Capítulo 17.- Acompáñame a dar un paseo

407 55 27
                                    

Estuve muy ausente por la muerte de mi mejor amiga, así que aprovechando que Waldo estaría con Penélope porque no iría a trabajar, decidí ir a mi casa para calmar a Julio, que ya me había hablado por teléfono varias veces

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estuve muy ausente por la muerte de mi mejor amiga, así que aprovechando que Waldo estaría con Penélope porque no iría a trabajar, decidí ir a mi casa para calmar a Julio, que ya me había hablado por teléfono varias veces. Estaba muy celoso y enojado porque no estaba con él, atendiéndolo como una buena esposa.

Llegué a mi casa y lo primero que vi, fue el desastre que tenía Julio en la sala de estar, lo llamé y ni siquiera me contestó.

Yo fui decidida a hablar con él, y me molestó que no se dignara contestarme nada o saliera a verme.

Supuse que estaba borracho y dormido en la habitación, por lo que alcé mi voz un poco más. La casa estaba oscura, tenía todas las ventanas y cortinas cerradas; donde empecé a caminar pateé latas de cerveza en el suelo, también había ropa sucia en los muebles.

Más molesta, fui a nuestra habitación y él no estaba, deje mi bolso para inmediatamente ir a la cocina por unas bolsas de basura para comenzar a limpiar el desastre en la casa, ya se me habían pasado las ganas de querer hablar con él.

Cuando llegué a la cocina, creo que él andaba por ahí, pues escuché el ruido de la llave del lavamanos, estaba abierta y ahora que lo pienso con más calma, cuando yo llegué a la casa no había escuchado ese sonido; estiré mi mano para cerrarla y de pronto sentí una bolsa gruesa y oscura en mi rostro, cubría toda mi cabeza.

El plástico no me dejaba respirar porque tapaba mi boca, mi nariz, ni siquiera podía abrir bien los ojos o gritar por auxilio. Todo pasó muy rápido, no supe reaccionar para defenderme.

Julio no me dijo nada, ni una palabra, o si la dijo no lo escuché por la bolsa en mi cabeza. Sentí el terror más grande de mi vida, él me había golpeado en otras ocasiones pero siempre me gritaba cosas feas o me insultaba, y ahora su silencio me hizo sentir tanto miedo, sentí que quería matarme de verdad y yo no podía hacer nada para evitarlo. No encontré fuerza en mis manos, ni en mi cuerpo, estaba como paralizada del miedo, no puedo describir lo desesperada que me sentí, de no poder respirar.

Lo tenía a mi espalda, entonces hice un gran esfuerzo por empujarnos hacia atrás, pensando que si caíamos al suelo, tal vez podría escaparme, pero fue peor, porque solo conseguí que golpeara mi cabeza contra la pared.

El golpe me hizo sentir desorientada, adolorida, débil. Como si su intención fuera romper mi cabeza.

Aún con la bolsa, me tenía por el cabello y me golpeó así varias veces, sentí incluso la sangre que trataba de salir por mi nariz, pero ya no podía razonar bien lo que pasaba, el dolor era muy grande y estaba mareada, desesperada pensando que iba a morir de una forma horrible, sin poder respirar y a manos del hombre que alguna vez amé tanto.

Me niego a morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora