•27: Alas•

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Se veía tan tierno así, se acerco aún con las cejas fruncidas, me tomo de la cintura y susurro:

ㅡEl negro te queda bien... no quiero tener compasión de ti... -Sus manos apretaron mi cintura y lo abracé.

ㅡYo tampoco quiero que la tengas... -Eso bastó para darme un beso lleno de lujuria. Aunque yo, no podía dejar de sonreir por el conejito pervertido que me besaba. ㅡEres un conejito pervertido... -Susurre contra sus labios, él esbozó una sonrisa y se separo para cerrar la puerta.

ㅡNo soy un pervertido, pero si un conejito... -Se giro hacia mi arrugando su nariz, copie el gesto y su mirada se volvio seria. ㅡ¿Por que no estás vestida como una conejita?

ㅡNo creí que vendrías... -Dije sincera, dejo la bolsa en la isla y me miro, aún con la mirada neutra.

ㅡPontela... -Ordenó. Asenti y camine a mi habitación, quite mi ropa y zapatos, coloque la pijama, me mire en el espejo, según yo... no me veía normal, pero tampoco anormal, quede descalza mostrando mis uñas pintadas de negro, mire el collar que me aguardaba en esa caja, la tomé y camine hasta la sala otra vez.

ㅡNo puedo aceptarlo... -Deje la cajita en la isla, el se giro a verme con la ceja levantada.

ㅡAceptalo. No quiero que lo rechaces... además yo también tengo uno... -Me mostró el collar que colgaba de su cuello, era un hecho: él no era el chico fastidioso que me dijo puta, él era un chico tierno, de sentimientos, pero con un carácter fuerte, sin mencionar que es un pervertido.

ㅡPero, es de oro... no puedo aceptar algo en que gastaste tanto.

ㅡPor eso mismo tienes que aceptarlo, además, lo que cobraron fue muy poco para mi. -Lo mire con sorpresa y él se acerco, sacando el collar de la caja. ㅡPor favor, aceptalo. -Coloco el collar, sonreí y asenti.

Me dio un beso con ternura y me miro de pies a cabeza.

ㅡAsí te imaginé... -Una sonrisa de victoria apareció en su rostro. ㅡArruga la nariz. -Obedeci. Él sonrió con ternura. ㅡEres demasiado tierna... no solo eso, sexy y... y tan perfecta.

Me tomo entre sus brazos, como a una princesa y me sento en el sofá, sonreí y se sento a mi lado.

ㅡ¿Quieres tener una cita conmigo? -Pregunto mirando las cosas en la mesa.

ㅡClaro. -Sonreí. ㅡ¿Quieres chocolate?

ㅡNo, no, no... yo lo hago, tu quédate aquí.

ㅡEs mi casa, yo lo hago.

ㅡTe dije que No. -Me miro en forma de regaño, hice mala cara y lo fulmine con la mirada. ㅡNo arruges la nariz, niña. -Me regaño. Fijé mi mirada en él ventanal y lo ignore. Se acerco rápido y me robó un beso, lo seguí y de pronto quería sentirlo contra mí, otra vez, encima de mí, pidiéndome que le ruegue. Acelere el beso posando mi mano en su nuca, él lo siguió y se separo. ㅡPervertida... espera un rato. -Dijo sonriente, me sentí apenada, mis piernas temblaban, mis labios cosquilleaban y mis mejillas estaban calientes.

El fue a la cocina y empezó a hacer el chocolate, ¿Como sabía donde estaba todo?. Al rato llego con dos vasos de chocolate, los dejo en la mesa con lo demás y se sento, mirándome a los ojos.

ㅡQuiero hablar contigo... quiero que me conozcas.

ㅡOkay, dime. -Dije segura, tome el chocolate y di un sorbo. Estaba caliente, quemo mi lengua y lo volví a dejar donde estaba.

ㅡ¿Qué quieres saber?

ㅡPues... ¿tienes papás?

ㅡNo. Digamos que soy huérfano... -Lo mire sorprendida y el solo sonrió.

ㅡ¿Hermanos?

ㅡMuchos, pero no me llevo bien con todos, algunos me odian y yo a ellos, pero solo considere a Kaciend como a un hermano... -Sonrió con amargura.

ㅡ¿Donde esta?

ㅡNo lo se, bueno sí, pero no.

ㅡEso significa que...

ㅡQue no lo se bien.

ㅡOkay, okay, no se que más preguntar.

ㅡYo... yo quiero decirte algo, más importante... -Suspiro ㅡSoy un monstruo.

ㅡ¿Qué? No. -Negué, encerre su rostro en mis manos y depósite un beso en sus labios.

ㅡLo soy, te mentí, mi madre no me puso Lucifer, pues porque no tengo. -Lo había olvidado, Torpe, Torpe... ㅡ Me llamo Lucifer porque significa "Estrella de la mañana" y soy... soy Lucifer.

ㅡAsí te llamas, obvio eres Lucifer. - Se dio un frentazo que sonó por todo el apartamento. ㅡ¿No?

ㅡNo, soy... Soy el diablo. -Reí, la simple idea me daba risa, el no podía ser el diablo, no tiene cuernos, ni patas de cabra, ni mucho menos una cola, y tampoco es rojo y feo.

ㅡ¿O sea como? -Deje de reír y lo mire. Un chasquido de dedos y el ya no estaba frente a mí, me asusté y lo busque con la mirada, apareció a un lado de la puerta, me miro con la ceja levantada y volvio a chasquear los dedos para volver a aparecer frente a mí. ㅡ¡¿Qué?! ¡Hay efectos especiales, eres de un programa de televisión que me está troleando!...

ㅡNo.

ㅡ¿Entonces? -No me la creía.

ㅡ¿Necesitas más pruebas?

ㅡSí... espera... tu hermano Kaciend, ¿es un Ángel o un demonio?

ㅡEs un Ángel.

ㅡ¿Cuantos años tienes?

ㅡSiglos... millones, antes de que la tierra existiera, antes de que ustedes los mortales, existieran.

ㅡ¿Estoy con un viejo? -Me miro de mala gana.

ㅡClaro que no, sigo siendo el mismo, no soy un viejo verde, soy joven.

ㅡSi tú lo dices -Me encogi de hombros. ㅡ¿Pero como?

ㅡSolo, me desterraron del cielo con mi ejército, que ahora son demonios.

ㅡTus alas fueron cortadas, ¿no? -Pregunté aún asustada.

ㅡSí, pero hice las mías y las de mis demonios. -Se levantó y quito su pijama hasta su cintura y me dio la espalda.
De su espalda, aún lado de cada hombro, cerca de la columna, comenzaron a salir unas especies de varas negras, que se iban haciendo más grandes e iban saliendo plumas negras, cuando terminó, se giro, abriendo esas alas negras, hermosas, ¿era una broma? ¿O una ilusión?

➳ₛᵢₗₑₙCₑ†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora