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Hacía demasiado frío, su garganta estaba seca, sus labios estaban partidos y su cuerpo estaba visiblemente debilitado.

Abrió los ojos con pesadez, sintiendo sus párpados muy rígidos y una extraña comezón en su cuello.

Por instinto llevó su mano izquierda a la zona afectada para palpar qué era aquella extraña sensación dolorosa, pero no sentía nada superficialmente así que supuso que se trataba de la reacción de su cuerpo a la aguja que Wonho había puesto sin cuidado sobre él.

La verdad no recordaba en qué lado había sido aplicado el antídoto porque estaba muy alterado en aquel momento como para prestar atención, pero era la explicación más coherente.

O al menos eso pensó.

Se incorporó lentamente intentando estirar sus extremidades, pero fue una tarea casi imposible debido a lo reseca que estaba su piel y lo mucho que dolían.

— Carajo... —susurró al borde de las lágrimas al intentar estirar sus piernas de la incomoda posición en la que se quedó la noche anterior— mierda, mierda...

Sollozó y rompió en llanto al sentir como su pierna derecha sufría un terrible calambre que amenazaba con romper sus tendones, así que llevó ambas manos a su pierna en un intento desesperado por relajar sus músculos.

Pero hizo demasiado ruido.

Escuchó un fuerte gruñido proviniendo de la otra punta de la sala y se estremeció al ver que un infectado estaba allí, más precisamente el mismo hombre que le dio ánimos la noche anterior.

Su intenso dolor persistía, no sentía movimiento de parte de su bebé y estar en medio de aquella situación lo aterraba demasiado.

Se llevó una mano a la boca intentando acallar su llanto y comenzó a arrastrarse por el suelo en dirección a la puerta del lugar esperando ser salvado, pero la situación estaba sobrepasandolo y el infectado seguía lentamente el leve sonido de su cuerpo arrastrándose con dificultad.

Cuando llegó a la puerta, su espalda chocó contra esta y pudo notar que en el techo del lugar parpadeaba la luz roja de una pequeña cámara de seguridad, necesitaba comunicarles lo que estaba pasando así que soportando sus terribles ganas de llorar amargamente comenzó a hacer señales hacia la cámara esperando ser auxiliado antes de que algo malo ocurriera.

Pero no había respuesta o ayuda de ningún tipo, así que tenía que recurrir a su última opción; hacer un poco de ruido.

Clavó su mirada en aquella monstruosa criatura que escuchaba con atención en busca de una víctima y empuñó su mano llevándola suavemente contra la puerta para finalmente golpear contra esta con fuerza muy moderada.

Fue solo un pequeño golpecito que quizá no escucharon ni los que estaban afuera, pero fue lo suficientemente fuerte para ser escuchado por la criatura quien no tardó en acercarse más.

Deseaba tener algo, cualquier objeto para lanzarlo al otro lado de la habitación y huir de allí si se lo permitían, pero no tenia nada más que su bóxer consigo.

Limpió sus silenciosas lágrimas y volvió a respirar profundamente procurando que su respiración no fuera demasiado ruidosa, así que volvió a empuñar su mano y está vez la dejó ir con más fuerza contra la puerta provocando un sonido seco que la criatura no tardó en ubicar.

El infectado avanzó a toda velocidad hacia él, intentó moverse de lugar pero sus piernas seguían sin reaccionar así que se tiró hacia un lado y la fuerte mano del infectado rasguñó la puerta profundamente haciéndolo temblar.

Nadie abría, nadie lo sacaba y estaba demasiado cansado y adolorido como para defenderse así que se arrastró a través de la habitación intentando huir de aquel enfurecido infectado; pero poco duró en la odisea porque antes de poder darse cuenta su adolorida pierna había sido alcanzada y rasguñada superficialmente obligandolo a gritar de dolor.

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