Promesso

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Angela

Un paño húmedo es colocado en mi cabeza y tiemblo del frío cuando me lo presionan más. Quiero levantarme y quitármelo pero ni eso puedo. Mi cuerpo no coopera, mis ojos ni siquiera se abren y solo puedo murmurar cosas que ni yo sé lo que digo.

—Calma, cariño. Te pondrás bien, yo te voy a cuidar—. Tiemblo otra vez y siento muchas ganas de arroparme pero no me dejan.

—No puedes arroparte, Angela. Tienes demasiada fiebre—. Esta vez escucho la voz de Ryan y no sé porque me tranquiliza saber que estamos seguro y que no le pasará nada hasta que pueda volver a mis sentido. Suspiro aliviada y me rindo a mis sueños.— Descansa, guardaespaldas. Te prometo portarme bien.

No sé muy bien cuantos días pasó así. Escucho las voces de Akira, Ryan y Hendrick pero no despierto. No hay manera de que reaccione. Muchas noches escucho como Akira me canta suavemente mientras verifica que mi fiebre no vuelva a subir. Hendrick a veces entrena al lado de mi cama mientras me dice que cuando despierte no me dejara viva. Y Ryan...

Ryan solo se sienta a mi lado y comienza a hablar sobre sus personas sospechosas de este caso. Todo esto lo escucho, pero no contesto. Me pasó durmiendo y cuando mi cerebro decide que es suficiente abro mis ojos con pereza.

Todo está oscuro y la primera persona que veo es Ryan a mi lado dormido. En su mano tiene un papel con todos los nombres que ha mencionado y al final casi todos están tachado menos su madre y Ethan. Dejo de observar los nombres y subo mi mirada hasta que vislumbro sus facciones. Sus pestañas largas descansan sobre sus pómulos pálidos y sus labios están entreabiertos dejando salir unos ronquidos muy bajos. Su pelo cae por encima de sus cejas descuidadamente y casi quiero retirárselo pero me duele todo mi cuerpo.

Mi garganta está tan seca que no puedo pronunciar ni una palabra sin lastimarme y aun así gimo de dolor cuando muevo mi espalda. Eso basta para que Ryan abra sus ojos y me mire sorprendido.

—¿Estas despierta?— Es lo primero que pregunta con su voz baja y ronca. Casi quiero golpearlo por su estúpida pregunta, pero solo logro asentir. —¡Dios! Al fin, creí que nunca lo harías.

Me abraza con fuerza y vuelvo a quejarme de dolor haciendo que él se separe de mí rápidamente.

—Perdón, perdón, perdón. Fue la emoción del momento—. Sonríe apenado antes de levantarse de la cama rápidamente. —Iré a buscar a Akira, vuelvo enseguida.

Me deja sola y casi quiero quejarme otra vez porque solo quiero que me traiga agua. Miro a mi alrededor buscando aunque sea una botella de agua, pero no hay nada. Al final espero a que Akira venga y rezo porque Ryan traiga algo de agua. Ryan vuelve algo sonrojado y lo miro sin entender nada.

—No creo que Akira esté disponible ahora—. Mi ceño se frunce y veo como él se sonroja más y entonces lo comprendo.

Creo que transmito mi diversión porque no aguanta más y se echa a reír.

—Creo que me traume un poco. Es que... debí imaginármelo. Había demasiada tensión en esa ecuación—. Se acerca a mí y me ayuda a incorporarme para después sacar una botella de agua de su bolsillo.

Creo que mis ojos brillan al ver la botella porque otra vez ríe divertido. Me ayuda a tomarla poco a poco hasta terminarla.

—Pensé que moriría sino tomaba agua—. Hablo con voz ronca y me acomodo mejor en mi cama.

—Yo pensé que iba a morir sino volvías a abrir los ojos—. Miro a Jordan y veo lo serio que está. Sus ojos repasan mi cara con preocupación antes de que su mano verifique si tengo fiebre. —Estuviste cinco días así. No había manera de que te levantaras, la fiebre solo subía más y más. Llego un momento que Akira pensó en llevarte al hospital sin importar que eso nos dejara al descubierto, pero creo que la escuchaste porque empezaste a mejorar en seguida.

Guardaespaldas (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora