10 de Diciembre

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12 A.M.

Han sido unos días muy tranquilos. Me han encargado a otra víctima, que esta vez era un chico pobretón y huérfano. Al principio me dio mucha pena, porque me recordaba a mi, y además ya me estaba imaginando bailando con un guaperas desconocido al que yo subiría a la cumbre (como hicieron conmigo, pero sin comerle); y él me estaría eternamente agradecido. El problema fue que en realidad era una chico feucho e irritable que se quejaba de todo y todos a todas horas y a quién yo debía dar la razón en todo momento. Cuando por fin me lo pude comer, descubrí con gran disgusto de todos los miembros de la Mafia Licantrópica que este chico no estaba fichado solo por mi. Otra persona (no necesariamente un hombre-lobo) le había inyectado un veneno en la sangre para matarlo. Si Oscar no llega a notar un olor raro en el muerto, no la contamos. Jairo, Charlotte y Naia se han enfadado conmigo. En cuanto a Naia, no pasa nada; sus enfados duran tan solo medio día. Charlotte, bueno, me costarán muchas sonrisas forzadas que vuelva a mirarme directamente, pero no puedo hacer nada y de todas maneras nuestra relación es nefasta. Pero con Jairo, en fín, con Jairo la cosa es distinta. No es que me importe lo que piense ese narcisista empedernido, pero es que es el jefe supremo y no me conviene enemistarme mucho con él. Bueno, ya se le pasará. Ahora me han propuesto una presa a largo plazo. Es un poco más importante, porque ya no es de clase baja, sinó media, pero lo hacen para comprobar mi nivel de discreción. O al menos eso me han dicho. ¡Estoy emocionada! Espero que a ésta no me la envenen... Tengo ganas de poner en práctica mi gran don para mentir. Ya sabía que mi futuro era ser especial. No de esta manera, pero algo es algo, ¿no? Me voy a tener que conformar, me guste o no. Mejor tomarselo con humor. Por cierto, hoy he tenido un sueño muy raro. En él, yo estaba en medio del bosque, y no se oía nada, solo un pitido inquietante de ésos que usa el gobieno para evitar botellones. Bueno, total, que estaba ahí en el bosque y de repente una nube tapa el sol, dejándolo todo en la penumbra. Entonces el pitido se ha intensificado y he visto movimiento en los árboles, pero como no podía oir más que el pitido, me he quedado quieta y entonces algo ha salido- no lo he podido ver bien- y me ha matado. Ha sido muy  raro. Desde que he entrado en la Mafia Licantrópica, no había tenido ninguna pesadilla. Claro, que quizás no era una pesadilla... Bueno, no sé, a lo mejor. El caso es que ha sido muy extraño. A ver, volviendo al tema, que la chica se llama Saralyn. Yo creo que se me va a dar muy bien. Bueno, lo primero es vestirme bien, que tengo que causarle buena impresión para que me respete. Si no ¿cómo vas a engañar a alguien queno te toma en serio? Es imposible.  Vamos a ver, qué me podría poner. ¿Chanel? No, demasiado serio. ¿Gucci? Demasiado de alta gama. ¿Lacoste? Demasiado deportivo para esta ocasión, aunque muy bonito. ¿Ralph Lauren? No me gusta demasiado el logo... ¿Prada? Bueno, de acuerdo. Vestido Prada entonces. Estará bien ¿no? Sí, yo creo que sí. Bueno, ya escribiré más tarde, que tengo que acapararle en un restaurante muy pijo que hay cerca de su casa.

Hasta luego

3 P.M.

Desastroso. He entrado al restaurante con mi vestido Prada y me encontrado con que ella (que estaba sentada en una mesa cerca de la puerta de entrada) llevaba exactamente el mismo que yo. Pensando que tal vez sería una manera adecuada de entablar conversación con ella, me sentado en la mesa contigua y he comprovado con desaliento que me lanzaba una mirada de desprecio. He respirado profundamente tres veces y he comenzado con el show:

-Llevas un vestido muy bonito-le he dicho con una sonrisa muy simpática y fresca.

-Gracias-me ha respondido con perfecta educación aunque muy seria y con sequedad.

-Es parecido al mío-le he dicho, sin saber como reaccionar, señalando su vestido.

-En realidad el mío es de esta temporada; el tuyo de la pasado no, la anterior-me ha contestado, con una sonrisa de burla.

-Ah, ya veo-suelto ua risita estúpida-. Alyson.

-Saralyn-dice, y me tiende la mano tras vacilar un poco. No acierto a interpretar esa vacilación y pienso, ingenuamente, que es timidez. Es desprecio. La verdad es que lo he pasado fatal porque la cosa no terminaba ahí. Me dice la muy estúpida:

-Supongo que eres mi fan y has venido a conocerme.

-Claro, ja, ja. La Gran Saralyn-he contestado yo, sin tener ni idea de lo que me estaba diciendo.

-Bueno, creo que es normal que reacciones con nerviosismo ante una futura gran estrella como yo. Todo el mundo se impresionó con mi canción del "Politono"-me ha dicho ella. Yo he conseguido reprimirme que yo era la gran cantante Alyson Fosch y que no necesitaba que alguien como ella me hablara de canciones cutres como ésa del Politono. Y luego he derramado una gota de agua sobre su vestido y me ha dicho:

-¿Qué es lo que has hecho, desgracia humana?

Eso me ha dolido. Porque me pueden llamar muchas cosas: tonta, estúpida, fea, feíta, vagabunda, adicta, ludópata, bombón y muchas cosas más. Pero nunca nadie me llama Desgracia Humana, ¿vale? Nadie en el mundo. Me voy a echar la siesta y tal vez luego buscaré qué es eso del Politono. Voy a tener mucho gusto en comérme a esa horrible criatura de media neurona.

Me voy a dormir.

Caperucita FerozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora