La otra Swan

CAPÍTULO 18

La información que les brindó Billy Black fue la suficiente para estar listos y preparados.
Les informó que el Clan Cullen junto a la manada están preparándose para enfrentar un gran grupo de vampiros que se aproximan, según esto son los causantes de tantas muertes en la zona y en la cuidad. También les brindó información de los Cullen, les dijo que Edward tiene el característico don de poder leer la mente de cualquiera que lo rodee, también sobre los peculiares dones de Jasper y el asombros don de Alice, eso les bastó para preparase y evitar que cualquiera de ellos pueda utilizar sus dones en alguno de los dos. La ultima cosa que les dijo Billy es que la manada tanto como los Cullen se encontraban en algún lugar del bosque para un entrenamiento dirigido por Jasper Hale. No tardaron ni 10 minutos para agradecer y marcharse de aquella casa listos para dirigirse hacia aquel lugar. Toda la la información que necesitaban ya la tenían, no era necesario quedarse ni un minuto más en la pequeña casa Black.

Alec conducía con velocidad por el bosque, no le importó ni un poco si el auto salía dañado. No tardaron mucho en encontrar la ubicación donde se daría el entrenamiento, gracias a sus dones percibieron sus presencias en el bosque y en seguida se dirigen hacia allí.

-¿Segura que quieres ir?

Alec sabía todo sobre Luana, desde que se conocieron aún más la conexión entre ambos fue inmediata, ella le había confiado cada cosa que pasaba por su mente, sus miedos y sus sentimientos. También le contó sobre toda su vida y como fue que llegó a parar en Nueva York y por esa misma razón estaba preocupado por ella. Tan solo unas semanas bastaron para saber cada cosa de si mismos, pareciera que se conocieron de toda la vida y prácticamente así es, la conexión parabatai funciona de una forma increíble haciendo que sus almas estuvieran unidas, adheridas a cada uno de ellos.

-Estoy segura y aún más porque tu estás a mi lado.

Le brindo una de esas sonrisas que hacían que se tranquilizará, asegurandole que todo estaba bien.
Alec la hacía tener una seguridad en ella misma que ninguna otra persona le brindaba, tenerlo a su lado era como tener un soporte y asegurándole que cada cosa que hacía estaba bien. Agradecía al destino por haberla enviado a Nueva York y así poder conocer a su primo y parabatai.

No tardaron en llegar, en cuento lo hicieron pudo divisar a los Cullen y en un lado estaban los lobos. Solo una vez vio a uno de ellos en fase y ese fue Jacob, fue aquella vez que lo busco para hablar con el y lo único que consiguió fue la grata sorpresa de el convirtiéndose en un gran lobo marrón.

El auto paró y cada uno de los presentes tenían la mirada puesta en ellos. Puedo ver como también se encontraba su prima Isabella, ella se acercó a Edward y el la puso detrás de ella.
Los ojos de Luana van hacia Alec y con sus miradas lo dijeron todo. Estaban listos.

Bajaron del auto, listos para dar la cara.

La tensión en el ambiente era notorio y aun más cuando bajo del auto. El sonido de las puertas siendo cerradas hizo que ella se diera cuanta del momento.
Estaba ahí, justo enfrente de los Cullen y la manada. Ya no había vuelta atrás.

-Luana... -la voz de Bella salió en un susurro pero fue audible para todos los presentes.

Luana Swan se encontraba enfrente de ellos, pero había algo. No parecía la Luana de antes.

Isabella intenta acercarse a ella en seguida pero una mano fría la detuvo.

-No te acerques, Bella.

-Edward... -No entendía, ¿por qué no la dejaba acercarse a su prima?

Un gruñido se escuchó, Sam y alguno de los lobos estaban a la defensiva otros estaban que no podían creer lo que veían. Los cazadores dirigen su mirada a los cambia formas y solo Luana logró reconocer a uno de ellos, ahí estaba Jacob. Volverlo a ver hizo que miles de sentimientos encontrados se posicionaran en su estómago, teniendo algo de náuseas pero logro controlarlas al sentir la mano de Alec en la suya, la estaba brindando su apoyo.
No sabia con exactitud cuál de aquellos lobos gigantes eran sus ex mejores amigos, solo tenía conocimiento de uno y para evitar que los nervios acabaran con ella apartó la mirada. No quería verlos.