Capitulo 6.

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Caminamos juntos rumbo a la clínica. Las calles de camino al centro de la ciudad están deterioradas, aceras agrietadas y trozos de pavimento por todos lados. Calles totalmente abiertas en las que hay que caminar con mucho cuidado, incluso debajo de algunas gritas se pueden notar los viejos alcantarillados y sistemas de tubería de la ciudad, cuando era bastante habitada en el centro. Semáforos que cuelgan casi a punto de caerse, ya no se utilizan porque no hay muchos autos hoy en día, muy pocos los usan, la mayoría prefiere usar el bus común de la ciudad. Ahora vivimos más alejados del centro, algunos en pueblos lejanos y otros, como yo, cerca de la ciudad. En el centro solo hay clínicas, oficinas para los que trabajan con los gobernadores, laboratorios y edificios para el trabajo que hacen los científicos.

Cuando estamos a menos de una cuadra, se alcanza ver de lejos un alboroto, personas corriendo y gritando. En frente de mí pasa una mujer con bata de uniforme azul, y justo en mis pies se tropieza y cae al suelo. Le extiendo la mano y la ayudo a levantarse, ni siquiera me mira y solo corre. Entre los gritos se hace notar un bus del hospital, el cual hace un gran ruido con su sirena y hacia el que trasladan al parecer un cadáver en una bolsa de plástico trasparente. Se puede notar, es un repudiado. Por su piel pálida y escamosa. Mamá se aferra con un brazo hacia mí y otro hacia la abuela. A la vez, Dastan está parado frente a mi tratando de protegerme. Entre la multitud, avanzamos unos cuantos pasos y hacemos como podemos para abrirnos paso para entrar a la clínica. Que es un edificio de metal con ventanas muy grandes y de cristal. En la puerta hay dos guardias intentando detener a la multitud para que no entre.

-Atrás, tengo un arma y es para ser utilizada, basta con el escándalo. -Dice uno de ellos con actitud amenazante.

- Solo queremos entrar a la clínica, tenemos cita con el doctor Richards.

-Pues entren rápido, es al fondo del pasillo de la izquierda. -El otro nos empuja mientras intenta, junto a su compañero detener a la multitud que trata de entrar a la clínica.

Entramos, los pasillos son totalmente blancos, pisos, techos y paredes blancas. Con unas luces azules en todas las esquinas del techo. Caminamos hasta llegar al final del pasillo, mamá pregunta a la chica del pasillo, y ella indica que pase.

-Pero solo puede pasar el paciente junto a un solo familiar. -Miro a mamá con cara de desconcierto.

-Está bien hija, yo entrare con ella. Ustedes quédense aquí a esperarnos.

Dastan y yo nos dirigimos a unos asientos a la derecha del pasillo. Nos sentamos allí y hay un extraño silencio entre nosotros hasta que lo interrumpo:

- ¿Por qué crees que ha sido ese alboroto? -Pregunto con cara de preocupación.

-No tengo ni idea.

Una chica que está a mi derecha se queda mirándonos. A tal punto que ya es muy incómodo. O tal vez este mirando a... ¿Dastan? La miro fijamente hasta que rompe el silencio y la incomodidad y dice: -Ha sido por dos repudiados que estaban sacando de la clínica, el alboroto. Uno de ellos tenia a una niña en las manos y un guardia le disparo justo en la cabeza.

La miro con una ceja arqueada por unos segundos.

- ¿Y cómo han llegado hasta aquí? -Pregunto con la ceja arqueada aún.

-Los han inyectado para dormir y no ha funcionado, según el científico que dirige el hospital.

-O sea que, ¿no ha funcionado la inyección que ponen para adormecerlos?

-Para nada. -Dastan y yo nos miramos con cara de extrema preocupación. - Creyeron que estaban adormecidos en la sala X. Pero cuando entró el doctor que los iba a trasladar, lo atacaron. Logró escapar, pero casi no la cuenta. Luego uno de ellos tomó a una niña y un guardia le disparó, justo en la cabeza. El otro salió, por lo que había un alboroto afuera y todos trataban de entrar.

-Ya todo esto parece historia de terror. Y van tes casos en la semana, cuando antes eran escasos.

-Siempre lo ha sido Liv, siempre.

La chica de al lado se me acerca y me dice en voz baja: - ¿Quién es el chico? Esos ojos profundos y marrones, esos rasgos persas... es muy guapo. – Arqueo las cejas y ella se levanta de la silla.

- ¿Cómo te llamas? -Le pregunto antes de que se marche.

-Lauren, mucho gusto. -Se da media vuelta y camina hasta desaparecer al final del pasillo.

-Y, ¿Por qué has querido saber su nombre, Liv?

-Es una larga historia.

-Y yo tengo todo el tiempo. – Me dice entrecerrando los ojos.

-Bien. -Respondo girando los ojos. -Pues es que la última semana he estado teniendo sueños muy atípicos. Ya han sido dos veces. En la primera estaba en un bunker subterráneo y una mujer no muy mayor me extendía sus manos para ofrecerme una caja de madera. El segundo sueño era en un bosque, lleno de árboles y había mucha humedad y...

-Pero hace décadas que en New York no hay árboles. – Me interrumpe.

-Lo sé, eso es lo extraño de mi sueño. Nunca he salido de New York, y además fuera de aquí tampoco hay árboles.

-Bueno, en el segundo sueño...-continúo, con la mirada perdida en el suelo- La mujer me extiende las manos con la misma caja de madera. Pero cuando la voy a abrir, por alguna u otra razón siempre me despierto, o me despiertan. -Niego con la cabeza. - Lo único que cambia es el lugar, no lo comprendo. También dicha mujer me mira profundamente, como si me quisiera decir algo.

- ¿Y eso que tiene que ver con esa chica Lauren?

-Pues cuando la vi, me estaba mirando fijamente, y yo me le quedé mirándola igual porque se me hacía conocida de algún lado, y cuando estuve mirándola ya unos segundos, me di cuenta que era de mis sueños de donde la conocía. -Me levanto del asiento y camino de un lado a otro algo inquieta. -Y es que esa chica es idéntica a la mujer de mi sueño, solo que más joven, claro. Mismos ojos azul profundo, mismo cabello castaño claro y largo. Es mucha coincidencia.

De pronto mamá sale con la abuela del brazo. Vienen caminando muy despacio, y mamá viene con la mirada hacia abajo. Me temo lo peor, ya sé que significa esa cara. Cara de aflicción, ¿O desesperación? O quizá de ¿Incertidumbre?                                                                                                                           

2074Donde viven las historias. Descúbrelo ahora