La última vez que estuve en Nueva York tenía al rededor de 5 a 7 años, no lo recuerdo muy bien. Son recursos muy bajos y borrosos para mi, es algo realmente confuso e inexplicable.
Hace como 20 minutos que habíamos aterrizado, papá fue por las maletas mientras que mi madre y yo esperábamos sentadas a que volviera.
El clima de la ciudad no era el mejor en estos momentos, llovía demasiado y hace mucho viendo haciendo que el tiempo sea vea aún peor.—Debemos de ir por un taxi antes de que empeore el clima.
Dijo papá y ya traía las maletas con el. Mamá no dijo nada y solo se levantó, tomó su maleta y después la mano de papá. Esa es la señal que significa que debo levantarme y seguirlo.
Caminábamos hacia la salida del aeropuerto, papá fue a buscar un taxi y nosotras nos quedamos debajo del techo que nos cubría de la lluvia. Miraba los alrededores, un estacionamiento grande y muchas personas entrando y saliendo con paraguas en mano.
Justo delante de nosotras se para un taxi y enseguida un hombre bajo para poner las maletas en el portaequipajes con la ayuda de mi padre. Mamá abre la puerta de atrás y sube al auto, cuando yo debe hacerlo algo capta mi atención.
Justo en frente de nosotros donde se encontraba el inicio del estacionamiento se encontraba un hombre, traía saco y estaba debajo de la lluvia sin paraguas. Lo que más llamo mi atención fueron sus ojos, ojos inyectados en sangre."—Mirame —susurra.
Era una voz gruesa y escalofriante.
—¡Dije que me mires! —Grita.
Levanto la cabeza con lentitud, su piel era negra, su rostro estaba deforme, sus ojos inyectados en sangre y de su boca salía como un especie de baba."
Siento como una mano se pone sobre mi hombro y eso fue lo que me sacó de mis pensamientos. Mi pulso estaba acelerado y juraba poder oír mis latidos en mis oídos
—Luana, cariño. Entra al auto.
Era papá que estaba justo detrás de mi, giró para mirarlo y el tiene el semblante serio, demasiado.
Volteo para volver a poner mi mirada en aquellos ojos que había recordado y estaban justo delante de mi, pero al mirar no había nadie. Se había ido.Sin decir ni una palabra hago lo que mi padre me había ordenado. El cierra la puerta y yo vuelvo a poner mi mirada en aquel punto donde se encontraba aquello. No sabia de que se trataba, solo sabía que eso logra que un miedo se implante en mi pecho.
El viaje había sido tranquilo, solo se escuchó la radio y hablaban sobre las noticias en la ciudad de Nueva York. No supe cuánto tiempo tardamos en llegar pero si me di cuenta que el viaje fue demasiado largo y jamas había visto este lado de Nueva York.
El auto había aparcado justo delante de una casa, si es que se podría llamar así porque desde este punto solo eran muros enormes con enredaderas. Bajamos del taxi y también bajan las maletas, y le pagan al conductor.
Mamá busca algo en su bolso y de él saca unas llaves con un llavero algo extraño, se acerca a la pequeña puerta que está justo al lado de la puerta para la entrada de los autos.
Mete la llave a la cerradura y la gira abriendo la puerta.
Una vez entrando justo en frente de mis ojos se encuentra una mansión enorme y algo escalofriante. Era gigantesca. Tenía un jardín rodeando la y detrás de ella se miraban muchos árboles que lograban darle un aspecto más intimidante.
Caminamos hacia aquella inmensa mansión y mientras más cerca estamos más grande se ve. No sé porque estamos aquí, en mis recuerdos jamás había visto esta casa y no me parece familiar.
Había un recuerdo de cuando venimos a visitar al abuelo un verano y su casa era una muy vieja y desgastada. Nada parecido a esto.Subimos las escaleras del porche y mamá vuelve a abrir con las llaves. Abrió la puerta totalmente permitiendo que yo y papá entraramos. Si por fuera era inmensa e intimidante pues por dentro lo era aún más.
—Es asombroso.
—Si, lo es. —dice mamá a mis espaldas.— Deberías subir y mirar un poco más. Después te diré cual será tu habitación.
No lo pensé dos veces e hice lo que dijo. Fui directo a las escaleras dispuesta a explorar y ver que es lo que tiene. Llego al segundo piso y solo logra que me sorprenda aún más. Era un salón amplio, a sus costados había entradas y al caminar más al centro pude darme cuenta que estas llevan a pasillos, había pinturas en las paredes y una que otra estatua haciendo que el lugar se mirara elegante.
—Hey, tu debes de ser Luana.
Me sorprendo ante la presencia de alguien más, eso logro que dieran un brinco por la inesperada llegada. Al gritar y mirar de quién se trataba me encuentro con un chico alto, delgado, cabello negro, piel pálida y con unos ojos que eran de un azul oscuro.
Hermoso, era mejor describirlo así.
Me había sacado un susto horrible—Si, esa soy yo.
Respondo extrañada, no se quien sea pero tal parece que el si sabe sobre mi.
En cuanto le digo que si una sonrisa en su rostro se muestra, era como si en verdad se alegrará de saber quien era y es algo extraño.—Mucho gusto, yo so..
—Alec,
No logro terminar de presentarse pero tal parece que alguien lo hizo por el.
[...]
Espero que les haya gustado.
[♡]
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La otra Swan
Hayran KurguMuchas personas en mi vida me han mentido. Odio que la mayoría de ellas sean personas que tienen demasiada importancia para mi, odio que no tuvieran la seguridad de contarme de esos pequeños secretos. Porque los pequeños secretos llevan consecuencia...