13 (Final)

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3 años
31 semanas
1 día





La casa de BaekHyun es familiar en todas las maneras equivocadas. Estaciono en el mismo lugar que siempre hago, fácil de echarse atrás y fácil de conducir fuera tan rápido como necesite. La música late por el césped, por la calle y se impregna en la comunidad cerrada. Rebota en los árboles y en las docenas de autos estacionados sin orden en su patio. La gente ya está borracha, tropezando fuera de la puerta principal, tendidos en el césped, luchando entre sí y persiguiéndose unos a otros con el papel higiénico y la manguera.

Aliso mi camisa por última vez. Es la de "Florence and The Machine" que me puse aquí la primera vez y ni siquiera noté que la estaba usando hasta que me metí en el auto. Mi pantalón está deshilachado en los muslos, no porque lo compré en alguna gran boutique que los había deshilachado a propósito, sino porque había comido pavimento tantas veces en mi bicicleta cuando estaba perdiendo peso. El aire frío en mis muslos a través de las roturas me recuerda cuán rotos están, por qué están rotos y cómo los rompí yo mismo. Lo hice. Los rompí, pero todavía puedo usarlos y funcionan muy bien en lo que se supone que deben hacer: cubrir mi fabuloso trasero.

Las cosas se rompen, pero todavía funcionan.

Salgo y acerco mi chaqueta más. Está helado. ¿La primavera no recibió el memo? ¿Las primaveras reciben memos? ¿En qué están escritos, en las hojas? ¿Pétalos? ¿El cadáver de un ciervo recién nacido?

—¿Poniéndote muy sensible** tan temprano en la noche, verdad?

Levanto la mirada. Yixing está allí de pie, en una absurdamente asquerosa chaqueta de cuero y pantalón oscuro. Chen está de pie junto a él, luciendo un poco pasmado con su camisa a cuadros de costumbre.

—Es más o menos mi trabajo —le digo—. Proporcionar la atmósfera abrasadora, tirar de unos cuantos poco profundos pero bien intencionados cumplidos, murmurar para mí mismo, tal vez romper una botella o dos.

—Por favor, no rompas una botella —Chen retuerce las manos—, hemos tenido ya tres personas que se han cortado.

—Vaya, ¿qué es eso en tu pecho, prez? —dejo salir. Un pequeño broche de estrella de oro que tiene el número uno en él está en su camisa. Sus gafas se resbalan cuando lo mira y las empuja hacia arriba.

—Um. Sólo algo que Xiao me dio. De cuando... de cuando...

—¿Es ese el broche del concurso de matemáticas? —interrumpe Yixing—. Vaya. No sabía que ella todavía lo tenía.

—Yo tampoco. —Chen deja escapar una media sonrisa—. Quiero decir, pensé que ella se deshizo de él hace mucho tiempo.

—¿Broche del concurso de matemáticas? —pregunto.

Yixing asiente.

—En los viejos tiempos, Chen y Xiao compitieron en este concurso de matemáticas. Estaban realmente metidos en ello, investigando tanto como sólo unos niños competitivos inteligentes pueden lograr. Estudiaron durante semanas, meses. Xiao quería ganar tanto. Pero Cheen lo hizo. Empataron, técnicamente, sin embargo los jueces se lo dieron a Cheen por algún cálculo adicional que hizo.

—Xiao estaba furiosa conmigo —dice Chen—. No habló conmigo durante un mes entero. Así que le di el broche y ella comenzó a llorar, me dijo que no fuera tan amable con ella.

Yixing se ríe bajo y Chen niega, con una sonrisa melancólica en su rostro. Es una historia de la que no soy parte, pero me da una sensación de calor sólo verlos recordar ese momento, cuando todos eran amigos cercanos y se cuidaban unos a otros, sin la oscuridad entre ellos.

Savage Delight - LayHo (2/3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora