Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Colosenses 3:1-3
Me gustaría, antes de meternos en el tema, dar como ejemplo una analogía de un hecho que me sucedió.
Hace unos días iba apurada hacia un sitio y en eso escucho un sonido que llama mi atención, era una banda de música callejera, entonces mientras seguía caminando los observaba, esto provoco que en un momento me chocara con otra persona distraída que venía de frente, además de que mis pasos se había alentados inconscientemente y estabas llegando tarde.En estos días pensaba esta analogía como algo que suele pasar en nuestro andar cristiano y en nuestra vida espiritual. Cristo es la meta, pero las cosas que nos rodean muchas veces logran distraernos, y olvidarnos cual era nuestra prioridad.
El versículo 1 dice, si habéis resucitado con Cristo... aquellos que hemos decidido morir a nuestra vieja naturaleza pecaminosa, ¿Por qué estamos a los tumbos aun?... Si hemos tomado la decisión de vivir una nueva vida en cristo, comencemos a buscar las cosas de arriba, comencemos a poner la mirada en Jesucristo, en la obra que él hizo en la cruz del calvario, ya no vivimos por nosotros y nuestros deseos, ahora buscamos los deseos de él, su voluntad perfecta, buena y agradable para nuestros planes y proyectos.
El mundo influenciado por satanás tratara de captar nuestra atención de todas las formas habidas y por haber, para que nos distraigamos del verdadero objetivo, tampoco le echemos toda la culpa a satanas, también nuestras propias concupiscencias van a querer distraernos de la meta, por eso debemos someter nuestra carne bajo la obediencia al señor, y como dice el versículo de gálatas 5:16-17 "Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues éstos se oponen el uno al otro, de manera que no podéis hacer lo que deseáis."
Muriendo a nuestra carne, resucitando en Cristo y transitando nuestro caminar con la mirada puesta en Él, va a ser todo más sencillo de lo que parece, las luchas que antes veíamos como imposibles, ahora las vecemos con la ayuda del Señor. Y como termina diciendo el versículo 3, el esconderá nuestra vida con Cristo en Dios. Estamos seguros bajo su mano protectora, y no hay nada que no podamos vencer sin su ayuda, pero es importante no desviar la mirada a lo terrenal y temporal de este mundo, procuremos una eternidad con él.
Dios te bendiga.