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3 años
29 semanas
6 días





Los arboles oscuros se alzan como grandes palos de canela. A medianoche el lago Galonagah se parece a una hoja acristalada de azúcar negro. La luna se parece a una perfecta rodaja blanca de queso brie.

Estoy perdido como el infierno. También, hambriento. Pero esto no es nada nuevo. Estoy hambriento aproximadamente los trescientos sesenta y cuatro días del año. El único día que no estoy con hambre es el cumpleaños de Hitler. Y también el día después de Acción de Gracias. Afortunadamente estos dos días no son uno después del otro, de lo contrario lo habríamos llamado Gracias a Dios Hitler.

En mi amplia y rigurosa consideración por la importancia de la alegría festiva. Contrario a las creencias populares, las linternas no aportan nada tan impresionante aparte de ser una cosa genial que puedas utilizar en una juerga improvisada. Me divierto sólo durante dos segundos enteros y dado que es horrible y tranquilo me doy por vencido y me siento. Sobre la casa de la mofeta. El gran bruto está comprensiblemente disgustado y asoma su trasero justo a tiempo para que mi tobillo quede completamente empapado con la infernal pulverización.

—Oh, santa... —Tengo arcadas mientras me tapo la nariz con mi manga de la sudadera—. ¡Sinvergüenza! Escúchenme, esta bestia del bosque rayada de allí a la vista es un ¡IDIOTA! Oh, Cristo esto no se va ir nunca ¿verdad?

La mofeta admira su trabajo una fracción de segundo antes de retirarse. Sacudo mi puño con impotencia. No puedo perder el tiempo con la fauna local malintencionada. Tengo que encontrar a Tallie de nuevo. El bosque durante el día es muy diferente al muerto bosque oscuro de la noche y cuando escucho el rugido ronco de un ciervo empiezo a arrepentirme de mi decisión de deambular por el evidente conjunto del Proyecto de Bruja Blair. Pero me pego al lado del barranco con cuidado de saber dónde está el borde y sigo a su alrededor.

Finalmente la cruz blanca se asoma por el final de los árboles y me precipito hacia ella. La tierra todavía está blanda donde la cavé y la volví a poner de nuevo, la estoy desenterrando por segunda vez. Saquear tumbas no es mi trabajo ideal pero me estoy poniendo bastante bueno en esto. Nadie más tiene que saber esto. Nunca.

—Hola, Tallie —le digo en voz baja—. He vuelto.

El pequeño bulto rosa está sucio. Le barro la suciedad y le quito las hojas de pino. Tallie me mira con sus ojos vacíos. Tendrían que ser azules dado que Xiao los tiene azules al igual que Yixing. Apuesto que serían deslumbrantes, como lazulita o el océano en un día de verano. Y habría sido hermosa con el rostro y la talla de Yixing y el cabello de Xiao. Sonrío, abro el bulto y agarro el brazalete con su nombre grabado en él.

—¿Está bien si me llevo esto conmigo?

Tallie yace ahí, asiento y lo cojo, la plata destellando en la luz de la luna. Cierro el bulto de nuevo regresándolo y volviéndolo a enterrar, lo que espero que sea la última vez.

—Vendré a visitarte —le digo—. Te voy a traer un juguete ¿está bien? Sé dónde conseguir los mejores.

—¡Oye! ¡Por aquí!

La voz de alguien corta la noche el bosque cruje con los recién llegados. Pasos, pesados y profundos, reverberan a través del suelo. Muchos de ellos. Un montón de potenciales asesinos en serie listos para cortar la cabeza con un hacha. O sea los padres de BaekHyun. De cualquier manera, estoy jodida. Me agacho detrás de un tronco podrido y aguanto la respiración. Apenas puedo escuchar sus palabras, que son a buena distancia, pero lo suficientemente cerca.

Savage Delight - LayHo (2/3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora