capitulo 9: Control de entes sobrenaturales

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"¿Que pasa cuando dejamos de estar solos, pero no estamos acompañados?

El mundo está poblado de criaturas fuera de nuestro entendimiento, seres que no solo están fuera de nuestro conocimiento sino también de nuestra comprensión, seres que pueden ser benévolos y causarnos bien, pero que también pueden ser oscuros y diabólicos quienes buscan nuestra perdición, criaturas extrañas que nosotros los hombres no podemos más que admirar y, en algunos casos, temer.

Para aquel que esté leyendo este libro, antes de dar vuelta a la página debe ser advertido, tratar con fuerzas más allá de vuestra comprensión es no solo peligroso para sí mismo, sino también para aquellos que os rodean, si afrontáis el peligro con valor la recompensa será grande, mas si te acobardas no sabemos que podría pasar, puesto que nadie ha vivido para decírnoslo.

Si has aceptado el riesgo continúa y se abrirán puertas a mundos que no caben en la imaginación del ser humano, sigue leyendo y te adentraréis en un mundo del que no podrás salir."

Annabelle cerró el libro turbada, lo que acababa de leer la había mareado, sentía una especie de energía emanando del libro que sostenía en las manos pero no podía decidir si era energía positiva o energía negativa, era solo energía que podía transformarse. Anabelle sintió miedo, no por ella, sino por su hijo y por su esposo, todo lo que hacía era para protegerlos y ahora podía ponerlos en riesgo de nuevo.

Llamó a la bruja.

- Ya leíste el libro -dijo la voz al otro lado del teléfono- pues bien, ¿Qué te ha parecido?.

- ¿Puedo empezar con perturbador? - dijo Annabelle con voz sarcástica - ¿Quieres ayudarme o espantarme?

- Un poco de ambas la verdad, que te puedo decir, pero ¿en serio pensaste que iba a ser algo sencillo?- dijo pausadamente Sofía, soltando un suspiro de fastidio, pensó que la chica podía hacerlo sola pero no era así "¿que acaso ahora todo lo deben hacer los maestros?" pensó Sofía con pesar - ven a verme - dijo al fin, había hallado la forma de que la chica hiciera todo pareciendo que recibía ayuda.

Annabelle colgó el teléfono y tomo su abrigo, dirigiéndose a la salida, topándose con Michael en la puerta -¿A dónde vas?- pregunto este extrañado, puesto que hacia unos días que Annabelle no salia de casa.

-Solo iré a dar una vuelta, quería ir a la biblioteca - mintió.

-¿Quieres compañía?

-No te preocupes, estaré bien - dijo ella dándole un beso en la frente.

Iba caminando cuando comenzó a pensar en lo que había hecho. Sabia que estaba mal, pero no podía decirle la verdad, no aún, seria ponerlo en peligro, aún así sentía que estaba traicionándolo y le dolía pero no podía permitirse el riesgo.
Estando en esta cavilaciones se encontraba cuando comenzó a sonar su celular, era Sofía, le extraño pero aún así contestó.

–¿Tienes el libro a mano?

–Eh, pues, si, lo tengo ¿por que?

–¿Qué tan largo estas de mi casa?

–Creo que siete u ocho calles más o menos ¿Por qué? - repitió Annabelle

– Abre el libro y lee la pagina catorce, mientras lo haces quiero que te concentres en lo que te rodea y en mi voz, ¿puedes hacerlo?- pregunto con una risita de desafío.

Annabelle se indigno por la duda, y para demostrarle que era capaz de hacerlo abrió el libro por la página indicada y empezó a leer su contenido.

Mientras leía siguió caminando hacia la casa de Sofía y esta inicio una sofocante perorata acerca de una civilización perdida en el antiguo Egipto y de como esta sucumbió al odio y la avaricia. Annabelle pronto dejo de prestarle atención al libro y a la plática de la bruja y prestó atención a la calle y a la gente que la transitaba, sin embargo seguía leyendo maquinalmente.

En un momento se sintió desvanecer, y de descubrió a si misma caminando por la acera, siguió caminando a su lado sin entender nada. ¿Como podía verse a si misma como si viera a otra persona al lado suyo? Sintió frío y al darse vuelta descubrió en los pies de ¿Annabelle? Una sombra, -es mi propia sombra o mejor dicho, la suya- pensó, pero el sol no permitía ninguna sombra, entonces entendió.

Ese era el demonio.

Estaba ahí, sin embargo no le hacia nada, luego vio una distorsión en el contorno de su cuerpo, -ese es el poder del talismán -dijo para sus adentros.

De pronto la sombra abrió sus ojos, rojos como el fuego del infierno y la miro fijamente, analizándola, no podía sentir su miedo y eso lo confundía.

– H-hola - dijo Anabelle con voz entrecortada - ¿como te sientes?

–¡Que como me siento! Maldita niña asquerosa!! Me encerraste ¿como crees que me siento?- dijo con voz cavernosa.

–No podía permitir que hicieras más daño, ni a mi ni a nadie, por que no me dejas en paz, busca otra persona - dijo Annabelle pausadamente.

La sombra mostró una amplia y macabra sonrisa - oh, ya veo, ¿así que ya no me temes eh? Mira que bien!, y dime ¿Crees que puedes controlar mi poder?.

– Por supuesto - mintió.

– No puedes engañarme niña, tienes miedo de fallar y que eso conlleve a la muerte de tus seres amados.

– ¿Por que lo haces?

– Tu ya sabes la respuesta Anie.

– Hay otras opciones - refuto Annabelle.

– No las hay, no para mi, la humanidad me ve como un enemigo, me desprecian y me temen, crearon un infierno y me colocaron en el, defienden la idea que en mi reino solo hay sufrimiento y dolor por toda la eternidad.

Annabelle permaneció callada, impasible, no podía entenderlo.
La parca era un demonio cualquiera, no el mismísimo Demonio, sin embargo ¿por que hablaba de si mismo como si lo fuera?

La parca se dio cuenta de lo que la chica pensaba y sonrió tristemente.

– ¿Aún no lo entiendes verdad?, yo - hizo una pausa, como midiendo sus palabras- ¡yo soy la muerte misma!

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