AYLEEN´S POV
Corrí hasta que las piernas literalmente me ardían. ¿Dónde estaba? Ni idea. Miré a mi alrrededor. Un parque, lleno de niños gracias a la hora que era. Todos vestían el uniforme, rojo.
Negué con la cabeza y me tapé los ojos a la vez que sentía como las lágrimas venían. ¿Por qué él?
Pensemos un momento, querida genio.
What.
Ajá, yo. En primer lugar, NADIE, aparte de tu familia sabe lo que te pasa. ¿Por qué él habría de saber? Eso tiene menos sentido que Louis Tomlinson sin trasero.
Bueno, yo...
No, tú nada, deja de ser idiota y piensa con lógica. Conoces a tus únicos amigos como desde hace una semana o menos, no la cagues.
Y ese fue el momento en el que mi subconsciente era una Elena pero más... amable, creo.
Pero también fue el momento donde me di cuenta de lo mazoquista que estaba siendo, torturada por mi propia mente. No era la primera vez que pasaba.
Me levanté con la vista fija en el suelo. ¿Por qué, cuando las cosas estaban mejorando, siempre pasaba algo así? El destino no me quería ver feliz. Las lágrimas nublaron mis vista y caminé lentamente hasta que choqué con algo. Una casita de madera donde había un tobogán, escaleras, una pequeña malla para escalar y un mini túnel para que lo niños jueguen. Agradecí que aquel juego estuviera tan viejo que de los colores que antes lo adornaban ya quedaba sólo el amarillo que en unos meses y unas cuantas lluvias más se desvanecería.
Me senté en la pequeña escalera de madera y puse de nuevo mis manos en mis ojos. Mi cabeza fue cayendo hasta dar con una de los asideros laterales de la escalera, y sentí un pequeño y momentáneo dolor. Hice una mueca y descubriendo mi rostro golpeé una y otra vez el asidero con el dorso de la mano. Lo hice hasta que mi mano estuvo roja, la miré, y seguí golpeando hasta que dejé de llorar de tristeza, ahora era por dolor.
Elena tenía razón. Yo era una inútil, un error, una buena para nada, inservible, idiota, estúpida, tonta y todo lo que ella me dijo siempre. Era verdad. Ella tenía razón. Ella siempre tenía razón.
ELENA´S POV
Yo siempre tenía razón. Eric Douglas era ahora el más deseado por todas y todos. Por tanto, yo seguía siendo la reina, la que siempre tiene al chico y la que no le importa nada que no sea ella. El día después de ganarme a Douglas no vi a Ayleen en la mañana, di por sentado que la muy nerd se había ido temprano. Aunque el día anterior tampoco la vi llegar a casa, ni su música me taladró los oídos. Entré taconeando a la escuela recorriendo con la mirada todo el pasillo para poder encontrar la castaña cabellera de mi hermana. El problema era que la mayoría en esta escuela eran castañas, y el uniforme no ayudaba. Suspiré exasperada y caminé hasta su casillero, pero ahí sólo se encontraba el idiota de Luke.
— Hoy no es mi día de suerte, ¿eh? —dijo al notar mi presencia mientras sacaba sus libros. Se giró hacia mí— ¿Qué quieres?
— ¿Haz visto a Ayleen? —dije sin rodeos.
Él frunció el ceño.
— Tú deberías saberlo —dijo.
— Tú eres su amigo.
— Tú eres su hermana.
— Tú le gustas.
— ¿Qué? —sus ojos casi se salen de órbita.
— No me digas que no lo habías notado —lo miré incrédula. Ese chico era algo lento.
— Eso es una estupidez —negó con la cabeza— Habla con Tony, él debe saber algo.
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I Miss You | l.h |
Non-FictionAyleen y Elena son gemelas, y como en todo cliché, son completamente opuestas. La una es un cubo de azúcar, tímida y amable, refugiada en su música, el arte y los libros. La otra es la representación del mal, egoísta, grosera pero con profundos secr...