10.

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Hay pocas situaciones en la vida que pueden producir una sensación tan agobiante como la que estaba sintiendo; No estaba inconsciente, pero no podía moverse porque estaba drogado y podía sentir muy claramente como algo filoso era incrustado sin cuidado en la desnuda piel de su abdomen.

Al sentir como el filoso aparato era arrastrado hacia un lado para desgarrar su sensible piel, intentó moverse, gritar o hacer algo para impedirlo, pero todo lo que salió de su boca fue un leve gruñido que llamó la atención de los presentes.

— ¡Sujetenlo con fuerza! —gritó el hombre a cargo de las demás personas, quienes no tardaron en acatar su orden.

No fue hasta ese momento que se dio cuenta que estaba reaccionando al daño que recibía, incluso reaccionaba involuntariamente; su cuerpo entero se contraía y sus manos se empuñaban con fuerza desmedida mientras el resto de su cuerpo luchaba por reaccionar pese a la fuerte droga.

— ¡Listo! —anunció la mujer que había cortado su piel— es hora de sacar al feto.

Su borrosa mirada se posó en todos y cada uno de ellos grabando sus rostros en su memoria con una facilidad increíble, pero en ese momento sintió como un par de manos irrumpían sin cuidado en su interior, a través de la enorme herida de su abdomen.

Nunca había pasado por una situación de esas, pero durante todas las citas médicas le fue explicado como sería el procedimiento para sacar a su bebé sano y salvo, así que sabía que ellos no tenían la mínima intención de hacer las cosas bien.

Soltó un grito ahogado y su cuerpo se contrajo nuevamente sin dejar de percibir a lo lejos aquella extraña sensación dentro suyo.

De nuevo intentó hacer algo pero solo pudo soltar un lastimero gruñido que fue ignorado por el resto de personas; pero no pasó mucho tiempo hasta que su atención se desvió también hacia lo que todos estaban viendo.

Un pequeño bebé era sostenido en el aire por las manos de alguno de esos tipejos y lo miraban con atención, como si algo malo ocurriera con él.

Su corazón se estrujó en sobremanera y la impotencia lo invadió entero tan solo de pensar de que no había cuidado suficiente de su bebé.

— ¿Está muerto? —susurró el hombre que sostenía el radio.

Una lagrima rodó por su mejilla recordando como su pequeño no se había movido ni un poco gracias al terrible frío de aquella sala y se sintió desfallecer.

Cerró sus ojos deseando romperse o quizá morir al recordar las palabras de Wonho.

No podía perderlos a ambos.

¿Qué sentido tendría la vida si se le había arrebatado lo único que tenía?

El nudo en su garganta creció y al no poder llorar como quisiera, simplemente dejó que las lágrimas empaparan sus mejillas, pero entonces un leve sonido llamó su atención.

El llanto del bebé.

— Oh mira que tenemos aquí... —él hombre sonrió viendo a la pequeña criatura— ¡está vivo, señores! Es tiempo de que empiecen a creer en los milagros si es que eran escépticos... —soltó una carcajada y le hizo una señal a alguien para que se llevara al bebé— ahora que sabemos que está vivo, es momento de exponerlo a las pruebas... —le explicó a su gente quien asintió al mandato— empezaremos con la prueba del agua ya que el pequeño feto ha recibido ha recibido dos altas dosis de virus a través de la sangre de su padre y necesitamos saber si habrá una reacción retardada y si no... —miró a Hyungwon con desprecio— ya que el señor Chae Hyungwon tenía el antídoto correcto y lo usó en el bajo fines egoístas, entonces creo que estará de acuerdo para que analicemos y utilicemos la sangre de este feto que después de todo no es nada más que un experimento ¿no es así señor Chae?

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