El sonido de las ambulancias esperándolos lo hacía sentir mareado y dolía incluso en sus recuerdos el hecho de ver a su pequeña familia luchando por vivir y a un enorme grupo de paramedicos haciendo lo mejor que podían por salvarlos.
Aquella no había sido una situación fácil, ni en aquel momento, ni en ese que pese a haber pasado dos años, fue demasiado difícil de recordar.
Suspiró conteniendo las lágrimas y guardó silencio un largo rato. Su silencio fue respetado con más silencio de parte de los presentes.
— No es fácil incluso ahora —comentó y sorbió por la nariz mientras se limpiaba las lágrimas traviesas que habían salido de sus ojos—. Para muchos, la tragedia de la isla fue donde las mentes más brillantes sucumbieron. Pero para mí, la tragedia de la isla representa la pérdida de amigos, colegas, gente buena, padres, hermanos, hijos de alguien que los esperaba en casa. Eso eran... —sollozó mirando a las cámaras— y murieron por lo que siempre acaban muriendo las personas inocentes; por la avaricia y ambición de unas personas que querían ganar una guerra innecesaria. —los presentes luchaban por contener las lágrimas ante la larga y trágica historia que el delgado había relatado— cada día por la mañana era recibido por un mar de sonrisas, saludos, miradas soñadoras que me decían sin palabras lo feliz que eran de estar ahí y lo afortunados que se sentían al igual que yo. Es por eso que ganar este caso y haber rescatado a 15 inocentes de la isla que lograron sobrevivir, jamás será suficiente. Ellos, los que provocaron este caos, pudieron haber hecho mucho más.
Guardó silencio nuevamente. Ya no quería seguir reviviendo los momentos del pasado.
— Es usted alguien con una mente muy brillante, no me extraña que lograra escapar con vida de ahí. —comentó un periodista.
Él lo miró fijamente y luego negó.
— No, señor... —sonrió levemente— lo único que yo tuve en ese momento, fue mucho apoyo. Gracias por todo.
Levantó su mano en señal de despedida y se dio la vuelta dispuesto a irse, fue entonces cuando una lluvia de preguntas comenzó a caer en sus espaldas, proveniente de los muchos periodistas que estaban en la rueda de prensa después del juicio, pero no se detuvo.
Fue escoltado por un par de personas que lo guiaron hasta su auto para que ingresara en él sin ningún tipo de problema. La lluvia era fuerte en ese día y eso solo hacía que sus recuerdos le martillearan la cabeza con más realismo que nunca.
Una vez que estuvo dentro del auto, fue arropado por un abrumador silencio que sólo era interrumpido por las gotas de agua contra el vehículo y su mente viajó al recuerdo de aquel momento, de aquella última noche donde pudo abrazar al amor de su vida antes de la tragedia. La noche en que Wonho lo arrulló entre sus brazos para que pudiera descansar.
Con los ojos llenos de lágrimas puso el auto en marcha y condujo con lentitud a través de la ciudad en busca de la modesta casa que se había comprado a las afueras de la ciudad.
Después de largos minutos, muchos trafico, traviesas lágrimas, lluvia fuerte y poca visibilidad llegó al lugar de su destino. Su casa estaba rodeada de flores y árboles, era algo verdaderamente pintoresco, pero que ese día se veía opacado gracias a la lluvia. O quien sabe, quizá era él que estaba viendo el vaso medio vacío en vez de verlo medio lleno.
Sin importarle el bonito traje que portaba, salió del auto después de aparcarlo y caminó sin prisas hacia la entrada, dejando que la lluvia lavara las lágrimas que seguían colándose de sus ojos. Al llegar a la puerta, metió la llave en el cerrojo y giró el pomo después de soltar un fuerte suspiro para finalmente ser recibido por más silencio.

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The Last Thing
Fiksi PenggemarHyungwon es lo que se podría considerar un chico prodigio. A su corta edad había sido capaz de hacer cosas increíbles para la ciencia, pero jamás se imaginó que lo que consideraba "el proyecto de su vida", fuera una maldición que arrastró al sufrimi...