Crisantemo - Ningún amor será comparable al nuestro

Arco 1.2

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C002 - Muerto

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Este fantasma debe ser realmente horrible si manosea el trasero de un hombre.

Su Min estuvo a punto de caer en el umbral del baño. Quería estar lo más lejos posible del baño y se olvidó de apagar la vela.

Sin embargo, cuando salió, la vela se apagó al instante.

Se escuchó un click desde el interior del dormitorio, y en una fracción de segundo, la luz inundó la habitación. Incapaz de soportar la luminosidad, Su Min levantó la mano para cubrirse los ojos.

La punta de su nariz perló ligeramente de sudor frío.

Como carne de cañón, se suponía que iba a morir en el baño. Pero, contra todo pronóstico, salió vivo.

Sus dos compañeros de cuarto le esperaban fuera.

De los tres, el carácter de Su Min era el más blando y tenía muy pocos deseos. Como resultado, siempre se convertía en el objetivo cuando jugaban a juegos paranormales.

Hoy, escucharon el Por Favor, Jian Xian de una chica en la clase. Oír hablar a la chica les despertó la curiosidad y quisieron jugar de inmediato.

Su Min miró alrededor de la sala y vio que sólo había tres personas, incluido él mismo. ―¿Dónde está el otro chico? 

―Por la noche, dijo que iba a buscar a su Diosa, así que puede que duerma fuera esta noche ―, dijo Lin Yiri sin pensarlo mucho. ―¿Viste a tu otra mitad? 

Eso era lo que más les importaba.

Su Min no respondió. En cambio, miró el camisón rojo que se pegaba a su cuerpo y preguntó: ―¿Por qué llevo un camisón de mujer? 

El camisón que se pegaba a su piel le hacía parecer un lastre.

Lin Yiri dijo con una voz cargada de burla: ―Porque no tienes ninguna ropa roja, y en la tienda de lencería del campus sólo tenían este camisón. Además de esto, ¿qué puedes ponerte? 

Ese razonamiento no tenía ningún fallo.

El guión que recibió Su Min no tenía un escenario para el camisón. Sólo cuando sobrevivió a la escena, la película insertó automáticamente los datos.

Lin Yiri y Zhao Runian elogiaron: ―No te asustes, te ves muy bien con esa ropa. Olvida el camisón y dinos rápidamente, ¿has visto a tu otra mitad? 

―No la vi. ―Su Min negó con la cabeza.

Había una cara vaga en el espejo, pero eso ni siquiera podía considerarse una opción.

Además, no quería hablar del embarazoso incidente que acababa de vivir hace unos minutos. Recordar ese golpe le daba ganas de volver y darle una paliza a cierta persona.

Además, aunque lo dijera, suponía que nadie le creería.

Sus compañeros de cuarto lo veían como una persona que no iba a mentir, por lo que sucesivamente, dieron la vuelta a sus camas, abatidos. No se olvidaron de recordar: ―Ya que eres el último en ir a la cama, apaga las luces.

Su Min, ―...

En el dormitorio, había una regla que decía que el último en subir debía ser el que apagara las luces.

Pensando en eso, Su Min calmó su corazón y pulsó el interruptor.

El dormitorio se sumió de nuevo en la oscuridad. Podía oír su propia respiración suave, así como el crujido que provenía de las camas de sus compañeros de cuarto.