eight

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Narra 0

—Los chicos de ayer eran bastante raros, cero.—me dijo 5, mientras íbamos saliendo de la habitación. Rodé los ojos y lo miré incrédulamente. —¿Qué?—me detuvo y dejamos de caminar por el pasillo de las habitaciones. —Deberías tomarlo más enserio. Lo siento, son raros, esconden algo y NO SON NORMALES.

—¿Más raro que un señor de 47 años en un cuerpo de 13 y una robot?—contesté y continúe caminando. —Creo que papá fue muy estricto con eso de no hablarle a extraños. Ellos fueron atentos y adorables.

—Bien. Sí tú no quieres creerme, yo lo haré. Investigaré quienes son esos niños.—aceleró el paso y bajó rápidamente las escaleras del hotel.

—¡Cinco! Probablemente nunca los volveremos a ver.—gritaba corriendo detrás de él. —¿Podrías prestarme atención? Hay cosas más interesantes que hacer.

Llegamos a la planta baja, la recepción mejor dicho. En la sala de espera, estaban sentados el club de amigos ya mencionados. En cuánto nos miraron saludaron con su mano, 5 me volteó a ver inmediatamente dándome una cara de “te lo dije”.

—Te dije que sentía que ellos querían algo.

—¿Tú sabías que ellos estaban aquí?—le susurré. En dos segundos ellos ya estaban parados frente a nosotros, con una sonrisa de par en par.

—Hola.—saludó el ruloso, sí mal no recuerdo era Stan. —Queríamos saber cómo estaban, según nos dijeron estaban algo perdidos.

—Oh, nos iremos hoy. Gracias por preocuparse.—contesté, no muy amablemente pero era neutral. Era raro, 5 tenía algo de razón. No creo que sean unos asesinos, pero sí demuestran demasiado interés.

—Oh... Queríamos invitarlos a comer.—dijo Eddie, cómo sí estuviera esperando su turno de hablar. —Sólo sí quieren, no queremos parecer acosadores.

—¿Por favor?—pidió Bill. —Deberían disfrutar más la ciudad.

Yo con mi cara demostré que no íbamos a hacerlo, no iba a salir con extraños.

—Sí, ¿dónde sería?—contestó 5 rápidamente. Lo miré sorprendida, ¿qué no desconfía de ellos? —No nos molestaría. Aparte mi hermana le gusta Richie.—añadió, el de lentes me miró algo confundido, pero me dio a la vez una mirada coqueta. Volví a mirar a 5 y estrují mi mano, provocándole un dolor fuerte en la panza de 5. Tenía demasiada mala suerte, sí estamos conectados tengo 40% de poder sobre él. Me volteó a ver con odio, le susurré “idiota”.

—¿Enserio?—preguntó Stan con cara de asco.

—Tienes suerte, Eliza. Richie no ha dejado de hablar sobre ti desde que los conocimos.—me dijo Bill y 5 reía al fondo.

“No me defraudes” sonó la voz de 5 en mi cabeza. Maldita sea, tenías que estar conectado conmigo.

—Sí...—dije no muy convencida, con una sonrisa forjada. El de lentes me miraba sonrojado, esperaba un comentario asqueroso de su parte pero sólo me sonrió, muy sinceramente.

—Bien, pues la mamá de Bill cocina... Así que podríamos ir a su casa.—Eddie nos dijo. —Vamos, los restaurantes de Derry son una mierda.

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Llegamos a la casa de Bill, habían cuadros por toda la casa de su familia. Él, un niño pequeño, su mamá y su papá. Su madre se veía algo triste, pero nos trató demasiado bien. Richie me hizo tema de conversación todo el tiempo durante la comida, cosa que no me desagradó porque el chico tiene un buen sentido del humor. La madre nos hacía preguntas cómo si nosotros fuéramos viejos amigos del grupo de amigos, al parecer el chico mintió un poco. También era demasiado raro tener que contestar por el nombre de “Eliza”, para Cinco igual lo era.

000 ; «Número 5»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora