4 de Diciembre

353 18 0
                                    

7 A.M.

Hoy voy a engañar a mi presa por primera vez sola. Nadie va a ayudarme ni a observarme, ni siquiera Jairo. ¡Estoy tan emocionada! Se trata de una chica llamada Bridget que parece apropiada para mi, porque no tiene muchos amigos y le gusta un montón la música pop. Lo único que tengo que hacer es enseñarle un CD con mi foto en la carátula y caerá rendida a mis pies. Por supuesto, esto será tarea de varios días, tal vez meses, aunque yo creo que no será tanto. Intentaré terminar lo antes posible para pasar al siguiente o la siguiente, que se supone que será más difìcil. En realidad no estoy segura de querer pasar al siguiente ''nivel'', pero supongo que tendré que hacerlo de todos modos. A pesar de lo bueno del caso, estoy algo disgustada porque Naia y su mejor amiga (una tal Charlotte) no paraban de reírse de mi porque decían que yo iba a ser la asesina de Bridget Jones (porque la chica a la que voy a engañar se llama igual) y yo, como siempre, he entrado en el trapo con una facilidad y rapidez increíbles, porque a mi (todo el mundo lo sabe o se lo imagina) siempre me ha encantado El Diario de Bridget Jones, de Helen Fielding. Fue el primer libro que me leí enterito, cuando aprendí a leer, claro. La verdad es que me sentía identificada con la protagonista. O quería hacerlo, porque la verdad es que ahora que lo pienso no nos parecemos en nada. ¡Qué pena! Tiene una vida tan agradable, aunque no lo valore... Bueno, volviendo al caso; también tendré que ser muy amable con Bridget y en eso me voy a tener que esforzar mucho, porque hace tiempo que estoy encerrada en la casa (ellos lo llaman guarida, pero a mi me suena demasiado peliculero) de la Mafia Licantrópica, y no me he relacionado con nadie más que con Oscar (una molestia ocasional), Naia (una ligera pero continua molestia), Charlotte (un verdadero suplicio) y Jairo (peor que una cadena perpetua y pena de muerte juntas). Esto no ha contribuïdo a hacerme muy agradable, pero seguro que conservo algún mínimo indicio de mi antiguo y místico pensamiento. Oh, venga ya... No me acuerdo ni de hablar normal. Voy a dejarlo. Me quedaré todo el día enfurruñada en la cama, sin hacer nada. Y si alguien se atreve a decirme algo, me lanzaré encima suyo y lo mandaré para Marte. No hay más que hablar.

7:10 A.M.

Estoy al borde de un ataque de nervios... Acaba de llegar Charlotte (que, por cierto ¡qué son esas confianzas de meterse en mi cuarto sin llamar!) y me ha dicho, no, me ha ordenado que me ponga manos a la obra. Yo, lógicamente, le he dicho que ni hablar. Y entonces ella me ha cogido el diario y ¡lo ha leído! Se ha echado a reír y me ha llamado cosas imperdonables, como tonta, estúpida, infantil y otros tremendos insultos... Me he pasado un montón de rato discutiendo con ella y al final he tenido que desistir porque me ha amenazado con... con... Bueno, con algo horrible que no recuerdo ahora mismo. Bueno, supongo que me toca trabajar. Después de todo yo siempre he caído bien a la gente. 

10 P.M.

¡Ha sido terrible! Tal y como estaba planeado, he salido a la calle con ropa chillona y con el pelo perfectamente peinado. He dado vueltas durante tres horas alrededor del portal de Bridget y, cuando al final ha salido, yo estaba ocupada tomándome un helado (hacía tanto calor). Bueno, total, que he tenido que esperar ¡¡cinco horas más!! Para que volviese a su casa con el semblante totalmente abatido y resignado. Entonces, cuando la he visto aparecer, estaba preparada y, siguiendo el plan, me he chocado con ella, derramando el contenido de mi bolso (un pintalabios, una revista en plan Magazine de éstas cutres y, destacando completamente, el CD con mi fotografía en la carátula) por todo el suelo. Las dos, nos agachamos a recoger el desastre y, sin querer, nos dimos un golpe en la cabeza. Entonces, la chica, bajó la cabeza y me miró un largo segundo. Luego, preguntó:

-¿Eres...?

-¿¿Sí??

-...estúpida? ¡Me has hecho daño! ¡Y por culpa de ayudarte a recoger todo lo que se te ha caído por ser tan patosa!

Después de eso, lo he pasado fatal fingiéndo que lo sentía tremendamente y pidiéndo disculpas humildemente durante quince minutos. Al final, cuando he conseguido que dejara de despotricar sobre mi, le he tenido que decir, patéticamente y casi arrastrándome:

-Perdóname. Como muestra de mi desánimo, te doy este CD  de música pop.

Entonces ha sido cuando ha mirado a la chica de la portada y luego a mi y ha exclamado, dando ridículos salitios:

-¡Ay, Dios mío! ¡Eres cantante! Y, oh... ¡Alyson Fosch! Durante una temporada fuiste lo más, pero luego desapareciste sin dejar rastro y todo el mundo pensó que habías muerto. Saliste mogollón en los periódicos. ¡Y yo me aprendí de memoria tu canción de Sad End

-Ah, eso está muy bien.

-¡¿¿Querrías ser mi amiga??!

-Claro que sí. Bueno, será mejor que me vaya.

Y aquí estoy, carcomida por la vergüenza de que todo el rato Jairo me ha estado vigilando (sí, me ha mentido y se ha plantado en una farola a espiarme vilmente, alegando a que solo quería ayudarme) y ahora, como que le caigo mal, todo el mundo se ha enterado de lo que ha pasado y se han reído de mi cada vez que me han visto aparecer por el pasillo. Es increíble, ¿no tienen mejores cosas que hacer? Burrrr.... Bueno, no importa. Pronto seré la mejor de todos y me pedirán perdón humildemente. Teóricamente.

Bueno, me voy a la cama

Adiós

Caperucita FerozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora