47.- Partida inesperada

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Krenalis y Aeris conversaban emocionados mientras daban instrucciones a los diferentes sirvientes.

Estaban previos a la fiesta de cumpleaños de su hijo.

Si bien Astalris había pedido algo reservado y privado solo para la familia, sus padres habían decidido totalmente ignorar los deseos de su hijo y presumir al mundo lo genial que era.

Astalris solo pudo suspirar ante los orgullosos y emocionados ojos de sus padres.

Con el cambio de estatus de ambos de sus padres la fiesta había tomado una magnitud diferente.

Aveces costaba recordar cuando hace unos años el cumpleaños de Astalris era celebrado en su antigua pequeña casa y solo eran los tres.

La larga lista de invitados actuales incluía a varios jefes de clanes y varios miembros de la nobleza. Inclusive la corona había mandado a un Representante y el Gran Anciano de la Mansión de los Siete Placeres había venido personalmente.

Ahora que el talento en la espada del hijo de la Santa Aeris era conocido por muchos las propuestas de matrimonio no se hicieron esperar. Y aunque sus padres se morían al ver candidatas potenciales ambos sabían que no podían tomar una decisión tan importante sin su consentimiento.

Y tristemente para ellos al parecer Astalris no tenían la intención de darles nietos pronto.

La ceremonia empezó y el ambiente era ameno, todos estaba a la espera del aclamado niño genio.

Entonces Astalris ingresó al patio y un silencio inundó el aire.

Muchas de las invitadas y señoras lanzaron un gemido y resistieron el impulso de desmayarse. Otras apretaron los dientes mientras se arrancaban los pelos intentando pensar una forma de obtenerlo para sus nietas.

Un hermoso niño elfo de cabello plata y ojos dorados, vestido de una elegante túnica azul oscuro avanzó lentamente.

Los brazos de su manga iban perfectamente remangados y su cabello largo estaba atado con un simple lazo rojo.

Se podría decir que su apariencia no era extravagante, pero su caminar así como la presencia que emanaba solo podrían ser descritas como la elegancia misma.

A su costado una espada delgada y fina colgaba de tal manera que pareciera una extensión de su ser.

Astalris simplemente hizo un gesto de saludo a los presentes, sencillo pero formal y procedió a sentarse en el asiento de honor.

La fiesta empezó y el alcohol empezó a recorrer todas las mesas. Varios de los presentes se acercaban a saludar a Astalris quien los recibía con unas pocas palabras cordiales pero no promovía una conversación más detallada.

En un punto de la fiesta donde era pocos los que aún conservaban sus capacidades locomotoras Astalris se levantó y procedió a retirarse a su habitación a meditad observando el reflejo de la luna sobre el agua en su patio.

Al cabo de una media hora una sombra se deslizó hasta su puerta pero no tocó ni se presentó, parecía estar penando que decir.

Astalris entonces dijo tranquilamente, -"Adelante Tysam.-"

Tysam no pareció sorprendido de ser detectado porque ya conocía la personalidad y habilidades de Astalris, así que simplemente entró y se sentó a su espada.

-"Joven maestro..-", dijo por un momento, pero se quedó en blanco tratando de buscar las palabras correctas para expresarse.

Astalris sonrió y contestó, -"¿Como está el Clan de los Guerreros del Sol?"-

El Emperador del Relámpago: Un nuevo comienzo (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora