•1: La voz •

28 1 0
                                    

Me encontraba con mi prometido Troy y sus padres. Lo importante era que ellos me estaban ayudando a preparar nuestra boda. Estábamos eligiendo las flores. Mis padres llegarían después, nos encontraríamos en la casa de los padres de Troy. Mi madre estaba haciendo su excelente platillo de pollo apanado con unas salsas especiales y/o extrañas que siempre nos dormía los labios, lo que nos hacia reír.

ㅡMarianne. ¿Que opinas sobre los Tulipanes? - Su madre; Wilow, preguntó en un tono simpático.

ㅡHuelen exquisito,debo admitir - Dije. Era cierto. Estaban bellísimos, en todo el sentido de la palabra.

ㅡDeberíamos de agregarlo. Se verían preciosos en las mesas de invitados. - Parecía que a Troy y a su padre no les interesaba hablar mucho de esto. Wilow y yo siempre terminabamos haciendo todos los preparativos.

ㅡTiene razón, Sra Meyer.

ㅡQuerida, siempre la tengo... o no?

ㅡEn eso también tiene razón - Reímos. Ella era muy estricta, pero muy buena persona.

Troy y su padre hablaban de fútbol y cosas así. Ellos eran una de las familias mas prestigiosas y ricas de toda España, por lo que yo, ganaba muchas felicitaciones de personas que ni siquiera conocía. Decían cosas como "Todas las chicas te tienen envidia" o "Cuida mucho a ese chico,vale mucho dinero". Y pues yo siempre quedaba espantada por ese tipo de comentarios. No me importa el dinero, puede que mis padres sean, ㅡtambiénㅡ, personas muy ricas, pero yo no era de ese tipo de personas que por el simple hecho de tener dinero humilla a los demás. Yo era noble, si soy sincera, era muy noble. El caso es que era muy felíz, una de las personas más felices del mundo, aunque esa voz nunca me a podido dejar de atormentar, siempre esta ahí. Trato de ignorarla pero es imposible.

Todo había pasado muy rápido, ya estábamos en la mesa, disfrutando del delicioso y raro platillo de mamá. El Sr Meyer estaba sentado en la silla mas grande -Que estaba en el borde- y la Sra Meyer estaba a su lado derecho, mi novio estaba a su izquierda y yo a su lado. Mi padre estaba después de mi, y mamá estaba a su lado. La conversación era sobre la boda y sobre el platillo de mamá. Le hicieron cumplidos, okay, eran demasiados cumplidos, su platillo había quedado mejor que las veces anteriores que lo hizo.

ㅡSra Óvice. ¿Esta igual o más emocionada que su hija por el matrimonio?

ㅡNo lo se, creó que estamos iguales.

ㅡSabes que no es cierto,querida - Bromeó mi padre. La mesa se contagió de carcajadas muy bajitas. Claro, eran muy educados.

ㅡOkay, okay... tal vez y solo tal vez me emocione la idea de que mi hija se case.

ㅡLa comprendo Sra Óvice. Yo también estoy así. Y tú... mi querida Marianne. Cuéntanos como vas con tu carrera de Psicología... - Ouh, Ouh. Todas las miradas estaban sobre mí, presionando sus ojos contra los míos, alentando a que hablara.

ㅡPues... voy muy bien. Y muy felíz. Pronto acabaré mi carrera,me casare con su hijo y entonces mi sueño se habría cumplido - Sonreí. La Sra Meyer me miró con ojos de bambi. Muy suavemente se levanto de la silla y camino hacía mí. Sin importarle que fuera madelucado o no hacerlo. Deposito un beso en mi mejilla.

ㅡEres perfecta,querida.

ㅡGra...

ㅡCielo, no seas madelucada y siéntate a comer de nuevo - Interrumpió el Sr Meyer. No me importaba que me interrumpiera. Lo que si me dio coraje fue como miro a su esposa, con mucho enojo aunque hablo suave. Ella agachó la cabeza con vergüenza y volvió a su silla.

Su esposo tomó su mano y la apretó. Fue un apretón con fuerza. Me enteré hace mucho -Cuando empezaba mi relación con Troy- que ellos habían tenido muchos problemas familiares. Su padre es Bi-polar y a veces sufre ataques de ira. Aunque esta medicado para que nada se salga de control.

ㅡMuchas gracias por decirme eso Sra Meyer. Pero me temo que no soy perfecta, cometo errores como cualquier ser humano. Trato de que los errores se vuelvan virtudes, y a veces sucede, solo a veces. Aunque las imperfecciones y/o errores son los que nos hacen seres humanos. No me importa tanto que las personas cometan errores porque yo también los cometo, así que... no soy perfecta. Aunque me alegra que se haya dado cuenta que hago un esfuerzo por ser una mejor persona.

ㅡQuerida, hablas con mucha sabiduría a tu corta edad... eso creó que no es algo muy común, nunca escuche hablar a alguien de 22 años de edad tomar un cumplido de una manera tan sabia y madura.

- Muchas gracias. De nuevo. - Sonreí. Mis ojos se cerraron y mis hoyuelos aparecieron.

ㅡMe encantan tus hoyuelos, linda. - Otro cumplido gracias a mis hoyuelos.

ㅡA mi también me gustan mucho, Sra Meyer.

ㅡA mi también me encantan tus hoyuelos, amor. Te dan esa aura de ternura. Me recuerdas a un bebé. - Dijo Troy sonriendo para mí. Sus dientes eran blancos, su cabello rubio y sus ojos azul cielo. Era un encanto andante.

ㅡUstedes dos hacen una hermosa pareja.

ㅡGracias Sra Óvice. - Dijo Troy. Mi madre echaba felicidad por sus poros. Hasta yo lo sentía.

Marianne...

ㅡSi... Sr Meyer? - Pregunté.

ㅡDisculpeme Señorita, Pero yo no le he dicho nada.

ㅡ¿En serio? - Confundida, estaba confundida.

ㅡSi, es en serio. -Maldita sea todos los días me habla.

ㅡOlvidemos que pasó esto. - Sonreí disimulando mi molestia con esa vocecita.

ㅡClaro. -Hablaron al unísono.

➳ₛᵢₗₑₙCₑ†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora