RESISTENCIA

2.3K 141 11
                                        

Angela

No dormí nada de tanto pensar en cómo me iba a enfrentar a un grupo terrorista prácticamente sola.

Si bueno, llegue a la conclusión que eso es imposible y he incluso suicida. Así que después de darle tantas vuelta al asunto, logre encontrar una pequeña posibilidad de salir con vida. Son las seis y veinticinco de la mañana cuando obligó a Akira y a Ryan a montarse en el helicóptero de mi padre.

—¿Está pista siempre estuvo aquí?— Pregunta de Ryan asombrado mientras yo le abrochó los cinturones correctamente.

—Si, siempre ha estado aquí. Mi padre siempre fue fanáticos de los helicópteros y las avionetas. En específico las F-18, esas le encantaban— Le cuento mientras ayudó a Akira a ponerse los cinturones también. Le pasó los audífonos a cada uno antes de montarme en mi lugar y encender los motores.

—Los F-18 no son los que utiliza la fuerza aérea—. Escucho la voz de Ryan a través de los audífonos.

—Si, esos mismo. Antes de ser guardaespaldas él quiso estar en el ejército. Le fascinaba estar en el aire y volar todo tipo de naves, era su pasión—. Digo mientras comienzo a elevarme lentamente—. Él quería que yo aprendiera a volar todo tipo de naves para después hacerlo juntos. Así que cuando tuve la edad suficiente entre a una escuela de entrenamiento de pilotos.

—Todavía me acuerdo de esa época—. Esta vez habla Akira, aunque esta algo deprimida hace un esfuerzo por no desboronarse. —Cada vez que veía sus entrenamientos sentía que me moriría de un infarto.

Eso me hace reír porque si era cierto que era un poco arriesgada, pero en cierto punto ese pasatiempo me hacía sentir más cerca de mi papá.

—No seré tan experta como lo era mi papá, pero te puedo asegurar que me sé defender. Fueron cuatro años de estudio muy divertidos e interesantes.

—¿Hay algo que no sepas hacer?— Pregunta y yo me encojo de hombros divertida.

—Aún no he aprendido a conducir un bote correctamente—. Digo y eso lo hace quejarse mientras dice que si sé hacerlo, pero le estoy mintiendo.

Son varias horas de vuelo hasta que llegamos a Washington D. C. Tanto como Akira y Ryan no paran de preguntarme qué hacemos aquí, pero yo solo los ignoro hasta que ven que estoy descendiendo en la Casa Blanca.

—Cada vez estoy más confundido.

Cuando apago el helicóptero veo como los agentes y los guardaespaldas esperan por mí y bajo rápidamente para presentarme con el guardia principal.

—Sargento—. Saludo de manera militar y él hace lo mismo antes de darme la mano.

—Señorita Angela, es bueno verla después de tantos años.

—Ojalá fuera en mejores circunstancias—. Digo antes de hacer una seña militar al capitán que está al mando.

—Debo decirle que me sorprendió mucho que nos pidiera esta reunión. El presidente está muy feliz de volverla a ver.

—Hay temas que resolver y yo sé que el presidente me puede ayudar—. Comentó antes de pedirle a Akira y a Ryan que esperen en la sala. Los dos me miran confundidos cuando ven todas las personas que me siguen pero no tengo tiempo para explicarles cuáles son mis planes.

—¿Puedo saber cuáles son dichos temas?

—Afganistán, ¿le suena?—. Tanto el sargento Ronald y el capitán Hadfall me miran con curiosidad antes de pasarme a la sala de junta.

El presidente Holland se levanta de su silla y viene a donde mi a abrazarme rápido que me ve.

—Es bueno verte, pequeña Angela—. Saca una silla para que pueda sentarme y sonrío cuando veo a su esposa entrar también en la junta. —Años sin tener contacto y cuando recibí tu llamada no podía creer que eras tú, el pequeño sol de Samantha. Se te extrañaba mucho por acá. Pensé que jamás sabría de ti después de la tragedia y no te juzgábamos, sabíamos que iba ser difícil superarlo. Pero pensábamos que nos harías parte de esa superación.

Guardaespaldas (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora