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POV YIXING

El porche de JunMyeon está tan deteriorado como siempre.

La campanilla de viento tintinea patéticamente en el aire de la noche. Las luces están encendidas; cuadrados calientes de luz dorada suprimiendo la oscuridad. Saco mis llaves del encendido y agarro la lasaña aún caliente del asiento trasero. La Sra. Kim decoró la puerta principal con una corona de Navidad y una cadena de luces blancas. Aliso mi cabello y llamo dos veces. El vidrio moteado a cada lado de la puerta había sido reparado desde que ese bastardo lo rompió, pero verlo todavía hace que mi garganta gire desagradablemente.

La Sra. Kim responde, en un suéter y pantalón de yoga. Pero se ve feliz y más lúcida que en mis visitas anteriores.

—¡Yixing! —Abre la puerta—. Entra, ¡rápido! Te debes estar congelando.

Entro en el calor de la sala, ella toma mi abrigo y protesta sobre la lasaña.

—¿La hiciste tú mismo? Huele deliciosa. ¡Debe haberte llevado mucho tiempo!

—No es muy difícil. Sólo un poco de carne y salsa.

—Tonterías. No puedo hacer una buena lasaña para salvar mi vida. Muchas gracias.

—Cómala mientras está todavía caliente.

Se ríe.

—Lo haré. Vamos a sentarnos en la cocina. ¿Quieres un pedazo?

Ignoro el retortijón en mi estómago.

—Ya comí.

—Bueno, ten un poco de jugo por lo menos. ¿O quieres soda? ¡Podría hacerte algunos rompopes* calientes!

—Agua está bien.

Ella hace un ruido de chasquido de lengua que suena tan familiar. JunMyeon hace lo mismo, en el mismo tono, cuando se decepciona con algo. Llena un vaso y me lo desliza, se sirve para sí misma una porción de lasaña. Nos sentamos en la mesa y la veo comer, sus muñecas son más delgadas de la última vez que recuerdo.

—¿Ha estado comiendo? —pregunto en voz baja. La Sra. Kim se encoge de hombros.

—Oh, ya sabes. Las cosas en el museo están tan agitadas últimamente, que no cocino tanto como debería.

—Lo olvidas.

Sonríe tímidamente.

—Sí. JunMyeon es tan bueno en eso, siempre me prepara almuerzos, y los pone en el auto, así no los olvido en la mañana.

Sus ojos se iluminan cuando toma otro bocado.

—En realidad eres un cocinero maravilloso, Yixing. Esto es increíble. Gracias.

—Es lo menos que podía hacer.

—No, no. No tienes que hacer esto en absoluto. Las visitas, la comida, todo ello. Estoy... estoy muy agradecida. Nos has ayudado mucho.

Aprieto mi puño debajo de la mesa.

—No he ayudado en absoluto.

—Sin ti... —La señora Kim inhala, como si lo que está a punto de decir requiriera más aire, más fuerza de la vida—. Sin ti, Hyun Ji habría...

—No hice nada. No pude salvar a JunMyeon a tiempo —solté—. Se lastimó porque no fui lo suficientemente rápido. —Fallé. Las dos últimas palabras resuenan en la casi vacía, sombría cocina—. Fallé —digo, más fuerte esta vez—. Y él me olvidó debido a mi fracaso.

Savage Delight - LayHo (2/3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora