Capítulo 11.- Confía en mi

467 59 25
                                    

-No sé qué voy a hacer para ayudar a mi hija

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-No sé qué voy a hacer para ayudar a mi hija. Estoy muy preocupado -Waldo, dio un sorbo a la taza de café en su mano-. No voy a llevarla a la escuela por hoy, necesito hablar con su maestra primero.

Estaba en la cocina de su casa, platicando con Alondra, eran a penas las seis de la mañana de un día nuevo.

-Creo que deberías llevarla al cementerio, poco a poco irá entendiendo que su mamá se ha ido. Es tan solo una niña Waldo, no puedes esperar que asimile todo tan rápido.

La joven estaba sentada en una silla frente a Waldo, terminando su bebida, era un té de manzanilla.

-No sé, Alondra. Te aseguro que ya no sé qué hacer. Estoy perdido.

-Eres un hombre fuerte e inteligente Waldo, lo harás bien.

Alondra se puso de pie y se despidió del joven médico.

-Aprovecharé que estarás con Penélope todo el día para ir a mi casa, mi esposo está muy enojado conmigo pues dice que no lo atiendo y está muy celoso de ti. Debo hablar con él.

-Alondra, voy contigo.

-No, para nada. No es necesario Waldo, estaré bien.

-Pero él es violento, temo por ti.

-En serio, estaré bien. Él ya sabe que esta es la última vez que le perdono sus malos tratos. Casi suplicó una última oportunidad, sé que me ama, solo necesita ayuda con su mal carácter.

-Si me necesitas...

-No te preocupes, te hablaré si te necesito.

Alondra se retiró de allí y Waldo. Subió a su habitación para prepararse para salir al cementerio junto con su hija.

Veinte minutos después, Alondra llegó a su pequeña casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Veinte minutos después, Alondra llegó a su pequeña casa.

-¿Julio? ¿Estás en casa?

Al entrar, buscó a su esposo con la mirada pero no estaba a la vista. Suspiró cansada al ver el desastre que tenía en su pequeño hogar.

Me niego a morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora