28.- Una terrible idea

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Todo el auditorio intentaba ubicar de donde provenía la voz.

Mientras tanto el representante del Clan de Tigre Infernal frunció el ceño y habló cordialmente, -"Estimado señor, mi nombre es Maximo y vengo en representación del ancestro de nuestro clan, quisiera saber ¿Con quien tengo el gusto?"-.

Maximo no está idiota, sabía claramente que nadie ofendería al ancestro en su sano juicio, solo que solo permitía tres opciones para la presente situación.

La primera, que aquel hombre no conociese a su clan ni a su ancestro, posibilidad que tenían una probabilidad baja dado que su clan era muy famoso en el reino y dado que había logrado ubicar la voz y está provenía de unos de los palcos VIP superiores.

La segunda opción consistía en que estuviera competiendo con un loco, pero había pocos dementes que tuvieran tanta plata.

Y la tercera opción era que aquel sujeto tenía un estatus similar o superior al de su clan.

El auditorio de la Mansión de los Siete Placeres estaba conformado por un primer piso donde yacían los usuarios regulares, conformados por la baja nobleza y los provenientes de clanes y familias intermedias.

Un segundo piso más exigente en cuanto al prestigio del cliente, que era donde Maximo residía. Diferentes palcos de varios colores se concentraban en ese piso.

Un tercer piso con tres palcos negros y tres palcos blancos, los negros era donde los invitados especiales residían. Y los blancos estaban previstos para la alta nobleza, como duques o príncipes.

Y finalmente un cuarto piso destinado a la nobleza directa, es decir el rey, reina y el príncipe heredero.

La voz en cuestión provenía de un palco negro del tercer piso, por eso debía tener cuidado, no quería ofender al dueño de la voz. Si fuera débil el Clan lo respaldaría en su lucha pero si por algún motivo ofendiese a alguien del mismo estatus, el clan no buscaría problemas y lo eliminaría a él. Al fin de cuentas su estatus era elevado pero había llegado ahí a través de conexiones familiares y políticas, no gracias a su propio esfuerzo, cosa que el clan tomaba en consideración.

Sin embargo, Astalris no respondió y simplemente continuó mirando a Tamaris.

Ante el incómodo silencio que se generaba la anfitriona había olvidado su deber, cuando se percató de esto volvió a hacer la cuenta regresiva, -"300 000 monedas de oro a la 1, a las ..."-

La cara de Maximo ardía de ira, no solo había sido ignorado sino que esté hecho había ocurrido en un evento público frente a todas las demás casas y clanes.

-"350 000 monedas de oro"-, dijo agriamente.

-"500 000 monedas de oro"-, dijo inmediatamente Astalris como si la diferencia no significara nada para él.

Maximo palideció ligeramente, si bien 500 000 monedas no era una suma extravagante para su clan, tampoco era una pequeñez, además sabía que la pelea por las técnicas y manuales de Nivel Santo y Nivel Rey sería despiadada, no podía desperdiciar dinero acá.

Si fuera otro supuesto no le importaría perder el jarrón, al fin de cuentas era un pasatiempo que su ancestro había cogido, pero no podía pasar la vergüenza sufrida así que decidió realizar una última mentira que en muchas oportunidades le había funcionado.

-"501 000 monedas de oro"-, dijo Maximo.

-"Al estimado señor del palco negro, quería infórmale que acabo de recibir órdenes directas de nuestro ancestro, desea a toda costa obtener el jarrón, espero que pueda permitirme cumplir el pequeño capricho de nuestro ancestro, el clan le estará muy agradecido."-, dijo maliciosamente seguro de sus palabras.

El Emperador del Relámpago: Un nuevo comienzo (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora