6 de Diciembre

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1 A.M.

No puedo dormir. No he conseguido soñar con mi príncipe azul. Solo he soñado con Charlotte burlándose de mi, Naia riéndole las gracias, Oscar mirando tranquilamente y Jairo dándole la razón calurosamente. De verdad es que estaba mucho mejor trabajando en la coctelería con Marie... No entiendo cómo me puedo llevar tan mal con Charlotte. En realidad, al principio, me cayó muy bien; pero yo a ella no. Fue instantáneo, no puedo comprenderlo. Por mucho que lo pienso, no encuentro ninguna frase hiriente que pueda haberle dicho para ofenderla tanto de buenas a primeras. Bueno, será mejor que no lo piense más. Si por mi fuera, seríamos tan amigas... Bueno, no puedo hacer nada más así que me voy a vestir y así ya estaré preparada para cuando dentro de diez horas me vaya a ver a Bridget. La vida de los licántropos es tan aburrida... No entiendo de dónde sacan las ideas esos escritores de ficción que ponen a vampiros y hombres-lobo medio héroes-medio asesinos que cada día tiene una aventura; quizás me vaya de paseo esta tarde. Siempre que no tenga que estar esta tarde también con esa horrible de Bridget. Nunca creí que pudiera odiar tanto a alguien. Excepto a John en nuestros primeros días. Je, je, je... Recuerdo aquella vez en el avión, de camino a Las Vegas, en que comencé a describirlo en mi diario y él empezó a leerlo en voz baja y a poner caras raras porque según iba leyendo, yo iba escribiendo. Allí fue cuando nos conocimos de verdad y nos caímos bien mutuamente. Buf... John era un buen chico, lamenté matarle, pero claro, no podía permitir que me desgarrara y luego me comiera, tuve que defenderme de algún modo. Creo que mis compañeros de la Mafia lo comprendieron, aunque no lo demuestren en absoluto. Dios mío, aún me queda tiempo hasta las 10 A.M. ¡Qué aburrimiento! Será mejor que me ponga a dormir otra vez.

9:45 A.M.

¡Oh, madre mía! ¡Es tardísimo! Menos mal que ya me he vestido antes, ahora solo me queda peinarme y maquillarme. Y coger el monedero. ¡Cielos! Bridget me está arruinando... Que si su carajillo de Magno, que si su sorbete de Mojito, que si vámonos al restaurante pijo del barrio caro para que me pagues una cena. Cuando yo le digo que no tengo demasiado dinero me dice:

-¡Oh, vamos, Alyson Fosch!-sí, tiene la mala costumbre de llamarme con su horrible voz de carretera Alyson Fosch- Eras cantante famosa, seguro que tienes algo de dinerito para tu buena amiga Bridget.

Tras lo cual yo tengo que forzar una sonrisa y sacar discretamente un billete gordo para pagar una comida en la que yo no he tomado más que un botellín de agua mineral. Entonces, viene lo peor porque dice a voz en grito:

-¿Lo ves Alyson Fosch? No seas tan tacaña. Se nota que todo era más barato en tu barrio de Brisbane, ¿eh?-. Todo esto seguido de una estrepitosa carcajada y un golpecito en las costillas. Es insufrible... ¡Bueno, me voy que se me hace tardísimo! Aunque parezca mentira empleo más de diez minutos en salir de la Casa.

4 P.M.

Me he quedado completamente sin blanca. Bridget es una despilfarradora, pero, obviamente, solo con MI dinero. Estoy sencillamente agotada. Primero hemos visto una peli de dibujos para mayores de tres años que trataba de un cepillo de dientes manual (sí, exactamente)  que tiene que librar una tremebunda batalla con otro cepillo de dientes eléctrico que pretende quitarle el puesto en el potecito de los cepillos de dientes. Al final de la película, Roblito (el niño protagonista y dueño de los dos cepillos de dientes) siente pena por su viejo y sucio cepillo manual así que tira su estupendo y nuevo cepillo eléctrico a la basura para continuar toda su vida lavándose los dientes con su cepillo, que acaba por contagiarle caries y otras enfermedades bucales por exceso de uso y un discreto defecto de fábrica que hace que retenga todos los gérmenes que elimina de las bocas de la gente que "limpia". Patético. Pero a Bridget parece haberle hecho mucha gracia. Bueno, mira, para gustos los colores ¿no? Qué se le va a hacer, Bridget es un chica con poca suerte. Pero eso no quita que sea insufrible y arrogante y estúpida. Bueno, el caso es que luego nos hemos ido a un restaurante carísimo y se ha pedido unos espaguetis a la boloñesa con  oro espolvoreado encima. Cuando se los ha empezado a comer, ha surgido de su boca un ruidito muy extraño y ha comenzado a succionar los espaguetis haciendo ese ruido cada vez más fuerte. Yo estaba muy avergonzada y me iba hundiendo en el asiento para que no me vieran con esa cosa. Entonces ha venido un chico guapísimo, pelirrojo y con los ojos verdes, y le ha preguntada a Bridget educadamente que si podía comer más silenciosamente. Entonces, ésta, ha abierto la boca dejando caer todo su contenido sobre la mesa y, con un brillo de indignación en sus ojos me ha dicho, no, corrijo, me ha exigido:

-Alyson, haz el favor de defenderme y decirle a este chico que me deje comer tranquila.

Yo no podía decirle que no, porque si lo hacía, adiós presa, adiós comida, adiós puesto medianamente bueno en la Mafia y adiós todo. De manera que me he levantado y me he llevado al chico enfrente de los lavabos para disculparme y suplicarle que no dijese nada más. El pelirrojo, resultó ser un buen chico y relajó la cara, sonriéndome. Me quedé embobada mirándolo y cuando se acercó un poco, yo pensé que era para darme un beso así que me sonrojé y cerré los ojos en silencio (llamadme lo que queráis pero el caso es que era un bombón). Como el mágico momento no llegaba, abrí los ojos pensando que tal vez necesitaba ayuda por mi parte y vi que el chico había bajado la vista y que estaba rebuscando en su bolsillo. Lo miré sin saber qué pasaba, pero otra vez, pensando que era una especie de tic nervioso antes de besarme, cerré los ojos otra vez. Al cabo de unos segundos, escuché su voz diciéndo:

-Oye, mira, lo siento. Toma esto y salid por la puerta del local de mi tío-y me puso algo en la mano. Cuando abrí los ojos, lo único que vi fue un billete de veinte. Dios mío, me quería echar a llorar allí mismo, pero conseguí aguantarme. Lo malo fue que Bridget se enfadó muchísimo conmigo por decirle en voz baja que tal vez sería mejor que nos fuésemos. 

Bueno, ahora ya estoy en casita y me voy a echar una pequeña siesta.

7 P.M.

¡Pero qué bien he dormido, señor! No recuerdo si he soñado algo, pero la verdad es que he descansado un montón. Que hambrecita tengo, ojalá me pudiera comer ahora a Bridget... ¡Eh! ¿Y por qué no debería? ¿Mmm? ¿Mmm? ¿Tiene alguien algo en contra? ¿Mmm? No. Lo sabía.

8:30 P.M.

Hay, que bien voy a dormir con el estómago lleno. Todo ha sido muy sencillo: he ido a casa de Bridget, le he dicho que siento mucho habernos tenido que ir del restaurante, que soy una pulsilánime, que acepte este cuchillo profesional recién afilado, que no se preocupe si pongo cara de histérica, que no grite. Y ya está. Jairo se ha enfadado mucho conmigo, pero Oscar se ha echado a reír y le dicho amistosamente que en realidad todos teníamos hambre. A mi me ha tocado la parte más grande. ¡¡¡¡YUHU!!!! Estoy feliz, superfeliz. Y ahora, me iré a dormir, que mañana me presentarán a mi nueva víctima.

¡Buenas noches!

Caperucita FerozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora