Los secretos de una bruja 1: El Comienzo

Primer Dia

Primer día

     El sol entraba molestosamente por la ventana, no quería levantarme, pero debía hacerlo. De mala gana me levante de la cama aun con la pijama puesta y baje a la cocina, decidí empezar el día haciendo un buen café le puse dos cucharadas de azúcar, revolví y comencé a beber, una cosa que amaba era el café y si no bebía uno por la mañana no sería yo misma el resto del día.

     Luego de beber mi café, con toda la tranquilidad que podría existir, volví a mi habitación, y me fui directo al baño, mojando mi rostro en el lavamanos para despertarme del todo. Me quite la ropa y entre en la ducha. Sentí como mis músculos se relajaban con el agua caliente, Salí y me vestí.

     Me mire al espejo apreciándome, es el primer día de clases y debía lucir bien, me vestí con una blusa azul oscuro, mi chaqueta negra, pantalón y botas del mismo color. Hace una semana me había empezado a prepararme mentalmente que empezaban las clases y el verano había terminado, pero no había funcionado del todo, porque aun no deseaba ir. Tome mi bolso y salí de mi habitación.

     Mi casa era bastante grande, de tres pisos. En la primera planta estaba la sala con la puerta principal. La cocina con la puerta trasera que daba al patio de atrás, el cual estaba conformado por una piscina. En la primera planta también estaba la puerta que daba al sótano. En la segunda planta estaba el cuarto de juegos, el gimnasio, un cuarto de invitados y un baño al principio del pasillo para las visitas. En la tercera planta está la habitación de mi padre, el ático, un cuarto vacio y mi habitación. Tanto la habitación de mi padre como la mía tenían su propio baño. Siempre he pensado que es una casa demasiado grande solo para mi padre y para mí, y pensaba lo mismo incluso cuando mi madre  vivía. Para llegar hasta mi casa, se debe pasar por la vieja carretera, lo cual a muchos de los habitantes consideran espeluznante. Así que se dice mucho de nosotros, nos creen raros y misterioso, y más cuando mi madre murió. Es un pueblo pequeño así que los rumores van y vienen rápido.

     Mire el reloj que tenía en mi muñeca derecha, eran las 06:45 AM. Iba a llegar tarde al instituto, lo sabía. Aun debía pasar a recoger a Meredit. Baje las escaleras rápidamente y teniendo cuidado de no resbalar.

     Meredit es alta, cabello liso y rojo fluorescente. Su color de cabello natural es rubio pero se lo había teñido hace dos días, dijo que quería un cambio, y darle algo de qué hablar al instituto. Ella era todo un caso, pero en definitiva una gran amiga, siempre ha estado hay para mi, así como yo para ella.

     Me monte en mi auto y acelere rápido. Las calles estaban prácticamente vacías. Estaba iniciando otoño, las hojas verdes de los arboles ya empezaban a cambiar por un color mas amarillo, y algunas empezaban a caer.

     Cruzo en la esquina para poder llegar a casa de Meredit, me sorprendió no ver a la señora Simmons sentada en su mecedora tejiendo, o dando comida a sus gatos. La señora Simmons era una mujer muy amable, aunque esta tiene su carácter. De unos 70 o 72 años, y a pesar de que su apariencia la hacía ver como la señora mayor que era, esta posee la energía de una adolecente.

     Mire hacia el cielo, tenía pinta de que llovería, nubes grisáceas y en gran cantidad. La madre naturaleza de seguro estaba triste, pensé. También había un poco de niebla y el silencio que ahora se había creado era extraño e incomodo. Te recuerda a esos silencios en las películas de miedo cuando hay un grupo de amigos y van a un lugar lejano y fuera de la civilización a pasar el fin de semana, y de pronto empiezan a morir uno por uno. Ese silencio extraño que se crea entre los personajes cuando uno de ellos descubre quien es el asesino, ese silencio se parecía mucho a este.

     Encendí la radio. Tratando de evitar el silencio.

—    Buenos días a todos los habitantes de nuestro pequeño pueblo, son las 06:30 de la mañana, y los dejo con un poco de rock alternativo —dijo la voz del locutor con demasiada alegría.