PARTE 4

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Editado 19 de Agosto del 2019

Me acosté en la bañera y Cerré los ojos tratando de relajarme. Mi cuerpo se encontraba tenso, trataba de regular mi propia respiración, pero me era imposible no temblar. Abrí los ojos y me sorprendí al ver a Suga sin camisa y con una pantaloneta.

- Muévete hacia adelante - su rostro estaba serio, sin embargo utilizó un tono suave y amable. Yo obedecí, él entró a la tina y se sentó atrás mío poniendo sus piernas a mis costados.

Puso sus manos en mis brazos y con algo de fuerza hizo que mi espalda se apoyará en su pecho. Al principio fue incómodo el contacto de su piel contra la mía, pero no tardé en acostumbrarme, después de todo no había más alternativas.

Retiró sus manos de mis brazos y tomó un poco de lo que parecía ser shampoo. Puso sus manos sobre mí cabeza y comenzó a masajear suavemente mi cuero cabelludo. Mis músculos ya estaban casi completamente relajados, Suga era delicado, se tomaba su tiempo.

- Levántate un poco - rompió la burbuja de silencio que se había formado en el lugar hablando bajo, casi en un susurro junto a mi oído. Me senté jibando un poco la espalda, él se acomodó.

Puso jabón líquido en sus manos y prosiguió a ponerlo en la piel de mi espalda. Daba suaves masajes apenas en mis hombros. Pues el agua no permitía que más de la mitad de mi espalda quedara al descubierto. Paso sus manos a acariciar mis brazos, daba suaves roces que hacían erizar mi piel. Me recostó de nuevo sobre su pecho y continuó masajeando mis brazos. Cuando llegó a mis manos comenzó a jugar con mis dedos, algo tierno en realidad.

Tomó un poco más de jabón y puso sus manos en mi cuello, pasando unas pocas veces por él. Bajó un escaso espacio ubicando sus dedos en mis clavículas, masajeandolas y bajando sus movimientos un poco más, sin llegar a mi pecho. Mi respiración de nuevo empezó a agitarse.

No quiero que me toque...

- Tranquila. No voy a hacer nada que te haga sentir mal, confía en mí - comentó cómo si hubiese leído mis pensamientos. Me limité a asentir y tratar de normalizar mi respiración.

Cuando terminó con esta parte bajó sus manos a mi cintura y mi abdomen, evitando la zona de mi pecho. Acariciaba de arriba a abajo dentro del agua. Cada movimiento que realizaba era lento, meticuloso y delicado.

Sentí un ligero cosquilleo cuando introdujo un dedo en mi ombligo en un movimiento lento y no muy duradero, di un corto quejido mientras lo observe de reojo, sonrojada. En su rostro se dibujó una pequeña sonrisa.

En un movimiento. No sé si descuidado o mal intencionado bajó sus manos quedando casi a la altura de mi pelvis. El toque hizo que apretara fuerte las piernas, tomé su brazo y lo retuve fuertemente, mi cuerpo se tensionó y me puse a alerta.
- L-lo siento - dijo algo tímido mientras levantaba su mano eliminando el contacto que había entre esta y mi cuerpo. Solté su brazo y bajé la guardia.

- Sigue - dije casi en un susurro.

Narrador

El chico se levantó de la bañera y se sentó de frente a June.

- Acércate - habló recostado en el borde de la bañera contrario a donde estaba June.

- ¿Cómo? - preguntó con confusión.

Él tomó las piernas de la chica y con algunos toques le hizo entender que se acercara más a él. Así lo hizo, ubicando sus piernas casi enrolladas en el torso del joven. Él se separó un poco del borde acortando más la distancia entre sus torsos. La tomó de sus brazos y la atrajo a él, logrando que se montará sobre sus caderas. El pecho de ella quedó descubierto, sin embargo, la mirada de Suga se mantuvo en sus ojos al igual que la de ella.

Síndrome de Estocolmo (Suga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora