CAPÍTULO 19

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De nuevo se encontraban en la reserva, exactamente en la casa de Sam Uley.
Después de que Carlisle Cullen mencionara a los nefilim miles de dudas y preguntas surgieron en todos los presentes, por desgracia ninguna de ellas fueron respondidas o aclaradas por Luana y Alec, ambos solo dejaron volando que las mentes de los vampiros y cambia formas se abrumaran de dudas. Se fueron del lugar sin decir nada.
Dejando un ambiente tenso entre todos.

Durante el camino ninguno dijo ni una sola palabra, Alec sabía que Luana se encontraba algo nerviosa por haber regresado y lo mejor es que no la abrumara demasiado.

Estacionaron el auto en cuanto llegaron a su destino.
Bajaron del auto, mirando a los alrededores percataron que estaba muy cerca de la playa y el ambiente realmente se sentía agradable y en paz, fueron directo a la entrada de la casa. Alec toca dos veces la puerta, en menos de dos minutos esta fue abierta mostrando a una chicha de tez morena rojiza que era muy común en la reserva, cabello azabache y ojos marrones, lo más peculiar y sobresaliente era una cicatriz que tenía en un costado de su rostro, lo curioso era que aún así su belleza no era opacada.

-Emily Young, ¿cierto?

-Eh... s-si. -El nerviosismo de Emily fue muy notorio para ambos cazadores. -¿En qué puedo ayudarles?

Emily se sentia intimidada, aquellas personas tenían un porte único y lo cual era muy fácil que los mortales se sintieran intimidados.

-Venimos hablar con Samuel, dijo que lo podríamos esperar en su casa. -La duda en la cara de la muchacha era notoria, no confiaba mucho en aquellos dos chicos. -Billy Black nos envió.

Por alguna extraña razón al mencionar al señor Black que es miembro del consejo hizo que confiara un poco, deben de tener una razón para estar aquí y ser enviados por Billy.

-Si, si. Pasen, Sam no tardara en llegar.

Se hace a un lado para permitir que ambos chicos pasaran. Una vez estando dentro y mirando la casa se percatan que es demasiado hogareña y tiene olor a pino, también olor a comida recién cocinada. Era un hambiente de tranquilidad y muy de su agrado.

-Tomen asiento.

Hicieron caso a la petición de la humana sentándose en el comedor de madera. Ella va a la cocina y regresa con una charola llena de panqueques y cabe destacar que olían delicioso.
Emily la pone en el centro de la mesa.

-Tomen uno, son de plátano.

Alec le brillaron los ojos al ver lo apetitosos que eran los panqueques. No lo dudo mucho y tomo uno, lo llevo directo a su boca para darle un bocado. Ha pasado 5 minutos y Alec ya va por el tercer panqueque, es sorprendente cuanto puede comer en tan poco tiempo.

-¿Qué es lo qué hacen ustedes dos aquí?

Luana y Alec en cuanto sintieron la presencia de Sam y los demás miembros se levantaron de sus asientos.
De un momento a otro el ambiente de calidez en el lugar se esfumo remplazandolo a uno tenso e incómodo.

-Solo venimos hablar. -Respondió Alec a su pregunta.

Sam se acerca hacia los dos, una ves estando totalmente adentro de la casa todos los miembros de la manada lo siguen. Están a la defensiva y no se les culpa, están justo en su territorio.

—No tienen permitido estar en el territorio quileute, así que largo.

La voz de Samuel estaba totalmente cargada de enojo. Ellos quienes se creian para estar en su casa.
Luana al percatarse de eso se enfureció.

—No.

Un gruñido desde el fondo de la garganta de Paul se escucho, su respiracion era irregular y eso es alarma de que en cualquier momento puede hacer un caos. El se encontraba justo al lado de Sam, estando en primera fila.

—Largense.

El cambia formas se acerca amenazante a Luana, alertando a todos los presentes.

—¡Paul, basta! —le ordena el alfa. Conociéndolo le enfadan muchísimas cosas y una de ellas es que personas que no son bienvenidas esten en el territorio quileute.

—Su consejo fue quien nos permitió total acceso a su territorio. Les guste o no.

Hablo Luana una vez que Paul abedece las ordenes que le dio Sam y regresa a su lugar que era al lado de este.

—Ellos no harían tal cosa. —Aclara el alfa.

—Las circunstancias lo ameritan. —Habla Alec. —Ustedes no son capaces de divagar por el pueblo así que solicitaron ayuda.

—Nosotros nos engarcaremos de proteger a las personas de Forks y ustedes a los de la reserva. Ese fue el acuerdo, así que vayan acostumbrándose a nuestra presencia.

—No necesitamos ayuda con nada. —Argumenta Sam.

La risa de la chica logro hirritarlo de una manera que jamás imagino.

—¿Seguro? Han pasado dos meses y nisiquera han podido logara atrapar a un vampiro. —El enojo de todos los cambia forma es demasiado evidente para los cazadores. —Les guste o no, trabajaremos juntos en esto.

Fueron lo último que dijeron. Ambos salen de la pequeña casa, dejando a los lobos furiosos.

Caminaron decididos a irse. Fue un día largo y lleno de emociones para ella, necesitaba algo de tranquilidad.
En ningún momento estando adentro con todos miro a los chicos, no podía y no se le permitia.

—¡Luana!

Gritan su nombre y enseguida gira sobre sus talones para mirar aquella persona que la llamaba. Era Quil.
El corrio en cuanto giro para mirarlo, una vez estando cerca de ella se queda congelado. ¿Qué se supone que deba decir?

—Y-yo— no salian las palabras. —Lu-luana yo-

—Yo también te extrañe, Qull.

Lo corta y robando totalmente las palabras que quería decir. Al escucharla decir eso sonrio inmediatamente, su mejor amiga estaba ahí y el miedo se esfumo enseguida.
Luana estaba feliz por verlo, el estuvo siempre para ella y no como Embry y Jacob.

—Lu, en serio perdóname. No sabes cuantas veces quise lla-

Luana no lo dejo hablar más, lo callo con un abrazo. Paso sus brazos sobre el torzo de Quil sorprendiendo al chico. Enseguida el la envuelve en sus brazos, la extrañaba demasiado.

—Quil, la única persona que debe pedir perdón aqui soy yo. —Rompen el abrazo. —Me fui sin decir nada y en verdad lo lamento muchísimo, tu mas que nadie merecía saberlo.

La risa de Quil ante sus palabras la deja confundída.

—Eso ya no importa, Lu. Ahora estas aquí.











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