•4: El beso•

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Ya había pasado... Media hora diría yo. Una media hora de reclamos,regaños y aclaraciones mal entendidas.

ㅡ¡¿Por que me hablaste así por teléfono?!

ㅡPorque prácticamente me habías dicho zorra, ¡y no lo soy!

ㅡ¡No tenias porque responderle así a tu madre! - Grito papá. Que lástima  de mis vecinos.

ㅡ¡Ahgg! - Gruñi. ㅡ¡¿Por que me esta pasando esto?!, Les vuelvo a repetir... ¡No hay nada entre ése hombre y yo!

ㅡ¡Todos lo creen así!. - Papá grito, de nuevo.

ㅡ¡Pero no lo es!. ¡¿Por que no lo entienden?!. ¡¿Es demasiado pedir que usen el Cerebro?!

ㅡHija. No quiero que mandes tu relación con Troy al carajo solo por esa gentuza que según tú inventó todo. - ¡¿Como les explico a mis padres?!

ㅡ¡¿Según yo?!

ㅡ¡SI!

ㅡ¡¿SEGÚN YO?!. ¡No invente nada!. ¡Pero si quieren perderme por creer esa mierda, esta bien!

ㅡNo hemos dicho que te queremos perder... - Me miro con una mezcla de melancolía y enojo, mi padre me observaba igual. Mis lagrimas no tardaron en llegar. No quería llorar, así que las reteni y trate de no parpadear.

ㅡ¡Parece que así es!

ㅡHija... - Los dos hablaron al unísono.

ㅡ¡No quiero escucharlos! - Grite. Supire con cansancio. Como si hubiera corrido por horas, sin parar.

ㅡLa tenemos que dejar. Ya fue suficiente. - Susurró mamá. Y por un maldito momento me sentí comprendida.

ㅡAd...

ㅡVáyanse ya... - Interrumpi. Se dieron la vuelta y salieron de mi apartamento. Papá cerró la puerta con fuerza y yo caí de rodillas al suelo. Sollozos, estos rezonaban en toda la casa. Me sentía como una niña pequeña que estaba asustada por los rayos y truenos que venían con una tormenta mientras estaba sola en casa.

Me sentía vulnerable y cansada,muy cansada. Me levanté del suelo y camine hasta el ventanal gigante que dejaba ver el hermoso amanecer en las mañanas, los rayos del sol reflejados en las ventanillas de los edificios. Y en invierno. Vaya que era aun mejor en invierno, solo se volvía de un color neutro muy bonito y deprimente que puede derretir tu corazón y hacerte llorar por horas mientras la lluvia golpea cada rincón de la ciudad.

Me senté frente a este. Ya estaba atardeciendo, los hermosos colores rosa, naranja y amarillo pintaban el cielo. Y mis ojos se iluminaron, podía verlos en el cristal. El timbre sonó y maldije a quien me interrumpía la tranquilidad. Me levante con pereza y la abrí. Era él. Una chamarra negra, con unos jeans de color negro rasgados en las rodillas, tenis zapatilla negros, y una camisa blanca por debajo de la chamarra. Muy bonito, se veía sexy. Sus ojos negros se posaron en los míos y me envolvieron. Pasaron los segundos y fruncio el ceño.

ㅡ¿Estas bien? - Estaba siendo modesto. Noto mis lagrimas y maquillaje corrido.

ㅡSi...

ㅡSe que soy guapo, pero no es para que llores... - Bromeó. Tan egocéntrico.

ㅡEn tus sueños... ahora largo.

ㅡ¿Te ha gustado lo que te eh mandado?

ㅡNo.

ㅡVale... se que te caigo mal, preciosa, pero animate.

ㅡNo quiero. Vete. - Cerraba la puerta, pero, el atravesó el pie y no logre cerrarla. Entro sin permiso y me abrazó, cerré los ojos y disfrute de su perfume, era como... no lo se, era un olor extraño.

ㅡ¿Y que si no me voy? - Me retó en un susurro, estresante.

ㅡTe voy a castrar como sea que te llames. Ahora sueltame y vete.

ㅡNo. Hueles delicioso. ¿Vainilla?, con... ¿miel?. No lo se, es dulce y cálido.

ㅡVete ya. Eh tenido un problema por tu culpa...

ㅡ¿Un problema? - Se separo con lentitud, se dirigió a la puerta y la cerró.

ㅡSí. Vete.

ㅡ¿Quien te ocasionó el problema?

ㅡTú, gilipollas.

ㅡHuy~. No me puedo suicidar. No podría conquistarte.

ㅡNo me interesa. Vete, me traeras más problemas.

ㅡHaré lo que pueda para no ocasionar problemas. Pero, si alguien nos pilla, le haré daño.

ㅡNo le hagas daño a nadie.

ㅡ¿Por que no?...

ㅡEs malo y te mandarias tu mismo a la cárcel.

ㅡYa empiezo a importarte. - Se acercó y tomó mi cintura, puse mi mano en la suya tratando de quitarla. Pero no podía, así que me rendi.

ㅡNo. Nunca.

ㅡEso lo dices porque eres terca. Pero sabes que en el fondo, muy en el fondo... te importo, y eso crecerá hasta el punto donde casi te estalle la cabeza de la necesidad de tenerme cerca de ti. - Era cierto. De alguna forma me importaba

ㅡNo sucederá. Estoy segura. - Mentí. Sonrió ladino y se acercó a darme un beso. Lo seguí. ¿Que mierda?,¿Por que lo seguí?

Era dulce, tierno y no quería que se fuera. Una de mis manos se poso en su cabello y la otra en su cuello. Mis labios cosquilleaban, pero no estaba cansada del beso. Habían pasado más de diez segundos y aún estábamos en el beso. Se separo con cuidado mirando mis labios rojos por el contacto al igual que mis mejillas. Subió su mirada a mis ojos, y otra vez me sentí débil. Su mirada oscura era muy profunda, me sentía ahogada. Sonrió, no pude evitar ver sus labios rojos y carnosos, todo lo contrario a Troy, era lindo pero no se comparaba con la belleza de dios que tenia este hombre. Se fue sin decir nada y yo sonreí embobada, como un perrito al recibir una golosina, o una niña después de recibir dinero de la abuela.

El caso es que, me sentía felíz. Por ese beso, se sentía igual que el del "hombre invisible" el que me había besado cuando empecé a ver borroso. Era extraño, ese hombre me atrae demasiado. Pensando, volví a la ventana y termine de ver el atardecer.

➳ₛᵢₗₑₙCₑ†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora