Corrí, abrí la puerta de mi casa a una velocidad que jamás creí hacerlo y entre con el corazón en mis oídos y la respiración entrecortada. Tenía miedo, Jacob es un moustro. No encontraba una explicación lógica a lo que acabo de ver, no entiendo nada y tengo miedo.
Me recargue en la puerta tratando de tranquilizarme un poco pero lo veo imposible. Si Jacob es así también es seguro que ese tal Sam y los que estaba ahí lo sean, todos son iguales.
Pensar en esas posibilidades me ponía la piel de gallina y sólo lograba que mi miedo aumentará.—¿Qué es lo que estás haciando ahí?
Me sobresalto al escuchar la voz de mi madre. Ella al mirarme mejor se acerca a mi demasiado rápido tomándome de las mejillas para que la mirara.
—Cariño, ¿qué pasa? ¿alguien te hizo daño? ¿te sentiste mal?
Niego a todas sus preguntas y recuerdo lo que había visto hace un par de minutos tras. También recuerdo las raras cosas que había visto durante las noches y siento que está a punto de darme un ataque de pánico, creo que me estoy volviendo loca.
—¡Luana hablame!
Grita, comprendo que lo hace porque está alterada por como estoy. Seguro me veo terrible, bañada en lágrimas y temblando.
—Yo...
Mi voz salió entrecortada, mi garganta quema y es como si me costará demasiado hablar.
—Los vi... me estoy volviendo loca. L-las cri-criaturas en la noche y Jacob es un moustro. Mamá, Jacob s-se conviert-tio en un lobo.
Y lloro, estaba asimilando lo que dije. Estaba confirmado, no sabía nada del mundo que vivía y me estaba consumiendo.
Mi madre reflejaba en su rostro miedo y preocupación, ella no había visto lo que yo pero sé que al escuchar eso pensará que estoy loca o tal vez me crea.—Cariño, empaca tus cosas.
—¿Qué?
Pregunto extrañada, ¿nos iremos? No es la reacción que esperaba de ella, esperaba que me dijera que estaba loca o que vi cosas que no eran. Pero esto me tomo de sorpresa.
—Mi niña, ya es hora que sepas quien eres.
Acaricia mi cabello con delicadeza, como si tuviera miedo de que pudiera romperme. Algo dentro de mi se sintió aterrado por esas palabras.
—Hay que ir a Nueva York.
Nueva York me recuerda a mi abuelo, cuando se fue y cuando íbamos a visitarlo. Eran recuerdos increíbles.
Mi abuelo materno solía contarme muchas leyendas sobre criaturas mágicas y demonios, mamá siempre decía que no las tomará enserio porque sólo eran cuentos para hacer que los niños tengan fantasías o terror a algo inexistente.
Después de un año de haber vivido con nosotros mi abuelo tuvo que mudarse a Nueva York sólo porque en su negocio de carpintería lo necesitaba, dejo atrás Forks y a mi también.
Ahora estoy sentada en la entrada de mi casa mirando como mamá y papá subían las maletas para el viaje. Viajamos a Nueva York, era algo que no podía creer.
Ellos dijeron que hacía falta que cambiará de ambiente, mamá le había contado a mi padre lo que yo le dije y sólo pasaron cinco minutos cuando ambos empezaron a armar las maletas. Todo esto me resultó algo extraño pero a la vez me aliviada un poco, en serio necesitaba estar un poco alejada de toda esta locura. Me enferma.Llame a Quil un par de veces pero no respondió, llame a su casa pero su madre me dijo que salió con unos amigos. Quería despedirme de el antes de irme, no sabía cuanto tiempo estaría allá y por eso quería verlo antes. Creo que mejor esperaré que él me devuelva las llamadas y espero que eso sea pronto.
—Lu, ya hay que irnos.
Anuncio mi padre cuando estaba cerrando el cajuela del auto. Yo sólo me levanté dispuesta a salir de Forks, siento que si paso un segundo más aquí me volveré loca.
Subí al auto junto a mi madre pero yo en la parte de atrás, papá arrancó y empezó el viaje hacia el aeropuerto. Me recargue en la ventana admirando los pinos del bosque, era algo que me encantaba de Forks.
Papá hablaba con el tío Charlie diciendo que íbamos a estar unos días fueras porque supuestamente el abuelo había enfermado, era falso pero una perfecta excusa.No se porque siento que este viaje cambiará todo.
[...]
Espero que les guste el capítulo, el siguiente estara mejor.
♡.
ESTÁS LEYENDO
La otra Swan
FanfictionMuchas personas en mi vida me han mentido. Odio que la mayoría de ellas sean personas que tienen demasiada importancia para mi, odio que no tuvieran la seguridad de contarme de esos pequeños secretos. Porque los pequeños secretos llevan consecuencia...