14.- La ceremonia

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Las familias ingresaban constantemente al salón principal. 

Astalris siguió a sus padres mientras observaba la catedral. Quienes estaba encargados en esté reino del despertar de los niños era la Santa Iglesia de la Diosa Elir, la diosa protectora de los humanos.

En antaño habría sido inconcebible la realización del despertar de un elfo en una iglesia de Elir, por la diferencia de razas, pero en la actualidad según lo narrado por sus padres, las alianzas entre razas y sus dioses contra las sectas y cultos malignos habían permitido este avance. Ahora ningún joven elfo debía viajar en busca de una Iglesia de Meru, diosa protectora de los elfos, sino que podían realizar sin ningún problema su despertar bajo la visión de Elir.

Astalris pudo ver algunas familias elfas que también estaban en el grupo. También pudo distinguir dos familias enanas y una familia etheral. 

Los etheral eran una raza muy rara pero al mismo tiempo muy poderosa, las mujeres etheral tenían una apariencia muy similar a la de los elfos y humanos, pero en su frente tenían tres pequeños cuernos que brotaban levemente y todo su cuerpo estaba cubierto de tatuajes azules. Los hombres en cambio, era mucho más grande que los hombres humanos o elfos, llegando a medir aproximadamente dos metro y medio, el tono de su cuerpo era de un azul leve y tenían un solo cuerno prominente que brotaba de su frente.

Esta raza era considerada descendiente de la raza elemental, dado que aún mantenían algunas similitudes como la habilidad de convertir su cuerpo o partes de el en los elementos que dominasen. Esto los hacía extremadamente poderosos sin siquiera tomar en cuenta sus signos. Sin embargo a lo largo del tiempo la raza había enfrenado diferentes calamidades. 

En primer lugar su raza tenía por naturaleza una tasa de natalidad incluso más baja que la de los elfos, pero su vida no era tan larga como la de ellos para darse el lujo de seguir intentando. Ante esto tuvieron para no reducir exponencialmente su población cruzarse con otras razas con mayor nivel de natalidad. 

Y en este mundo no había raza alguna que superase a la humana para reproducirse. Muchas otras razas tenían diferentes ventajas innatas que en comparación con la raza humana hacia a esta última ver muy débil, por ejemplo los elfos tenían una vida casi inmortal y afinidad innata con la magia, era raro ver un elfo que no sepa magia, los enanos tenía un físico increíble y una afinidad con el elemento tierra que los hacia expertos herreros, las sirenas tenían afinidad con el elemento agua y podía respirar perfectamente bajo ella y los orcos una fuerza extraordinaria y una elevada regeneración ante heridas o daño . Pero todo esto era compensado con su inmensa capacidad de reproducción y organización, a lo largo de la historia la raza humana había formado inmensos y poderosos imperios y reinos, con poblaciones inmensas. Si de cien personas una era un genio, la raza humana con la cantidad de su población tenía miles, pudiendo de esta manera suplir su desventaja contra otras razas.

Era muy probable que aquella familia etheral tenia la intención de que su hija estudiase en una academia humana y por eso estaban presentes, incluso quizás para buscar candidatos para su hija.

De repente el sacerdote de Elir ingreso a la sala y cesaron los murmullos. Se paró en el altar y mirando al techo dijo en voz alta: -"Oh bondadosa Diosa Elir, estamos aquí reunidos para el despertar de las nuevas semillas de esté reino, por favor otorgarles tu bendición y permite que los Dioses invitados a esta reunión puedan hacerlo a su vez."-

Luego miro a las familias y continuo, -"Empezaré a llamar a los niños de acuerdo a la lista de inscripción, se acercaran al altar y podrán sus manos en la esfera divina. Tras la revelación de su signo volverán a su sitios y esperaran al resto. Comencemos. Rundeo Amiris, pasa adelante por favor."-

El Emperador del Relámpago: Un nuevo comienzo (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora