Capitulo 7.

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Me acerco mientras ellas vienen caminando para ayudar a mamá a llevar a la abuela. La tomo del brazo y la ayudo a acomodarse y me sonríe dándome las gracias.

-Liv, hija vamos al baño por favor. -Dice mamá haciéndome un gesto para que vaya con ella.

-Dastan, vigila a la abuela, ya volvemos. -Le digo.

Mamá y yo nos dirigimos al pasillo del baño cuando le toco el hombro y le pregunto: - ¿Qué ha dicho el doctor Richards, mamá?

-No ha concluido con el diagnostico. Me dijo que le harán unas pruebas en el laboratorio mañana temprano. Y así podrá dar un diagnostico exacto. -Me dice.

-Bueno pues mañana sabremos mamá, tranquila ¿Sí?

-No puedo negar que tengo mucho miedo hija, pero tenerte conmigo me tranquiliza, gracias. -Me dice al darme un beso en la frente.

- Soy tu hija, debo ser tu apoyo, y amo a la abuela, y todo lo que hacemos y hagamos será por ella mamá. -Le digo mientras acaricio su mejilla como siempre lo hago.

-Así es Liv, haremos todo por ella. -Me dice asintiendo.

Cuando llegamos a la puerta del baño veo al doctor Richards dar vuelta en un pasillo.

- Mamá, adelántate al baño, ya vengo. -Le digo, con mis ojos distraídos puestos en el doctor.

Corro para alcanzarlo antes de que entre a la sala. Pero no pude, cuando llegue ya había entrado. Justo aparece una mujer de pelo rojizo y pecas con uniforme azul, una enfermera.

-Señorita, quisiera hablar con el doctor Richards, lo acabo de ver entrando a esa sala, ¿Sabe cuánto tardará? -Le digo con incertidumbre señalando con la mirada.

-Lo siento, pero acaba de entrar a una reunión con unos científicos muy importantes y me temo que tardara mucho. -Me dice sin siquiera mirarme a la cara, que maleducada.

-Está bien, lo puedo esperar, gracias. -Le digo dándole una sonrisa algo hipócrita.

Pasan treinta minutos y aun no sale, estoy aburrida sentada aquí y seguro todos han de estar buscándome. Pero no puedo irme sin hablar con el doctor, no le creo del todo a mamá, y debo estar segura. Debo esperar un rato más. Pasada ya una hora veo la puerta por fin abrirse. Salen unos científicos y al final sale el doctor Richards. Es un señor ya mayor, algunos cincuenta y tantos, pelo un poco largo con mechones blancos. Me levanto de mi asiento y voy hacia él.

-Hola, soy nieta de una paciente que ha venido a consulta hoy, Ainhoa Martin. Y quiero saber cómo se encuentra o cual fue su diagnóstico.

-Mi diagnostico ha sido inconcluso, y por eso le mandé a hacer exámenes en el laboratorio. -Me dice leyendo un papel de su portafolios.

-Lo comprendo, pero ¿No vio algún indicio de lo que pueda tener? -Pregunto.

-Si... Le dije a la persona que la acompañaba que podría ser solo una deshidratación. -me dice distraído.

-Pero, ¿Y la sangre? -Lo dije, y ahora puede que encierren a la abuela si se tratara del virus, o al menos tuviera indicios de tenerlo, mierda.

- ¿Qué sangre? -Pregunta perplejo.

-Si... Es que le ha salido un poco de sangre por la nariz. -Le digo muy asustada.

-Oh, claro. Eso también es por la deshidratación, le mandé a hacer los exámenes para estar seguros. -Me dice. -Hasta luego, tengo una reunión. -Y camina hasta desaparecer del pasillo.

Por poco casi meto la pata. Por poco digo que havomitado sangre, y eso es un síntoma del virus. Mamá no se lo dijo al doctor, yobvio ha de ser por algo, y yo casi lo hago. A las personas con indicios delvirus se las llevan a los laboratorios y verifican si lo poseen, y si es así,automáticamente se vuelven repudiados y los inyectan para morir, aunque eso noha estado funcionando al parecer, así que supongo que solo los asesinancruelmente. Dios. No quiero eso. 

2074Donde viven las historias. Descúbrelo ahora