Capítulo 10

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—Supuse que dirías eso. –Hmm... vinagre. ¿Culpa? Voy a tener que explotar esto más a fondo.

Mientras ella bebía los últimos sorbos de su café, inclina su cabeza hacia atrás, arqueando su largo y hermoso cuello, tirando de su blusa apretada sobre su pecho. La ola de deseo que siento es inevitable. Cierro los ojos frente a ella y trato de despejar mi mente. Céntrate. Cuando los abro, ella estaba mirándome fijamente.

—Probablemente debería llegar a casa... —dijo en tono de decepción.

—Como quieras –le dije, con ganas de llevarla a todos lados, excepto a casa.

*

Nos detenemos en mi casa y Luc apaga el motor. La luz de la sala corta una franja amarilla del jardín delantero, indicando que papá esta esperándome, como de costumbre.

He estado con chicos, y ninguno de ellos alguna vez ha causado estragos en mi imaginación de la forma en que Luc lo hace. Es como, si sin haberme tocado, él sube a la derecha en mi cabeza y está buscando por allí mis más sucios pensamientos y fantasías. Y cuando los encuentra, los lleva a la vida. Me refiero a todo color, visión 3-D. Pero lo que odio es, lo mucho que me gusta. Ningún chico me ha hecho sentir fuera de control. Asusta al demonio fuera de mí... de una manera hormigante, salvaje y no es del todo malo.

Me giro hacia él para encontrarlo mirándome, y de repente no hay oxígeno en el auto, Exhalo un aliento desigual.

—Entonces, gracias por el café –le digo queriendo largarme fuera del auto pero también deseando quedarme toda la noche.

—Fue lo suficientemente caliente como para ti... hablo del café, porque la próxima vez podríamos intentar algo un poco más caliente, si lo deseas.

Mmm... esa sonrisa malvada... pero puedo decir que está tratando de no reírse. ¿Está burlándose de mí?

—Eso fue... —No sé como terminar, porque lo que está pasando en mi interior es mucho más caliente que le café. Es todo lo que puedo hacer para resistir la tentación de alcanzarlo y tocarlo. —Entonces, te veré el lunes. –Llego a la manija de la puerta con una mano temblorosa, y de repente su mano está ahí, en la parte superior de la mía.

Se inclina hacia mí y, con la otra mano, mueve un mechón y lo coloca detrás de mi oreja. Siento sus labios acariciando mi piel mientras susurra: —Te estaré esperando.

Su aliento cálido en mi oído lanza un escalofrío a través de mí, y estoy avergonzada cuando me doy cuenta de que el suave gemido que acabo de escuchar era el mío. Avergonzada, tiré de la manija de la puerta, pero su mano caliente todavía estaba allí, impidiéndome abrir.

— ¿Qué, no hay beso de buenas noches? –dijo, y cuando vuelvo a verlo, mi nariz lo acaricia.

Me niega a ceder al pánico o a la parte de mí que todavía quiere darle un beso. Lo miro a los ojos y trabajo por mantener mi voz, aún mientras yo tenía mi mano sobre su pecho y lo empujaba. —No en la primera cita.

Su expresión en un momento se vuelve divertida, pero luego se suaviza.

—Como quieras. –dice con su dedo quemando una parte de mi mandíbula, y luego se inclina hacia atrás en su asiento y sonríe. —Dulces Sueños.

Me quedo con el por un momento más entonces empujo la puerta y me salgo de su auto. El enciende el motor mientras espero a que salga de su auto, pero no sale. Puedo sentir el peso de su mirada mientras me tropiezo en camino a la puerta de mi casa. Y antes de cerrarla detrás de mí, miro hacia atrás y veo el resplandor rojo de las luces traseras.

Me dirijo rápidamente por las escaleras, y cuando llego a mi habitación, me apresuro a la ventana y veo las luces traseras de Luc desaparecer por la calle. Miro fijamente afuera por la ventana por un largo tiempo, al lugar donde me dejó, sintiendo latir mi corazón y aquel hormigueo en mi vientre cuando me imagino dejarlo que me besara aparece. Gemí en silencio a mí misma, y camino hacia el aparador donde recojo la foto de mi hermano.

—Lo estoy perdiendo, Matt –le susurro a él.

Trayendo la imagen conmigo, saco el diario de Matt debajo de mi colchón y lo abro en mi escritorio. Alivianándome en mi silla y leyendo los primeros renglones de mi última entrada, que comienza desde el miércoles... el día que conocí a Luc.

Entonces, Matt, te habrías reído de mí hoy... babeando por un tipo. Pero hay algo en él. Ya lo sé, Estúpido. Y no me gusta, por favor golpéame con un rayo si me convierto en alguien patético, en una adolescente débil. Yo no creo en toda esa mierda del "amor a primera vista". No creo en el amor del todo,  de verdad. Pero la lujuria.... Está viva y es buena.  

Tiro un aliento profundo, recojo mi bolígrafo, y volteo a la página siguiente.

Trato de escribir otra cosa, porque mis emociones están un poco confusas y es casi imposible de articular. Pero si hay alguien que puede decirme cómo me siento, es Matt. Fue algo más que solo mi hermano, él era mi mejor amigo, el único que alguna vez realmente me comprendió. Sé que Matt guardará mis secretos. Así que le digo todo, no importa cuán vergonzoso sea. Se lo debo a él. Una pequeña parte de mí es la cosa más cercana a una vida que puedo darle. Comienzo de nuevo.

"Entonces, Matt. Recuerdas ese chico del que te hablé... Luc."

Hago una pausa, aún luchando por enmarcar mis pensamientos en algo coherente que pueda poner en el papel.

"No sé lo que está pasando conmigo. Está equivocado. Todo en el está equivocado. No puedo pensar o incluso respirar muy bien cuando él está cerca. Pero deseo todo lo que tenga que ver con él. Lo sé... lo pierdo. Pero hay algo en él. Esa extraña, oscura, magnética energía, y aunque me asusta un poco (bueno, un montón), es como si no pudiera permanecer lejos.

Realmente quería decir lo que dije antes sobre la cosa del amor. Cuando Reefer lo dijo él arruino todo. Porque el amor no existe, en realidad no. El abuelo y la abuela son los únicos que he visto que estaban cerca. Es peligroso creer en algo que sólo puede hacerte daño. Así que no lo hago. Pero Luc..."

Me estremezco, revisando la letra inestable. Escribo un renglón más y cierro el libro.

"Sólo dispárame ahora".

Me levanto y me preparo para la cama. Pero cuando me acuesto y cierro los ojos veo rizos platino y brillantes ojos azules. De pronto me gustaría haber obtenido más información sobre Gabe. Tal vez Riley y Taylor saben algo. Tomé  mi celular y escribí un texto. Su respuesta tomó menos de un minuto.

"Se fue justo después de ti. ¿Qué pasó con Luc?"

 —le respondí. "Nada. ¿Averiguaste a qué escuela va Gabe?"

Demonios PersonalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora