ELENA´S POV
— Lo siento, aún no supera la fase de los besos —hice un mohín con los labios. Will me miró con una sonrisa burlona en su rostro. No le dije que Ayleen aún no daba su primer beso, pero no por bondad, sino porque luego podría usar ese pequeño secreto para chantaje, o únicamente para joderle la vida.
— ¿Seguimos? —preguntó él mirándome con picardía.
Puse los ojos en blanco y caminé hacia la puerta, comunicándole que si no se iba lo echaba a patadas. Más tarde iba a hablar con mi hermana para decirle que dejara de impedirme la intimidad con mi novio.
Una vez que Will se fue, subí con fuertes pisadas hasta la habitación de Ayleen, abrí la puerta y la encontré con su block de dibujo en las manos. Sobresaltada, levantó la vista hacia mí y puso lo que dibujaba a un lado.
— ¿Se puede saber por qué no me dejas estar en paz con mi novio? —le grité, haciéndola sentir pequeña e indefensa— Que la envidia no te corrompa. Puede que tengamos el mismo rostro, renacuaja, pero yo tengo algo que tú no —entorné los ojos y con todas mis fuerzas grité—: ¡UNA VIDA!
Cerré de un portazo y bajé las escaleras con toda la calma del mundo. Probablemente ella estaría llorando desconsolada. En el pasillo me encontré con el espejo y miré, como siempre en 16 años, un rostro idéntico al de Ayleen. Golpeé a la chica ahí reflejada, partiendo el cristal en mil pedazos.
Minutos después escuché música proveniente de arriba y gruñí. Mi hermana escuchaba música basura. Que Green Day, que My Chemical Romance, que Aerosmith, que Nirvana. Un montón de nombres sin sentido y letras para deprimidos. Fui a mi habitación y saqué un blusa escotada negra, junto con una pequeña falda y botas de tacón. Me maquillé fuertemente y con mi bolso en la mano, salí al centro comercial con las típicas miradas adornando mi entorno. Aún no se acostumbran a ver tanta belleza, pensé mientras abría la puerta de mi Saab y me acomodaba en el asiento del conductor. Miré la hora: 4:52. Conducí al centro comercial donde ante la mirada de desprecio y envidia de las vendedoras, compré todo lo que ellas no podían. El dinero nos nos hacía falta. Con la mujer a la que debía llamar madre trabajando y mi padre desde Irlanda enviando una considerable cantidad de dinero para las tres, podíamos darnos cualquier lujo. Las otras dos ahorraban, una para emergencias y la otra para la universidad. Patrañas. Siempré dije que la vida había que aprovecharla con lo que llegara, si era ahora, se hacía ahora. Mi futuro me traía sin cuidado, todo estaba hecho después de un "arreglito" con el hijo del decano de una de las Universidades de Londres.
El tiempo pasó volando y ya eran las ocho. Volví a casa y la encontré como la dejé, excepto que ya los trozos de vidrio del espejo no estaban.
— ¿Se puede saber qué significa esto, Elena? —preguntó mi madre señalando furiosa lo que quedaba en el marco del espejo.
— ¿Qué te parece que es, Beatrice? —le respondí imitando su tono con sorna— Es un espejo, o bueno, era.
Ella entornó lo ojos mientras yo levantaba una ceja. Suspiró, exaperada, y se fue de la sala subiendo las escaleras. Yo me limité a ir a mi habitación y a ponerme uno de los pequeños vestidos que había comprado ese día. Calzada con tacones, caminé hacia el comedor. Ahí estaban mi madre y Ayleen hablando y riendo. Cuando notaron mi presencia (como si se pudiera evitar saber que estoy ahí) simplemente me miraron de pies a cabeza y reprimieron una carcajada. Tomé el servilletero de plástico que descansaba en la mesa y lo lancé cerca de Ayleen, haciendo que rebotara y cayera a un lado de mi hermana. Se puso pálida, o eso me pareció a mí.
— Estás castigada —sentenció mi madre— No sólo por esto, sino por lo del espejo. ¿A dónde crees que vas?
— Me voy a una discoteca, o antro, como quieras llamarlo. No me esperen despiertas —caminé a grandes zancadas hasta la puerta, al abrirla el aire frío me hizo cerrar los ojos. Escuché como Ayleen le decía a mi madre que hiciera algo al repecto, pero ella en respuesta le dijo: "Es caso perdido".
Cerré fuertemente la puerta, entré a mi auto y conducí hacia cualquier club nocturno. El guardia no me quería dejar pasar.
— Nos vemos en un rato... si me dejas pasar —ronroneé cerca de su oído. Se hizo a un lado con un "adelante, señorita". Chasqueé la lengua con deleite mientras me adentraba en la multitud de jóvenes eufóricos. Las miradas de los interesados no tardaron el llegar a mí. Me deslicé hacia la barra y pedí la bebida más fuerte que tuvieran. No sé que era, pero una vez llegó a mi boca, pedí otras tres. Sentía que el mundo me daba vueltas, y todo se veía más colorido. Un chico de cabello rubio se sentó a mi lado. Parecía fuera de lugar.
— ¿No bailas, muñeco? —le pregunté mordiendo mi labio y acercándome a él. Tenía un piercing negro de aro en su labio inferior, y a pesar de la oscuridad, se veían unos ojos azules.
— No —respondió con seriedad.
— Entonces no sé para qué vienes a este lugar si no es para pasarla bien.
— Vine para acompañar a un primo, odio estos lugares.
— Por amor a Dios, eres igual de amargado que alguien que conozco... —claro que me refería a Ayleen.
El chico rodó los ojos y se levantó. No dudé en seguirlo dando trompicones. Él aceleró el paso y se perdió entre la multitud. El guardia de hace un rato apareció de la nada tomándome por la cintura y pegándome a él. Hice una mueca de asco e intenté apartarlo.
— Tú me debes algo —dijo mientras me arrastraba al pasillo de los baños. Empezó a besar y succionar la piel de mi cuello. De nuevo, forcejeé para elejarlo, pero fue en vano. Una chica más borracha que yo pasó cerca y el guardia, sin parar su acto, tomó el vaso que ella sostenía — Bebe, ahora —ordenó y me embutió el líquido en la boca sin darme oportunidad de escupirselo, pues presionó sus labios contras los míos. Todo se empezó a distorsionar y él me llevó hacia el baño de hombres, hacia una de las cabinas. Lo último que escuché fue un "esto va a valer la pena". Y mucho, mucho dolor.
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Me siento como la peor persona del mundo sin subir capítulos, ¿saben? Por eso, cada vez que me demore mucho, subiré dos en un día. O trataré. Si incumplo tienen derecho a golpearme (virtualemente, equisde). ¡No olviden comentar! La que quiera dedicatoria, avisa. Procuro hacer los capítulos más largos.
#pobreservilletero #pobreespejo #pobreAyleen #pobremamá #Elenasiguesiendoperra #OMFGeselchicorubio #guardiaviolador
Lots of love.
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I Miss You | l.h |
Non-FictionAyleen y Elena son gemelas, y como en todo cliché, son completamente opuestas. La una es un cubo de azúcar, tímida y amable, refugiada en su música, el arte y los libros. La otra es la representación del mal, egoísta, grosera pero con profundos secr...