9-Hablando con el corazón abierto

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**Manuel**

Manuel toma el mentón de Eliza para que ésta lo viera a los ojos y luego lentamente empezaban a acercarse entre si. La distancia era tan corta que podían sentir la respiración del otro, y entonces un beso los unió. Primero fue un beso tímido pero fue avanzando hasta convertirse en uno apasionado lleno de necesidad, entonces...

Pii piii piii. El sonido del despertador.

—Debí suponerlo.

¿Fin?.

Sí, es el final de un maldito sueño, Díos como puedo estar soñando con estas cosas. En vez de eso debería empezar a tener el coraje de decirle la verdad a Eliza.

Me levanté de la cama, somnoliento y me di una ducha. Bajé y preparé el desayuno.

***

—Buenos días Manuel, ¿Cómo amaneciste? —saludó Eliza a Manuel mientras bostezaba.

—Amm, digamos que dormí mejor de lo que amanecí.

—¿Qué?... Ahhhh tuviste algún muy buen sueño, cuenta a ver cuenta —se sentó en la mesa y puso sus manos en la cara mirandolo fijamente.

—Pues, es sobre la chica que me gusta.

—Oh, entonces fue un de esos —se aclaró la garganta —sueños húmedos eh...

—No, solo fue lindo. En el sueño ella se me declaraba al igual que yo a ella y justo cuando nos besábamos... Desperté, el maldito despertador me sacó de mi paraíso soñado.

—Uy, eso debe de ser duro. Sabes, no sé desde cuando te gusta esa chica pero antes de que la pierdas deberías decirle al menos tus sentimientos, antes de que alguien mas aparezca a su vida.

—Creo que tienes razón yo...

—Buenos dias, ¿Ya está el desayuno? —interrumpió Paul.

—Gracias por arruinar el momento...

—Es todo un placer —dice con una sonrisa cínica —oye Eliza... ¿continuamos?

—¿Continuar qué? —preguntó comiendo su desayuno.

—El beso que me pediste anoche claro. Estabas muy deseosa de un beso de este espécimen frente a ti.

—¡¡¡Que!!! Eso jamas pasó —escupió todo lo que tenía en su boca.

—En realidad fue a los dos, así que no te hagas el interesante imbécil.

—¡¿Contigo también?! Ay Dios —tragame tierra y bien profundo, pensó.

—Elizabeth...—dijo Manuel.

—Que... que pasa —el jamas la llamaba por su nombre, al menos que fuera algo serio o estuviera molesto.

—Quiero que seas sincera, te gusta alguno de nosotros o sólo fue por la medicina esa que te droga.

—¡Que clase de pregunta es esa! Manuel tu eres mi amigo y ese imbécil apenas lo conozco. Por quién me tomas.

—Ya está mas que claro, sólo soy tu amigo. Mejor me voy, tengo cosa que hacer.

—Pero que... ¡Manuel! —no pudo continuar porque Manuel salió de la casa.

—Bueno, estamos los dos solos —intervino Paul.

Eres insoportable, pudiera pensar que mi acosador seas tu.

Acosada [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora