AYLEEN´S POV
Después de recoger el servilletero caído, fui a mi cuarto a dormir. Claramente, no pude, pues me dediqué a mirar las manchas del techo. Pasé aproximadamente dos horas viendo que forma tenían y de qué color eran. Sí, el aburrimiento me mataba. Encendí la lámpara de mi tocador y me puse a leer.
— Lo bueno de la caja que me has dado es que por la noche le servirá de casa.
— Sin duda. Y si eres bueno te daré también una cuerda y una estaca para atarlo durante el día.
Esta proposición pareció chocar al principito.
— ¿Atarlo? ¡Qué idea más rara!
— Si no lo atas, se irá quién sabe dónde y se perderá…Mi amigo soltó una nueva carcajada.
— ¿Y dónde quieres que vaya?
— No sé, a cualquier parte. Derecho camino adelante…Entonces el principito señaló con gravedad:
— ¡No importa, es tan pequeña mi tierra!
Y agregó, quizás, con un poco de melancolía:
— Derecho, camino adelante… no se puede ir muy lejos.
Estaba releyendo El Principito cuando oí el ruido de la puerta principal abriéndose estrenduosamente. Aparté las cobijas de un tirón y bajé silenciosamente las escaleras para encontrarme con una Elena completamente destrozada. Su pequeño vestido blanco estaba roto en algunas partes y manchado de sangre en la parte baja. Su maquillaje estaba corrido y su cabello despeinado. Bajé corriendo los últimos escalones y me arrodillé a su lado. Levantó la vista. Obviamente estaba borracha.— ¿Qué te pasó? —le pregunté. No le pregunté si estaba bien, era obvio que no lo estaba.
— Ese... hombre —rompió a llorar con fuerza —él...me...
No pudo seguir. Fui a la cocina y llené un vaso de agua, volví con ella y se lo entregué.
— Elena, estás borracha —sonreí— Ve a dormir, y mañana, si recuerdas algo, me lo cuentas. ¿Te parece?
Ella asintió como una niña pequeña. Negué con la cabeza. Mi hermana, la ruda, la mala, la desgraciada, ahora estaba en un estado deplorable. Obvio, estaba ebria y a la mañana siguiente no lo recordaría, pero un montón de ideas se me pasaron por la mente. Hacerla pasar un mal rato, grabarla. Con mis dientes trapé mi labio inferior con nerviosismo. La miré de nuevo y se me ablandó el alma. ¿Qué clase de persona era? Elena estaba mal y en lo único que pensaba yo era en hacerle maldades. Vaya hermana. Le tendí una mano y la guié hasta su habitación. Se acostó en la cama aún con el vaso en las manos y me fui a dormir. Como hace unas horas, tampoco pude. Lo que le había pasado a Elena me estaba comiendo viva, y si cerraba los ojos, unos labios con un piercing aparecían en mi mente. Contemplé una vez más las manchas del techo, y sumida en mis confusiones, pude dormir.
Al otro día...
Me levanté sobresaltada por unos fuertes sollozos. ¿Qué día era? ¡Martes! ¡La escuela! Me metí a la ducha a toda velocidad, al salir me puse el uniforme y pasé un cepillo por mi cabello. La puerta de la habitación de Elena estaba entreabierta y se le podía ver a ella golpeando desesperadamente sus pies. Levantó sus ojos hacia mí y me fulminó con la mirada, indicación de que me largara. Tomé una taza de café con pan, me lavé los dientes y fui a toda velocidad en la bicicleta. Con suerte llegaba antes de que sonara el timbre. Pero gracias a la velocidad a la que iba, llegué en quince minutos y pude tomar mis libros del casillero con toda la calma del mundo. Mientras lo hacía, el chico rubio llegó jadeando a su casillero, a mi lado, para cerrar sus preciosos ojos por un momento y luego clavarlos en mí.
— ¿Estás bien? —pregunté preocupada al notar su acelerada respiración.
— Eh... sí, sí —respondió asintiendo con la cabeza— Estoy bien, gracias.
Sonreí y él hizo lo mismo.
— Mmm... ¿sabes dónde queda la clase del señor Todd? —preguntó abriendo su casillero al tiempo que yo cerraba el mío.
— Voy un salón a la izquierda, ¿vamos los dos? —le respondí tratando de mostrar indiferencia. Por dentro parecía la celebración del 4 de Julio.
— Claro —el amplió su sonrisa y cerró su casillero— Por cierto, me llamo Luke.
— Ayleen —comencé a caminar. Luke me miró extrañado.
— Siento que te vi no sé... alguna vez. O te pareces a alguien —me dijo.
— ¿Ese alguien era rubia y con exceso de maquillaje?
— Ajá.
— Mi hermana —reí levemente— ¿Dónde la conociste?
— En la discoteca, anoche —negó con la cabeza— Estaba muy borracha.
— Vaya... sí, eso lo sé, pero ¿sabes si le pasó algo raro?—pregunté recordando el espectáculo de Elena.
— Después de huir de ella vi que un hombre, creo que uno de los guardias, se la llevaba.
Fruncí el ceño. ¿Se había metido en problemas? En menos de lo que pensé ya estábamos en frente de el salón de su clase correspondiente.
— Yo.. eh... ¿nos vemos luego? —pregunté sonriendo. Él sólo asintió y entró a clase. Hice lo mismo.
Las clases pasaron lento, nos habían puesto algunos deberes y apenas era la tercera hora. En el almuerzo, divisé una mesa desocupada y me apresuré a sentarme en ella. Comí mi comida en silencio, y sola como siempre. Al mirar a mi al rededor vi a Luke sentado con sus amigos. Todos reían, menos él. Me hubiera gustado oír su risa.
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¡Hola bola! En la multimedia les dejé la foto de las gemelas, ya ustedes sabrán cuál es cuál. Este capítulo se lo dediqué a una personita muy kúl que al igual que yo es un unicornio y voy a tener hijos con Luke Hemmings. Recuerden comentar y votar, todo lo aprecio muchísimo. Perdón si está cortito el cap, no ando con mucha inspiración.
#mequieroviolaraLucas #amoelprincipito #noséquemásponer #denmeideasdehashtagshijasdesumamáysupapá
With love, Cannxbal.
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I Miss You | l.h |
Non-FictionAyleen y Elena son gemelas, y como en todo cliché, son completamente opuestas. La una es un cubo de azúcar, tímida y amable, refugiada en su música, el arte y los libros. La otra es la representación del mal, egoísta, grosera pero con profundos secr...