22.- La técnica de nivel Artesano

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La sirviente quedó estupefacta. 

Muy pocas personas había pedido hablar directamente con el gerente desde que ella trabajaba en ahí. Si bien el gerente no era un guerrero o mago, su estatus como gerente de la sucursal de la Mansión de los Siete Placeres en la ciudad de Amdarar lo ponía al mismo nivel o incluso ligeramente superior al de guerreros Nivel Avanzado o Productores de Nivel Experto.

La Mansión de los Siete placeres era una de las grandes casas de subastas que tenía sucursales en la mayoría de los reinos e imperios, tenían una inconcebible red de contactos y proveedores, pudiendo de esta manera subastar increíbles objetos y tesoros.

La sirviente dudo, no podía llamar al gerente por algo o alguien insignificante pues sería severamente castigada. Pero si en verdad aquel hombre tenía el estatus necesario para poder hablar con el gerente o deseaba vender algo sumamente valioso no podía dejarlo pasar.

-"Estimado señor, ¿Podría saber su nombre para poder presentarlo?-", dijo tímidamente la sirvienta, intentando descubrir la identidad de aquel hombre.

-"Mi nombre es Erun-", dijo Astalris secamente.

-"¿Erun? No hay ningún experto o patriarca conocido de ese nombre en la ciudad y las ciudades cercanas. Debe ser un artista marcial o mago independiente, sin el respaldo de una facción mayor. ¿Qué debo hacer?"-, se preguntó al sirvienta mientras empezaba a entrar en pánico.

-"Ya sé, contactare al sub-gerente él sabrá que hacer."- se dijo la sirvienta, mientras procedió a invitar a Astalris a esperar en un salón privado y corría a buscar al sub-gerente.

...

Un hombre de mediana edad se encontraba en su escritorio revisando minuciosamente un artefacto con la figura de un jarrón. Tenía hermosos grabados azules con imágenes de dragones y fénices.

Aquel hombre era Carlos, el sub-gerente de la sucursal de la Mansión de los Siete Placeres. Recientemente el gerente le había dado dicho jarrón y le había encargado la tarea de determinar su uso, valor y de venderlo, pero tras varios y repetidos fracasos no había podido entender un solo aspecto del jarrón. Solo que no podía abrirse de ninguna forma y que era indestructible. 

"-Quizás si lo amarro a una cuerda pueda usarse como arma."-, pensaba Carlos sin más ideas. 

Pero la idea de un jarrón atada a una cuerda para utilizarse como arma no era una buena idea, de hecho resultaba ridícula.

De repente su puerta fue golpeada levemente.

"-Adelante"-, dijo Carlos.

Rápidamente entró Ana, una de las sirvientas encargadas de la recepción y de acompañar a los clientes.

-"Dime Ana, ¿Qué ocurre para que me interrumpas en este momento?"-, dijo Carlos sin muchos ánimos, claramente frustrado por el jarrón.

-"Maestro Carlos, un hombre desea hablar con el gerente, dice llamarse Erun, pero no conozco a nadie con ese nombre, por la importancia del tema he venido a consultarle primero-", dijo Ana firmemente.

-"¿Erun? No reconozco a nadie con ese hombre. ¿Venía con sirvientes o algún distintivo, emanaba alguna aura o presencia?"-, preguntó Carlos.

-"No maestro, es un hombre de tez bronceada, cabello negro de unos cuarenta o cincuenta años. Viene vestido completamente de negro y usa capucha, no he sentido ninguna presencia. Pareciera que fuera un mortal normal sin maná.", dijo Ana.

-"!Bah! Debe ser alguien intentando aparentar estatus, veamos que quiere."-, dijo Carlos mientras se dirigía a la sala de espera.

Al ingresar a la sala, Carlos y Ana vieron al hombre sentado en un sillón con los ojos cerrados. 

El Emperador del Relámpago: Un nuevo comienzo (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora