Mientras sentía como sus empapadas mejillas eran golpeadas por el fuerte viento frío que provenía de la costa, mantenía sus ojos cerrados, deseando que a pesar de que fuera imposible, su dolor emocional cesara lo suficiente como para concentrarse en volver. Pero tan pronto como quería emprender su camino de regreso al embarcadero, se quedaba paralizado.
Un día, Wonho le dijo con una enorme sonrisa que él era alguien fuerte, a lo que él negó con mil razones aparentemente verdaderas. Pero la respuesta de su pareja fue aún más fuerte cuando con toda la tranquilidad del mundo susurró: “eres fuerte ante mis ojos y aunque soy el único que lo dice, no significa que esté equivocado; solo significa que soy la única persona capaz de conocerte más allá de lo que tú te conoces a ti mismo”. Y por alguna razón esas palabras golpeaban su cabeza una y otra vez en esos momentos.
Se preguntaba cuál era la fortaleza que Wonho había visto dentro de sí, porque en esos momentos estaba deseando partirse en dos para que una parte suya se fuera de aquel lugar y viviera nuevas experiencias junto a su pequeño que tanto había esperado, mientras que otra parte suya quería aferrarse al cuerpo que estaba tendido sobre el suelo a sus espaldas y quedarse allí hasta que que aquellos murmullos que escuchaba claramente llegarán hacia él y acabaran de una buena vez con el dolor de su corazón.
¿Cuál era la última cosa que debía hacer?
Soltó un fuerte sollozo y aunque prometió que no lo haría, volteó lentamente hacia su pareja, necesitaba verlo una vez más aunque el tiempo jugara en su contra. A esas alturas ni siquiera sabía si saldría vivo de ese lugar, pero tampoco le importaba.
Se puso de rodillas frente a Wonho para poder observarlo un poco más, intentando ignorar que el viento era cada vez más fuerte y que la tormenta podría acabar con su amado en cuestión de minutos.
Aún abatido por el dolor decidió que era hora de partir, porque pese a su dolor necesitaba intentar escapar de ese lugar y darle a ese bebé una vida digna, tal como Wonho deseaba.
Se levantó del suelo aún sintiendo que sus piernas pesaban mucho gracias al temor y al dolor de abandonar a su amado, pero esta vez ignoró ese sentimiento y comenzó a avanzar con paso firme en la dirección en la que debía ir. Sin embargo la vida da mil vueltas y se aprovecha de nuestra fortaleza para ponernos a prueba.
Un leve sonido hizo que se paralizara en su lugar.
— Hyun... —escuchó, seguido de un adolorido suspiro que lo obligó a voltearse— Hyungw... A tu... —su corazón quería salir de su pecho al ver a Wonho viéndolo desde el suelo e intentando mover su mano hacia algún sitio. Pero él simplemente no podía reaccionar— ¡Hyungwon, cuidado!
Al escuchar el grito de Wonho se asustó, pero no comprendió el asunto hasta que vio como Wonho había roto las cuerdas y había rodado por el suelo para alcanzar una persona que estaba peligrosamente cerca de él y que pese a su poca fuerza, había inmovilizado.
Al ver la acción, se dispuso a defenderse y apartar aquella persona de Wonho para evitar que le hiciera daño, pero antes de que pudiera llegar a donde ellos, el hombre le dio a Wonho una fuerte descarga eléctrica en el pecho haciéndolo caer sin fuerzas al suelo.
— ¡Carajo! —gritó el molesto hombre y lo miró apuntándole con un arma eléctrica— ¡¿Por qué demonios nos haces exponernos a estas malditas criaturas?! —el frustrado hombre lo miró por varios segundos y luego se rió— perdona, olvidé que no solo eres un puto egoísta, también eres un maldito mutante.
Al ver a Hyungwon paralizado en su sitio viendo hacia Wonho, decidió que era momento de usar su arma y acabar con el problema de raíz. Pero lo que el hombre no consideró es que estaba frente a la única persona en la tierra con el ADN perfecto, capaz de soportar dolor físico, de reponer su salud casi instantáneamente y de convertirse en un inhumano si se lo proponía.

ESTÁS LEYENDO
The Last Thing
FanfictionHyungwon es lo que se podría considerar un chico prodigio. A su corta edad había sido capaz de hacer cosas increíbles para la ciencia, pero jamás se imaginó que lo que consideraba "el proyecto de su vida", fuera una maldición que arrastró al sufrimi...