa se había venido abajo.
— ¡Oye! —gritó el guardia, quien no dudó en comenzar a disparar.
El asustadizo científico no podía hacer nada más que esperar su inminente muerte, pero a pesar de haber escuchado los disparos no sintió que ninguno impactara contra él.
Cuando se giró pudo ver al débil Hyungwon estrangulando al guardia de seguridad contra la pared mientras la enorme puerta de metal comenzaba a cerrarse.
— ¡Hyungwon! —gritó el asustado hombre, entonces el delgado avanzó hacia él adolorido— l-lo siento tanto, yo... Yo hice lo mejor que pude y...
El delgado asintió adolorido y le hizo una señal para que guardara silencio.
— Lo sé, tranquilo... —soltó un largo suspiro y sacó al bebé del carrito para finalmente esconderse entre los arbustos y la oscuridad de la noche, sabiendo muy bien que vendrían a por ellos en cuestión de minutos— necesito que mantengas la calma. —susurró— estamos fuera de allí y debemos seguir con el plan.

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The Last Thing
FanfictionHyungwon es lo que se podría considerar un chico prodigio. A su corta edad había sido capaz de hacer cosas increíbles para la ciencia, pero jamás se imaginó que lo que consideraba "el proyecto de su vida", fuera una maldición que arrastró al sufrimi...