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3 años
25 semanas
6 días




Una vez tuve este muy dulce sueño en el que tenía alas hechas de plumas de cristal, era delgado y hermoso como una rey elfo, hecho de luz y pureza, también quizá hacía arcoíris para impulsarme hacia adelante, pero ese no es el punto, el punto es que fue un sueño maravilloso, probablemente el mejor de mi vida. Lo más importante es que no lo estoy teniendo ahora mismo, porque en este momento estoy teniendo un sueño acerca de una araña gigante.

Me está persiguiendo en un bosque de algún tipo, y casi me estoy haciendo en mi pantalón mientras tengo la esperanza de que no esté realmente haciéndome en la cama en la vida real. Es una mezcla extraña de los sueños lúcidos y el terror lúcido, así que no puedo conseguir bastante miedo para despertarme, pero estoy lo suficientemente despierto como para tener miedo.

Y entonces, de repente, el sueño cambia.

La araña desaparece, el bosque desaparece, y de repente estoy en la ducha de mi vieja casa de la tía Si Yeon en Florida. La pequeñita, con azulejos verdes y moho en las grietas, y el carillón de viento colgado sobre la ventana del baño. Soy tres años menor, estoy desnudo y mi gordura es obvia para el mundo colgando en grandes trozos de mi vientre, mis muslos, mi barbilla. Estoy en cuclillas en la ducha, me acurruqué en una no tan pequeña bola, mi carne presionando contra el esmalte y el agua goteando desde el cabezal de la ducha. Es agua fría. No sé cómo me acuerdo de eso, pero lo hago. Tía Si Yeon tenía un calentador solar. Me quedé en la ducha ese día hasta que el agua se enfrió.

Y estoy llorando.

Eso no es nada nuevo, en realidad. Pero al verme así, en una tercera persona extraña fuera de la experiencia de mi cuerpo, es la primera vez. Conozco este momento. Sé todo de este lugar.

El chico en la ducha se agarra su estómago, su rostro. Pero su mano sigue vagando de nuevo a un lugar; su muñeca derecha. Sé lo que siente. Las quemaduras de su muñeca. Ninguna cantidad de agua fría puede apagar el dolor que viene de ella. Puso una venda en la quemadura más tarde. Pero le tomó sus cuatro horas para sentarse. Cinco horas para dejar de llorar sin hacer algún sonido. Seis horas para secarse y vestirse. Seis horas para detener la mirada a sí mismo en el espejo mientras toma una decisión.

Se tarda seis horas para que el chico decidiera cambiarse a sí mismo.

Pasaron tres años para detener el zumbido que hacía la voz de él en sus oídos cada vez que salía por la puerta. Y aun así, no se desvanece. Todavía no lo ha hecho.

Dos semanas a partir del día en la ducha, dejo de comer. El chico perdió dos kilos.

Luego tres más. Un mes más tarde, era cuatro kilos más delgado. Se pone pantalón de chándal y sudadera y corre bajo los ochenta grados del verano de Florida durante horas. Tía Si Yeon cree que está en la casa de Shin para dormir cuando en realidad está al lado de la carretera detrás de un arbusto de hibisco, desmayado de agotamiento por el calor. Cuando el sol se pone y se enfría, se despierta y comienza a correr de nuevo. Corre porque no puede soportar la idea de que pudiera dar un paso atrás. Un paso. Un nuevo JunMyeon. Otro paso. Un JunMyeon más reciente. Se recrea a sí mismo y se deja atrás una y otra vez porque no puede soportar cualquiera de ellos, porque no puede soportar que pensó que el chico que lo destruyó pueda ser su todo. Él era el único en el mundo que lo miraba como si fuera humano, lo trataba como si fuera más que un saco de mucha piel. Rara vez come, y si lo hace es sólo delante de la tía Si Yeon, para convencerla de que está bien. Pero la tía Si Yeon es más inteligente de lo que deja entrever. Un día, JunMyeon y ella hablaron, y no fue el tipo de charla que las tías se suponían que daban, charla de chicos. Recuerdo cada palabra tan clara como ese día, y eso se refleja directamente en el sueño.

Savage Delight - LayHo (2/3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora