El intruso

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El intruso

—    ¿Es lindo? —pregunto Meredit luego de que le contara que había conocido a alguien.

—    Si, es muy lindo —dije mientras reía como una tonta.

—    ¿Crees que lo veraz mañana?

—    Realmente no lo se —dije para luego agregar—. tiene unos hermosos ojos, son azules, tan azules como el mar —dije haciendo una pausa—. hablando de ojos ¿te has fijado en los ojos de la profesora de historia?

—    Dirás profesor, y no. ¿Por qué me fijaría en los ojos de un hombre como él? ¿y porque tu si te fijas?

—    No seas tonta, el profesor de historia ya no está dando clases en el instituto, llego una nueva profesora, yo diría de unos 25 años, tiene los ojos violetas.

—    ¿violetas? Qué cosa más rara, pero eso explica porque le viste los ojos, no es muy común andar viendo ojos violetas por ahí y también explica el que yo no la allá visto, hoy no vi historia.

—    Eso lo explica —dije mientras tomaba un libro sobre vampiros—. bueno continuemos.

     Así estuvimos un rato, leyendo sobre vampiros o leyendo algún libro de hechicería en donde dijera algo de cómo rastrearlos o algo parecido. Meredit se veía cansada, lo sabía, podía verlo en su rostro, me empecé a preguntar si era correcto arrastrarla a que me ayudara con esto, la muerte de mi madre no era su asunto, era mío, además. Ya habíamos pasado unos cuantos meses tratando de averiguar algo, aunque sea algo pequeño, y siempre terminamos en un callejón sin salida.

—    ¡dios mío¡ ya no puedo seguir leyendo sobre vampiros, esto me harta —dijo mientras cerraba el libro y lo ponía en la mesita de noche—. vamos Ashlee, suelta ese libro, vamos a hablar, tratemos de tener una vida más normal.

—    Nosotras no somos normales.

—    Lo sé, pero solo estoy sugiriendo que sería bueno preocuparnos por otra cosa.

—    ¿Cómo qué?

—    No lo sé. Las chicas normales se preocupan por el baile de bienvenida que esta próximo.

—    ¿en serio quieres ser una de esas chicas?

—    No, pero…

—    ¿entonces porque sugieres algo como eso? —dije interrumpiéndola.

—    No quiero ser una de esas chicas Ashlee, pero me gustaría preocuparme por otras cosas.

—    ¿por cosas más sencillas?

—    Exacto, ya estoy harta de esto — dijo señalando los libros de hechicería.

—    ¿de ser bruja?

—    Si. Ya estoy harta del abracadabra.

—    Meredit tu sabes que no puedes cambiar lo que eres —dije recordándole lo obvio.

—    Lo sé. Sé que no puedo cambiar el hecho de que soy una bruja, pero quiero un poco de tranquilidad.

—    ¿un descanso? —sugerí.

—    Si. Un descanso.

—    Pero tú sabes que todo empeorara cuando cumplamos 18.

—    Exacto. Por eso quiero un descanso, antes de que venga la ceremonia, y todo eso.

—    ¿tú en serio necesitas eso?

—    Si. Y mucho. Cuando cumplamos 18, vamos a ascender, todo será peor.

Los secretos de una bruja 1: El ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora