maratón (2)

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Fifteen

Era cómo sí por toda mi garganta hubiera humo caliente. Sentí cómo mi presión bajó, no quería hacerlo. Sabía que ahí habría algo que no me gustará ver, simplemente no veo lo magnífico que Bill me comentó ahí.

Cerré mis ojos, inhalé y exhalé hondo. Cerré mis dos manos con fuerza, abrí una y la acerqué al libro.

Comencé a leerlo.

La primera página ya la había leído, así que avancé a la segunda.

“Mi mejor creación”

Sonreí, se me escapó una lágrima. Era increíble que en este libro este todo sobre mí.

Controla la mente de las personas.
Página 3


Viajes en el espacio.
Página 13.

Invocar a los muertos y hacer viajes con ellos.
Página 21.

Viajar de un lugar a otro sin alterar el tiempo.
Página 29.

Revivir a las personas.
Página 35.

Leer las memorias.
Página 40.

Cambiar de un cuerpo a otro.
Página 45.

Invocarla.
Página 48.

Ser invisible.
Página 55.

Súper fuerza.
Página 64.

Controlar el tiempo.
Página 76.

Rapidez.
Página 83.

Hacer realidad los deseos.
Página 90.

Modo de destrucción.
Página 101.

¿Cómo por qué papá querría destruirme en algún momento?

Esa página estaba en blanco. No había letras, no había nada.

Puse mis manos en mi frente y comencé a llorar. Me dolía, que mi mayor ejemplo a seguir quisiera destruirme. Que quizá él ya sabía que no iba a ser lo que esperaba.

Golpeé con fuerza el espejo y continúe llorando. Había sangre derramandose por el espejo, pero ni siquiera lo sentía. Simplemente quería llorar, y continuar llorando, sentía que nada era suficiente.

Me tiré al suelo y me recargué sobre la pared. Cerré mis ojos, sin pensar en nada.

—Jamás te destruiría, Cero.—escuché la voz de papá. Abrí los ojos rápidamente, lo tenía a lado de mí.

—¿Entonces?

—Tan sólo mira el libro de nuevo.—me dijo. —Es una orden.

Me levanté y lo miré. Tenía mis lágrimas regadas por ahí y ahora unas letras rojas.

“Sólo Cero puede destruirse”

Decía que tenía que atravesarme lo que fuera en la parte baja, en mi chip. Con mis propias manos, sacar el chip y destruirlo. Así sería la única manera en que podía morir.

—¿Cómo por qué yo querría suicidarme?—le pregunté y ya no estaba.

Cerré mis ojos con frustración abrí la puerta de un portazo, ¿dónde está Cinco?

Regrese al baño corriendo y seguí leyendo. Ahora había letras rojas por todo el libro, cosa que no estaban.

“No invocar antes del 2019”

Cerré el libro de un golpe e intenté saltar justo a dónde Cinco estaba. Pero no pude. Caí al suelo.

—Que lástima.—era mi voz.

—¿QUIÉN ES?—grité desesperada.

—Soy tú, ¿no eres tan tonta, o sí?—me contestó. Miré a todos lados, su voz se escuchaba justo en el cuarto. Pero ni había nada.

—¿Quién mierda eres?—volví a preguntar amenazante.

No había respuesta, así que comencé a desesperarme. Era ella. La que me había estado haciendo daño.

—Escucha. Soy tú. No quiero hacerte daño.

—¿Cómo estoy tan segura de eso?—contesté, aún intentando verla.

—Bien. Deberías preguntarle a él.

El escenario cambió completamente. Ahora estaba dentro de una casa abandonada. Comencé a explorarla.

—¿Cinco?—comencé a llamarlo. Suena un poco tonto, pero la mayoría del tiempo estamos juntos.

Intenté conectar nuestras mentes.

“Cinco, estás aquí?” “Escucha, se que estás enojado conmigo. O bueno, en realidad no lo sé. Pero te necesito.”
“De verdad, te necesito”

Al decir eso sentí cómo si hubiese un rayo de electricidad en mi cabeza. Me aturdio demasiado, toqué mi oreja y salía sangre.

Vi la puerta, estaba cerrada. Con todas mis fuerzas intenté abrirla, pero era en vano.
Entonces encontraré otra puerta.

Caminé y vi un cartel pegado sobre un mueble.

“Se busca a Richie Tozier”

Oh, ahora sé dónde estoy.

000 ; «Número 5»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora