Historia Paralela II (La niña del bajo mundo)

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Un hombre encapuchado recorría las oscuras calles de lo más profundo de la ciudad de los Sueños. 

La ciudad en antaño tuvo otro nombre pero ahora ya nadie lo recordaba, todo el mundo la conocía por su apodo, La Ciudad de los Sueños.

La primera impresión que el nombre daba, era el de una ciudad hermosa, llena de expectativas y deseos, pero la verdad era muy diferente.

La ciudad fue apodada así porque los sueños eras lo único que quedaba, todo lo demás había parecido, era lo único que los hombres ahí aún conservaban.

El reino al que una vez perteneció la ciudad lo había abandonado, el control yacía ahora en las manos de oscuros poderes que solo seguían sus caprichos sin límite alguno.

Con el paso del tiempo la ciudad se convirtió el principal exportador de esclavos de los reinos que colindaba, así como de quimeras y el hogar de muchas sectas y clanes que no deseaban ser encontrados.

La ciudad, que una vez perteneció a un Imperio de Primer Nivel era inmensa, estaba conformada por diferentes niveles como si de una torre se tratase. Eran conocidos como el bajo mundo, el mundo intermedio, el mundo superior y el mundo exterior.

El mundo exterior era hermoso, los frutos de las riquezas obtenidas a través de los inmorales servicios que las personas de la ciudad proveían se podían observar ahí, parecía una ciudad celestial concebible solo en sueños. Pero claro era que el nivel económico necesario para residir en ella era extremadamente elevado, muy pocos viajeros regulares podrían costearlo, solo estaba destinada para las altas esferas de poder y nobleza junto con los comerciantes que siempre eran bienvenidos.

El mundo superior, era el nivel inferior correlativo al mundo exterior, era el destino de las personas adineradas pero que no podían compararse con los grandes clanes o realeza. Era normal en la vista y aquí se empezaban ya a realizar o ofrecer los servicios inmorales.

El mundo intermedio era terrible, aquí ver esclavos caminar en largas colas para ser vendidos era algo común, cadáveres por doquier, prostitutas muertas y gente enferma era de lo más normal.

Pero el verdadero infierno residía en el bajo mundo, el deposito de basura de la ciudad. Donde la luz del mundo ya no llegaba y la oscuridad reinaba. Aquí se escondían quienes no querían ser encontrados por el mundo, asesinos, ladrones, caníbales, toda clase de monstruos rondaban este sector.

El olor era nauseabundo capaz de hacer vomitar a quien lo oliese por primera vez, en las calles se observaban cerros de cadáveres incendiándose y inclusive habían quimeras defectuosas sueltas que devoraban los cuerpos fríos.

Y es en está oscuridad en donde aquel hombre encapuchado se movía sigilosamente hasta llegar a un edificio parcialmente derrumbado. Silenciosamente entró sin ser detectado y observo a las personas que se reunían ahí.

Diferentes hombres y mujeres se encontraban gritándose unos a otros.

-"¿Por qué no podemos quedárnosla? ¿Por qué debemos entregárselo a ese mocoso?"-, gritaba un hombre de aproximadamente cuarenta años de contextura fornida con el cuerpo lleno de cicatrices.

-"El trabajo fue matar al portador, obtener la bolsa y entregarla al cliente, en ningún momento debimos abrir la bolsa y ver su contenido. No tenemos porque discutir eso, debemos cumplir con el trabajo."-, dijo una chica de apariencia joven que portaba dos dagas rojas en su cintura.

-"Pero el cliente nunca nos dijo que adentro había una semilla original, el precio de esa cosa en el mercado negro sextuplicaría el precio que el mocos nos pago para obtenerla."-, agregó otro hombre de aspecto delgado casi esquelético que se apoyaba con un bastón.

El Emperador del Relámpago: Un nuevo comienzo (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora